◆ “Qui pregunta ja respon, qui respon també
pregunta.” 1. — Raimon Pellegero
El conjunto de fenómenos político-sociales que vivimos desde
hace ocho años en España aparece habitualmente ante nosotros como una sucesión
de hechos puntuales desencarnados del proceso histórico y de la totalidad en
que se inscriben. Esta situación nos lleva a transitar de manera bipolar y
permanente entre el entusiasmo desaforado y el estado de shock. Circulamos bipolarmente entre el entusiasmo desmesurado por
el 15 M y la sospecha de que su ciclo de movilización quizás se esté agotando.
Nos movemos entre el subidón por el éxito de las Marchas de la Dignidad y la
depresión por las dificultades actuales para re-articular la movilización
social. Oscilamos entre la euforia por los resultados electorales más altos que
nunca ha tenido en España una izquierda que proclama que superará el régimen
del 78 y el desengaño porque esos resultados no cumplen las expectativas que
esa misma izquierda se había propuesto o creído.
Nos enfadamos con la liquidación de Pedro Sánchez [líder del Partido Socialista Obrero Español, PSOE], porque queremos creer en la ilusión de que él era una esperanza para el cambio. No logramos comprender el éxito electoral de la derecha en las autonómicas en Galicia o en Euskadi, ni el hecho de que el PP aún conserve siete millones de votos a pesar de la crisis y la corrupción. Como consuelo ante lo inexplicable solemos acudir al insulto y la descalificación de los votantes de la derecha, sin tratar de comprender qué sociedad civil organizada, qué cultura material de vida y qué sentido común expresan esas victorias electorales del enemigo. Y comprender es imprescindible para transformar. ¿Cómo disolver el frente del adversario, cómo actuar para dispersar, dividir y en su caso, agregar a nuestras filas a las bases sociales del enemigo?
En fin, los ejemplos sobran y el espacio de este texto
desaconseja seguir con la lista y aún menos, matizarla. Quedémonos con el trazo
grueso.
Entre la lechuza de Minerva y la filosofía de la praxisPara salir de este bipolarismo cognitivo y emocional quizás sería más rentable hacer como la lechuza de Minerva, que como decía Hegel, sólo levanta el vuelo al anochecer. Es decir sólo puede comprender el conjunto del proceso después de que el mismo se haya desplegado totalmente. Esperar y ver sería la consigna.
Pero no. Nuestra militancia (la tuya y la mía, amigo lector)
es activa y operante, es pasión, es emoción y sentimiento, además de razón
teorética. Es decir cumplimos de sobra con todas la condiciones necesarias
enumeradas por Gramsci para comprender y saber [2]. Sin embargo, conviene recordar
que el mismo Gramsci nos advertía: "... podemos prever
"científicamente" sólo la lucha, pero no los momentos concretos de
ésta, que no pueden sino ser resultado de fuerzas contrastantes en continuo
movimiento, no reducibles nunca a cantidades fijas, porque en ellas la cantidad
se convierte continuamente. Realmente se "prevé" en la medida en que
se actúa, en que se aplica un esfuerzo voluntario y con ello se contribuye
concretamente a crear el resultado "previsto".[3]
En la literatura y en las intervenciones políticas de la
izquierda actual se suele usar y abusar del concepto bloque histórico. Este
breve texto solo pretende llamar la atención sobre la necesidad de evitar el
habitual uso impropio de un concepto clave de nuestra tradición. Mi primera recomendación
es usarlo con mesura y dejar de ampliar tanto su significado. So pena de acabar
despojándolo de todo sentido.
Conviene entender que el concepto gramsciano de Bloque Histórico tiene sobre todo un carácter histórico y analítico. En lo analítico el concepto de Bloque Histórico sirve para superar la dicotomía entre estructura y superestructura presente en el marxismo economicista: “La estructura y las superestructuras forman un "bloque histórico", es decir el conjunto complejo y discordante (contradictorio) de las superestructuras son el reflejo del conjunto de las relaciones sociales de producción... El razonamiento se basa en la reciprocidad necesaria entre la estructura y la superestructura (reciprocidad que es precisamente el proceso dialéctico real). [4] No errar en esta cuestión es un asunto clave, estratégico, por decir así.
En lo histórico el concepto Bloque Histórico nos ayuda a acercarnos y, en su caso, a comprender la complejidad de la totalidad social en una determinada formación histórico-social. Añadamos que el concepto de Bloque Histórico no puede separarse ni comprenderse al margen del concepto de hegemonía, y ninguno de los dos puede separarse de la concepción del Estado como Estado ampliado o integral. “En política, el error proviene de una comprensión inexacta del Estado en su sentido integral: dictadura más hegemonía”. Y para decirlo en pocas palabras el estado integral incluye, además del aparato administrativo y represivo la cultura material de vida (ethos) de sus gentes y sus normas de vida (nomos). Añadamos que, para Occidente, Gramsci señalaba la identidad entre sociedad civil y sociedad política.
A qué llamaba Gramsci Bloque HistóricoMuchos suelen confundir el Bloque Histórico con las propuestas electorales o, en la mejor versión de ese uso impropio del concepto, con las alianzas sociales de carácter estratégico a las que en ocasiones se denomina bloque social o bloque histórico.
Conviene entender que el concepto gramsciano de Bloque Histórico tiene sobre todo un carácter histórico y analítico. En lo analítico el concepto de Bloque Histórico sirve para superar la dicotomía entre estructura y superestructura presente en el marxismo economicista: “La estructura y las superestructuras forman un "bloque histórico", es decir el conjunto complejo y discordante (contradictorio) de las superestructuras son el reflejo del conjunto de las relaciones sociales de producción... El razonamiento se basa en la reciprocidad necesaria entre la estructura y la superestructura (reciprocidad que es precisamente el proceso dialéctico real). [4] No errar en esta cuestión es un asunto clave, estratégico, por decir así.
En lo histórico el concepto Bloque Histórico nos ayuda a acercarnos y, en su caso, a comprender la complejidad de la totalidad social en una determinada formación histórico-social. Añadamos que el concepto de Bloque Histórico no puede separarse ni comprenderse al margen del concepto de hegemonía, y ninguno de los dos puede separarse de la concepción del Estado como Estado ampliado o integral. “En política, el error proviene de una comprensión inexacta del Estado en su sentido integral: dictadura más hegemonía”. Y para decirlo en pocas palabras el estado integral incluye, además del aparato administrativo y represivo la cultura material de vida (ethos) de sus gentes y sus normas de vida (nomos). Añadamos que, para Occidente, Gramsci señalaba la identidad entre sociedad civil y sociedad política.
Además, el concepto de Bloque Histórico está estrechamente
vinculado al concepto de organicidad: la relación entre modo de producción,
cultura material de vida, ideología dominante, instituciones del estado y de la
sociedad es una relación orgánica. La organicidad nos permite evitar el error
común de deducir mecánicamente la revolución democrática de la crisis
económica. Una crisis sólo plantea y permite la aparición de un nuevo Bloque
Histórico si deviene en crisis orgánica. Es decir si las relaciones de
reciprocidad entre las diversas partes del Bloque Histórico se desajustan, se
desagregan por medio de grandes conmociones sociales. Una de ellas puede ser el
ascenso de la movilización y de la activación de las grandes masas, como
sucedió en el periodo 1965-1976. Pero mientras la crisis se mantiene en su
carácter simplemente económico-corporativo lo máximo que se puede esperar es un
cambio de régimen de dominación política a través de una revolución pasiva. Una
revolución pasiva como la que creó el régimen español de 1978.
Finalmente, recordemos que para Gramsci el Bloque Histórico está
cimentado en la relación orgánica entre intelectuales y pueblo-nación, entre
dirigentes-dirigidos, o lo que es lo mismo entre gobernantes-gobernados. Un
brillante intento por parte del comunista sardo por describir esta cimentación
del Bloque Histórico mediante los intelectuales la encontramos en su ensayo
sobre la cuestión meridional.
Un conocimiento masivo por parte de los comunistas del
dispositivo conceptual forjado por Gramsci en los duros años de la cárcel sería
necesario para evitar la situación bipolar que describo más arriba.
Una clarificación conceptual de ese tipo, de concretarse en
el pensamiento y en la acción de los comunistas nos permitiría esbozar
respuestas a preguntas tan acuciantes como: ¿estamos ante una crisis orgánica
del Bloque Histórico español creado durante la transacción de 1978? O más bien,
¿estamos ante una crisis económica que hasta el momento solo ha producido
respuestas económico-corporativas fáciles de re-normalizar y controlar por
parte del bloque dominante? ¿Cuales son las tareas de carácter estratégico que
debemos priorizar con el fin de crear esas alianzas sociales y una nueva
cultura material de vida? ¿En qué medida están tejidas las alianzas de clases
necesarias para la emergencia de un nuevo bloque histórico? ¿Corremos el peligro
de una nueva revolución pasiva, como en la transacción de 1978? Si este es el
caso ¿qué hacer para tratar de revertir esa tendencia?
La longitud de este texto no permite abordar un cuestionario
que me parece muy urgente. Sin embargo, amigo lector, ¿no te parece que quien
pregunta, de alguna manera ya responde?
Notas
1. Quien pregunta ya responde, quien responde también
pregunta”, Raimon Pellegero, letra de la canción “Qui pregunta ja respon”, http://goo.gl/XgtkqS
2. Antonio Gramsci, Cuaderno Nº 11 § <67> Paso del saber al comprender, al sentir y viceversa, del sentir al comprender, al saber. Cuadernos de la Cárcel, Ediciones Era / Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 1999. Tomo IV. En: http://www.elsarbresdefahrenheit.net/ca/index.php?view_doc=43
3. Antonio Gramsci, Cuadernos de la cárcel, Tomo 4, México, Ediciones Era / Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 1999.
4. Antonio Gramsci, Ob. cit., Cuaderno 8, § <181>. Tomo III. 181>67>
2. Antonio Gramsci, Cuaderno Nº 11 § <67> Paso del saber al comprender, al sentir y viceversa, del sentir al comprender, al saber. Cuadernos de la Cárcel, Ediciones Era / Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 1999. Tomo IV. En: http://www.elsarbresdefahrenheit.net/ca/index.php?view_doc=43
3. Antonio Gramsci, Cuadernos de la cárcel, Tomo 4, México, Ediciones Era / Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 1999.
4. Antonio Gramsci, Ob. cit., Cuaderno 8, § <181>. Tomo III. 181>67>
Notas de lectura
El lector puede encontrar una amplia bibliografía de
Antonio Gramsci en la biblioteca virtual de Espai Marx: Els Arbres de
Fahrenheit.
[También puede consultar en MontiRed Biblioteca Digital, que ofrece un amplio y variado contenido sobre Gramsci. Nota del Editor]
Para una interpretación de la historia de España como una sucesión de tres revoluciones pasivas véase: Joaquín Miras y Joan Tafalla, La izquierda como problema, Barcelona, El Viejo Topo, 2013.
Para el concepto de Bloque Histórico se puede consultar con provecho dos obras que sin embargo divergen un poco en su interpretación:
Christine Buci-Glucksmann, Gramsci y el estado, Madrid, Siglo XXI, 1978.
Hugues Portelli, Gramsci y el bloque histórico, Buenos Aires, Siglo XXI, 1974.
[También puede consultar en MontiRed Biblioteca Digital, que ofrece un amplio y variado contenido sobre Gramsci. Nota del Editor]
Para una interpretación de la historia de España como una sucesión de tres revoluciones pasivas véase: Joaquín Miras y Joan Tafalla, La izquierda como problema, Barcelona, El Viejo Topo, 2013.
Para el concepto de Bloque Histórico se puede consultar con provecho dos obras que sin embargo divergen un poco en su interpretación:
Christine Buci-Glucksmann, Gramsci y el estado, Madrid, Siglo XXI, 1978.
Hugues Portelli, Gramsci y el bloque histórico, Buenos Aires, Siglo XXI, 1974.
![]() |
http://www.mundoobrero.es/ |