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Louis Althusser ✆ A.d. |
Cuanto más lo veo, más me convenzo, por cierto que a mi pesar, de que no soy un filósofo. Y sin embargo, sería necesario serlo, porque serlo es, en adelante, posible y necesario. Pero, no lo seré yo. Sé demasiado poco, y ya no tengo tiempo de aprender. Yo soy un agitador político en la filosofía. Sin duda que también hace falta agitadores, para abrir vías. Otros, más jóvenes, mejor equipados de conocimientos de todo género, serán el filósofo que yo no pude ser.3
Por tanto, “este” Althusser pretende hacer de Maquiavelo –es
decir, de alguien que manifiestamente no es un filósofo en sentido tradicional–
justamente un filósofo o, al menos, un teórico. Maquiavelo es ajeno al mundo de
los conceptos “clásicos” de los filó-sofos: de este modo se abre el curso de
1962, el primer escrito que le dedica4. A su pensamiento –aquí está la
paradoja– que “rezuma” sentido teórico, los filósofos le niegan cualquier
alcance teórico. Y es aquí donde empieza el desafío. Esto plantea la necesidad
–dice Althusser– de redefinir nada menos que la “naturaleza misma” del objeto
teórico en los clásicos: