
Antonio José
Domínguez | Después de una época en la que la obra
de Antonio Gramsci fue objeto de discusión, referencia y estudios –las
publicaciones y congresos sobre su obra en todo el mundo occidental en los años
setenta y ochenta hegemonizaron muchos de los debates sobre marxismo– hoy día,
su obra merecería la atención en un momento de crisis donde, como él decía, a
lo nuevo le cuesta emerger sobre lo caduco de lo viejo y donde sus categorías
como el historicismo, el bloque hegemónico o el llamado intelectual orgánico
nos clarificaría o desvelaría muchas de las cuestiones que han surgido después
de la caída del Muro, el derrumbe del bloque comunista y la supremacía de las
tesis neoliberales, así como la función de los partidos marxistas en las
llamadas democracias.