► Pero aún más
importante que la influencia de Althusser fue mi lectura en profundidad de la
obra de Gramsci
► Gramsci proveía
un nuevo arsenal de conceptos –guerra de posición, voluntades colectivas,
liderazgo intelectual y moral, Estado integral y, sobre todo, hegemonía
Ernesto Laclau |
A los efectos de entender el contexto inicial de mi intervención
teórica, debemos remontarnos a la compleja historia de la Argentina de los años
sesenta. En 1955, un golpe militar conservador había derrocado al gobierno
popular establecida y perduraría por los siguientes dieciocho años. Digo más o
menos institucionalizada porque períodos de gobierno formalmente liberal
(elecciones, etc.) alternaban con otros de ejercicio militar directo del poder;
pero digo también dictadura porque, a fin de cuentas, aun cuando gobiernos
civiles estaban a cargo del Poder Ejecutivo, ellos habían sido elegidos sobre
la base de la proscripción del peronismo, que era por lejos el partido de masas
mayoritario del país. En los años sesenta, esta dictadura institucionalizada
comenzó a mostrar crecientes fisuras y fracturas y, como resultado, la
resistencia peronista, que al principio había estado confinada a los distritos obreros
de las grandes ciudades comenzó a expandirse hacia sectores más amplios de la
población.