►Para
Antonio Gramsci, el factor más importante de cohesionamiento estatal es
el ideológico
►Coincidimos
con la tesis doctrinal que sostiene que a las sociedades diferenciadas
corresponden los sistemas de democracia de consensos, cuya construcción
constituye el desafío más importante de la Asamblea Legislativa Plurinacional
de Bolivia


Carlos Romero Bonifaz | La fundación de la República de Bolivia en
1825 y la aprobación de la primera Constitución Política de 1826, dieron paso a
la instauración de un régimen político de democracia censitaria, donde una
minoría poblacional blancoide alcanzó el control del aparato estatal a costa de
la exclusión de la mayoría demográfica integrada por indígenas, campesinos y
artesanos.
En ese momento, el mecanismo de articulación estatal fue la racialización de las relaciones sociales (Álvaro García Linera), que garantizó el cohesionamiento de criollos terratenientes y comerciantes, aunque sin alcanzar a legitimar el nuevo Estado republicano.
En ese momento, el mecanismo de articulación estatal fue la racialización de las relaciones sociales (Álvaro García Linera), que garantizó el cohesionamiento de criollos terratenientes y comerciantes, aunque sin alcanzar a legitimar el nuevo Estado republicano.
Según José Carlos Mariátegui, el vacío de poder orgánico de las
élites dominantes en los diferentes países de Sudamérica era permanentemente
sustituido por “cuartelazos militares” que asaltaban el poder político para
alcanzar gobernabilidad por la vía de la administración de la violencia estatal
o recurriendo a métodos coercitivos para resguardar el “orden público”. En
estas condiciones, la democracia censitaria era insuficiente, porque si bien había
impuesto a unos cuarenta mil blancoides en el manejo del poder público, más de
un millón de indígenas y sectores populares quedaron marginados de la
estructura y dinámica del Estado.
Esto explica que nuestra historia republicana registre 60
golpes de Estado y 15 “convenciones constituyentes” que aparentaban reformas
constitucionales que en realidad servían para legitimar los cuartelazos
militares.
Poder
Según Tillman Evers, los cuatro factores configuradores del
poder político estatal son: las ideas, las leyes, el dinero y la violencia. Las
ideas expresan un conjunto de teorías y conceptos que conjuncionados entre sí
forman parte de una determinada manera de concebir la realidad objetiva y
responder a los distintos aspectos que nos plantea la problemática social. Las
leyes son fórmulas técnicas que se traducen en normas jurídicas que desarrollan
la capacidad estratégica del Estado para definir políticas públicas o
decisiones que involucran el interés colectivo. El dinero constituye el factor
del poder económico que expresa la capacidad de administración y control de los
medios de producción de bienes materiales en una sociedad. La violencia
representa la posibilidad de utilizar la coacción pública para hacer cumplir
las decisiones del Estado. Según Max Weber el monopolio de la utilización de la
fuerza pública corresponde al Estado en ejercicio de la autoridad atribuida a
sus mandatarios.
Para Antonio Gramsci, el factor más importante de
cohesionamiento estatal es el ideológico; en sentido figurado dice que es como
el cemento que cohesiona al edificio social. Esto tiene lógica dado que la
ideología expresa un conjunto de ideas-fuerza colectivas y valores que cuando
son adecuadamente recogidos por quienes ejercen circunstancialmente el poder
político estatal, garantizan la plena articulación de todos los sectores de la
sociedad para imprimir la suficiente legitimidad al funcionamiento del aparato
público estatal.
Está claro que el Estado colonial–republicano fundó las
relaciones sociales en Bolivia con base en un sistema de explotación económica,
exclusión política y opresión cultural de la mayoría de la población boliviana,
por lo que tenía que recurrir permanentemente al uso de la fuerza pública a fin
de sustituir su déficit de legitimidad para la toma de decisiones de interés
colectivo. Además, su carácter elitista y su orientación a promover la
individualización de la población indígena, la fragmentación de sus tierras y
los recurrentes intentos de subsunción de la comunidad por la hacienda
tradicional, hacían que sus decisiones sean frecuentemente resistidas por la
población. En tiempos liberales y neoliberales esta orientación se mantuvo
inalterable con la diferencia de una mayor orientación al capital transnacional
y las decisiones dirigidas a favorecer el saqueo de los recursos naturales y la
externalización del excedente económico.
Cambio
Antes del proceso de cambio que lidera Evo Morales, el
sistema político en Bolivia era partidocrático, excluyente y clientelar. La
soberanía se había debilitado profundamente dado que el control del excedente
económico correspondía a los agentes externos y las decisiones políticas a los
organismos multilaterales. La toma de decisiones se había circunscrito a un
grupo de políticos conservadores que fundamentaban el monopolio del control del
aparato estatal con base en la restricción al voto de la ciudadanía, la
limitación de su capacidad de demandar al ámbito reivindicativo-administrativo,
la supuesta vigencia de un Estado de derecho que hacía funcionar sus frenos y
contrapesos en el ámbito de los dispositivos funcionales y formales del poder
público y la utilización de la violencia estatal a través del Ministerio del
Interior cuando alguien osaba interponer demandas de carácter estructural que
podían afectar el bienestar del establishment.
El proceso de cambio ha permitido al MAS obtener siete
victorias electorales en los últimos nueve años; tres veces con más del 50% de
los votos, y cuatro veces con dos tercios de la votación. Semejante revolución
democrática ha producido la ruptura del viejo orden político partidocrático y
clientelar para implantar una relación directa entre el Estado y la población,
para trasladar los frenos y contrapesos al ámbito de control social ejercido
por los movimientos sociales que, en el caso de Bolivia, tal como caracteriza
García Linera, han alcanzado una dinámica estructural por el carácter de sus
reivindicaciones y por haber copado sistemáticamente la estructura organizativa
del Estado para permitir la fundación de un Estado Plurinacional que no admite
la intermediación partidocrática de las decisiones de la población.
Sin embargo, es innegable el hecho de que el país se
caracteriza por su alto grado de diversidad o heterogeneidad y por la
existencia de varios factores de diferenciación que no solo se fundamentan en
la diversidad cultural, racial, económica y fisiográfica del país, sino también
por el carácter multicivilizatorio de la sociedad boliviana.
En este sentido las autoridades públicas como expresión de
la mayoría política del país tienen la obligación permanente de consensuar sus
decisiones en tres niveles de representación: la población a través de los
movimientos sociales y otras formas organizativas; las regiones a través de sus
expresiones organizativas subnacionales; y las entidades funcionales que
cobijan otras expresiones de representación política, entre los que
destacan las minorías políticas. Desde el punto de vista académico coincidimos
con la tesis doctrinal que sostiene que a las sociedades diferenciadas corresponden
los sistemas de democracia de consensos cuya construcción constituye el desafío
más importante de la renovada Asamblea Legislativa Plurinacional.