Juan Dal Maso |
[…] seguimos con la tarea de "desmenuzar" el "marxismo de Peter D. Thomas",
y su libro The Gramscian Moment, poco
conocido en la Argentina [y en Venezuela], pero un best
seller a nivel de la izquierda europea.
En la conclusión de este [trabajo, publicado en Gramscimanía
bajo el título de Gramsci,
Estado, Hegemonía], hacíamos referencia a que la tendencia de Thomas
(que exacerba a su modo la ya existente en Gramsci) de postular la hegemonía
como "superación del plano económico-corporativo" entendida como una
primacía unilateral de la política por sobre el peso social de la clase obrera,
se expresa en su lectura de la NEP (Nueva Política Económica). Y
accidentalmente, llegamos a un punto que une muchas aristas teóricas,
programáticas y estratégicas.
Thomas asimila la NEP a la política de Frente Único y plantea que la NEP no fue
una mera "retirada" impuesta por las circunstancias sino un proyecto de hegemonía civil y política de la clase obrera rusa;
Thomas asimila la NEP a la política de Frente Único y plantea que la NEP no fue
una mera "retirada" impuesta por las circunstancias sino un proyecto de hegemonía civil y política de la clase obrera rusa;
"... la NEP fue tanto una 'revolución cultural' como 'económica' que perseguía la renovación de las relaciones sociales (de producción pero también otras relaciones sociales) sobre las cuales el Estado soviético se había fundado forzosamente. Fundamentalmente, esta NEP se basaba en la tesis de "primacía de la política", como el terreno de relaciones sociales transformadoras que podía proveer el dinamismo para superar las contradicciones económicas que amenazaban con destruir el flamante estado de los trabajadores" (The Gramscian Moment, pg. 236).
El giro de la Tercera Internacional en 1921 hacia la
política de Frente Unico para el movimiento obrero de Occidente coincide con la
instauración de la NEP en Rusia, y ambas fueron respuestas a su modo al
retroceso de la oleada revolucionaria que surge de la guerra y la revolución
rusa. Una, destinada a ganar al movimiento obrero de Occidente para las
posiciones del comunismo (empezando por la lucha común por cuestiones
defensivas) y la otra destinada a revitalizar la alianza obrero-campesina, para
consolidar el poder soviético a la espera de la revolución internacional. Pero
así como el Frente Unico no es en sí mismo una política hegemónica (aunque
puede ser el primer paso en ese sentido), la NEP tampoco lo es y no
casualmente los bolcheviques la presentaron como una "retirada
táctica".
En su Informe
sobre la NEP soviética y la perspectiva de la revolución mundial,
Trotsky explicó en qué sentido era la NEP una retirada. Contra los argumentos
de la socialdemocracia europea que veía en la NEP una derrota de la revolución,
Trotsky explicaba que el comunismo de guerra fue una política económica
impuesta por las circunstancias de la guerra civil que subordinó las decisiones
económicas a las necesidades militares. En este marco, Trotsky planteaba que la
NEP era una política del estado obrero para avanzar en la "acumulación
primitiva socialista", es decir no "la vía al socialismo" sino
una política para sentar las bases de la reconstrucción económica del país bajo
dirección de la clase obrera, cuyo carácter "socialista" se iría
incrementando en la medida en que avanzara la revolución internacional, idea
sintetizada por el propio Trotsky en ese informe: "Nuestra Nueva Política
Económica está calculada para condiciones muy específicas de espacio y tiempo.
Es la política de maniobra de un Estado obrero que se mantiene rodeado por el
capitalismo y que apuesta al desarrollo revolucionario en Europa."
En este contexto, se plantea la mil veces discutida cuestión
de la hegemonía, antes y después de la toma del poder por la clase obrera. Y
así como Trotsky dijera en La
revolución española y sus peligros que el concepto de dictadura de
proletariado no coincide mecánicamente con el de revolución socialista, otro
tanto puede decirse de la relación entre dictadura del proletariado y hegemonía
de la clase obrera en un país de desarrollo burgués "retrasado" que
después de la toma del poder por el proletariado inicia su etapa de
"transición" al socialismo (recordemos una vez más, siempre
subordinada al curso de la revolución -o falta de ella- a nivel internacional).
Por eso, me parece que se podría pensar que el momento más
"hegemónico" de la vanguardia de la clase obrera y los bolcheviques
coincide con la toma del poder y el decreto agrario mediante el cual los
bolcheviques lograron una base de masas para el nuevo Estado, que se expresa en
la constitución de un Ejército Rojo de cinco millones de hombres (en su mayoría
campesinos) y que posteriormente la "hegemonía" adquiere formas más
precarias , propias de las condiciones de guerra civil y pos-guerra civil en
que se desarrollan las relaciones entre el campesinado y la clase obrera.
(Recordemos el sistema de contrapesos que planteara Lenin para asegurar la
posición social de la clase obrera en el Estado obrero "con graves
deformaciones burocráticas" al que hicimos alusión acá).
Desde este punto de vista, definir la NEP como una especie
de revolución cultural o como la política hegemónica por antonomasia me parece
un embellecimiento un tanto ahistórico de una realpolitik destinada a sostener
un gobierno de la clase obrera que empezaba a perder el apoyo de los
campesinos. Si bien el realismo político es condición necesaria para cualquier
política "hegemónica", y aunque la NEP tuvo como complemento una
ofensiva de los bolcheviques para fortalecer la construcción cultural, por
todos los elementos planteados anteriormente, creo que sería más adecuado definir
a la NEP como una realpolitik
pre-hegemónica (es decir pensada para crear las bases para recomponer la
hegemonía y no como expresión de la hegemonía como tal) en condiciones de
existencia más o menos precarias del poder soviético.
Porque si antes de la toma del poder una política hegemónica
es aquella tendiente a que todos los oprimidos depositen sus esperanzas en la
clase obrera como la única que puede dar una salida, en las condiciones de la
"transición" una política hegemónica no es la que permite sostenerse
en el poder a cómo dé lugar sino aquella que une las medidas
"socialistas" con el fortalecimiento del peso social de la clase
obrera en la sociedad de transición (por ejemplo una colectivización de la
tierra con apoyo de los campesinos medios y pobres, al revés de la
colectivización forzosa que hizo Stalin después de la Neo-NEP que defendiera
con Bujarin hasta 1928-29).
En este sentido, además de todas las críticas que hemos
hecho en anteriores ocasiones al posicionamiento de Gramsci sobre el debate en
la URSS entre la Oposición Conjunta y el bloque Bujarin-Stalin, cabe
preguntarnos si "la hegemonía en régimen de NEP" de la que hablaba el
comunista italiano, alguna vez existió, entre la realpolitik pre-hegemónica de 1921 y el "giro hacia el
kulak" dado a la NEP a partir del surgimiento de la "teoría" del
"socialismo en un solo país" en 1925, en un contexto en el cual las
formas políticas de la dictadura del proletariado fueron cambiando a medida en
que avanza el proceso de reacción social (Thermidor) desde 1924 con su
consiguiente burocratización.
Por último, la postulación por Thomas de una teoría de la
hegemonía entendida esencialmente como primacía más o menos unilateral de la
política por sobre el plano social (que es el único nexo histórico real entre economía
y política) termina exagerando el carácter "hegemónico" de la NEP al
mismo tiempo que deja abierta la puerta para una interpretación de la hegemonía
en clave del poder político basado en el consenso (criticada por el mismo
Thomas como contraria al auténtico pensamiento de Gramsci).