Puede una obra tan fragmentaria suministrar visiones
completas y satisfactorias sobre fenómenos tan diversos? O será Gramsci, más que el autor de algunos
centenares de páginas, a veces brillantes, a veces rudimentarias, un lugar
imaginario donde situamos la fantasía de que el marxismo vuelva a funcionar
como surtidor de recetas omnicomprensivas?
Entendemos que ante esta dispersión interpretativa, se haya
escrito torrencialmente para tratar de establecer cuál es el verdadero Gramsci.
Pero nos parece curioso que en América Latina esta pasión hermenéutica haya quedado
casi siempre en una tarea especulativa. Se ha publicado mucho sobre hegemonía y
revolución, sobre la concepción gramsciana del Estado y del partido, de la religión
y de la escuela. A partir de los Cuadernos
de la Cárcel se intento explicar los equivalentes latinoamericanos del fascismo,
de la derrota de la izquierda y la reconstrucción de los movimientos políticos.
Pero rara vez estas afirmaciones son puestas a prueba en investigaciones empíricas.
Una carencia particularmente significativa es que Gramsci esté
ausente en la mayoría de las investigaciones sobre culturas populares. Cuando
me pidieron una ponencia que analizara el posible aporte de Gramsci a los
estudios latinoamericanos sobre la cuestión étnica, revisé el índice publicado
en 1981 sobre los 40 años de la revista América
Indígena la publicación que ha seguido en forma más constante la problemática
étnica del continente: en el catalogo de todos los autores mencionados en artículos
de dicha revista, Gramsci no aparece ni una sola vez.
Es cierto que en años recientes, hay muchos artículos y
algunos libros que toman elementos sueltos de Gramsci —sobre todo, su oposición
entre hegemonía y subalternidad—, pero son escasos los trabajos sobre cultura
popular que discuten globalmente su pensamiento y lo vinculan con estudios de
campo. La limitada influencia de Gramsci en esta área, y su reciente adopción
por algunos científicos sociales, me parecen sintomáticas de las condiciones en
que se investigan las culturas populares en América Latina. Por lo tanto, en
vez de un rastreo para detectar como es usado Gramsci en relación con lo
popular dentro de textos reflexivos y apologéticos (que son la mayoría, pero también
los menos sugerentes), quiero preguntarme qué puede decirnos en relación con
algunos problemas básicos de la investigación sobre las culturas populares.
Como se ha insertado, qué procesos ayuda a entender, y también qué es lo que a
veces la expansión entusiasta del gramscismo ha impedido pensar.
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