Jorge Luis Acanda
González | En las líneas finales del anterior capítulo
califico como “imprescindible” a la tarea de apropiarnos de la herencia teórica
gramsciana. Con razón cualquiera podría cuestionarse esta afirmación. ¿Por qué
habría de ser imprescindible para nosotros los cubanos, ubicados en un contexto
epocal y geográfico diferente al de Gramsci, dedicarnos al estudio de su obra?
Mi tesis es que, a pesar de ello, su pensamiento estuvo dirigido hacia un
conjunto de temas medularmente vinculados con las problemáticas actuales que
enfrenta nuestra nación y nuestra revolución. Gramsci fue un teórico y un
político marxista. Una doble condición que no debemos olvidar.
Nació en Cerdeña en 1891, y murió en 1937, en la cárcel a la
que había sido confinado tras ser condenado a 20 años de encierro por un
tribunal fascista en 1926, en un proceso en el que el fiscal, con la brutalidad
típica de los fascistas, había advertido de la necesidad de “evitar que ese cerebro siga