
Pensar y ejercitar a partir del concepto Hegemonía,
recogiendo los escritos originales del propio Gramsci, implica hoy en día
caminar a contrapelo. Especialmente luego de tantas versiones ambiguas y
dietéticas que han circulado durante los últimos tiempos, y que se han
caracterizado por cierta obstinación de la intelectualidad contemporánea por
negar la propia historia en tanto sinónimo de profunda lucha antisistema, es
decir, aquello que implica el debate en torno a la filosofía de la praxis. Por
otro lado, pero fuertemente encadenado a lo recién señalado, el concepto
Hegemonía nos obliga a cuestionarnos acerca de esa convivencia con una sensación
de relativa desorientación frente a las derrotas y fracasos del llamado
“socialismo real” y la imposición temporaria, y nunca exenta de crisis, de las
ideas individualistas extremas ligadas al neoliberalismo y de aquellas otras
complementarias y apáticamente conservadoras provenientes del pensamiento
posmoderno del fin de la historia. El pensamiento de Antonio