- Al igual que Gramsci treinta años antes, Foucault alertó sobre el carácter difuso de las redes de relaciones que afianzan a la dominación, e insistió en que el poder de la burguesía no se apoya tan sólo, ni esencialmente, en el control de las estructuras públicas institucionalizadas de coerción y violencia (a las que se identifica tradicionalmente con el Estado), sino en su capacidad de regular los procesos de producción cultural.
Michel Foucault falleció el 25 de junio de 1984, de SIDA.
Atrás quedaba una vida marcada por la turbulencia y el comprometimiento. Por
delante se alzaba la tarea de interpretar una herencia teórica rica y compleja,
cuyo carácter internamente contradictorio ha dado pie, desde entonces, a la
construcción de imagenes encontradas, tanto de esta obra como de su autor. Tras
la aparición en 1966 de su libro El orden de las cosas, Jean Paul Sartre
lo acusó de querer “... construir una ideología nueva, la última barrera
que la burguesía puede aún alzar contra Marx” (citado en Descombes: 147).
Años después, Jürgen Habermas incluía a Foucault en el grupo de los por él denominados “jóvenes neoconservadores”. Pese a ello, la policía francesa, al parecer sin mucho tiempo para leer a Sartre o a Habermas, lo encarceló en más de una ocasión por extremismo izquierdista, sin haberle podido ganar la delantera a la tunecina, que ya en el otoño de 1968 lo había golpeado en un cruce de carreteras para hacerle entender su deseo de que abandonara el país
Años después, Jürgen Habermas incluía a Foucault en el grupo de los por él denominados “jóvenes neoconservadores”. Pese a ello, la policía francesa, al parecer sin mucho tiempo para leer a Sartre o a Habermas, lo encarceló en más de una ocasión por extremismo izquierdista, sin haberle podido ganar la delantera a la tunecina, que ya en el otoño de 1968 lo había golpeado en un cruce de carreteras para hacerle entender su deseo de que abandonara el país