
Una vez le pregunté si prefería a enemigos que lo odiaban
porque sabían lo qué él hacía o a aquellos que decían tonterías por ignorancia.
Se rió. El primero era preferible, explicó, pues le hacían sentir que iba por
el camino correcto. La muerte de Hugo Chávez no vino de sorpresa, pero eso no
la hace más fácil de aceptar. Hemos perdido a uno de los gigantes políticos de
la era post-comunista. Venezuela, sus élites atascadas en corrupción a gran
escala, ha sido considerada un puesto de avanzada de Washington y, en el otro
extremo, de la Internacional Socialista. Pocos pensaban en el país antes de sus
victorias. Después de 1999, cada medio de comunicación de importancia en
occidente se sentía obligado a enviar un corresponsal. Debido a que todos ellos
decían la misma cosa (el país estaba supuestamente al borde de una dictadura al
estilo comunista),