
Estas categorías fueron asumidas luego por Eric Hobsbawm,
Lombardi Satriani o E.P. Thompson, a partir de una oposición binaria
simplificada que tuvo cierta resonancia en América Latina, visible en
aproximaciones de base gramsciana a la cultura –con el folclore considerado
cultura de las clases subalternas-, a la política –con la democracia entendida
como la praxis de los subalternos- o los abordajes históricos al movimiento
obrero, en estudios como los de Aziz Nassif, Rhina Roux o Melgar Bao, en
México, tendencia que no condice con la poca atención brindada al concepto
subalterno por notables estudiosos de Gramsci, como los argentinos José Aricó y
Juan Portantiero, o Carlos Coutinho, en Brasil, pese al arraigo que otras
categorías suyas, como “hegemonía”, “bloque histórico” e “intelectual
orgánico”, alcanzaron en el aparato conceptual intelectual y político del
continente, lo que quizá explique el por qué ha sido precisamente en América
Latina, donde se tradujeran por primera vez los Cuadernos de la cárcel.
Lo cierto es que -como escribiera Aricó-, el
redescubrimiento de las clases subalternas no solo estimuló la expansión de una
nueva corriente de investigación historiográfica, sino que salió al encuentro
de la crisis por la que atravesaba el marxismo en América Latina, crisis
derivada de sus limitaciones para expandirse en las clases populares,
permitiéndole plantear de un nuevo modo el viejo y complejo problema del populismo
latinoamericano. Algo que puede verse en las tesis de Ernesto Laclau, más
afecto a la categoría hegemonía que al término subalterno. No obstante ello, el
actual auge conceptual y metodológico del subalternismo en América Latina, que
Mabel Moraña llamara “el boom del
subalterno” -aunque se refiriese a los estudios sobre Latinoamérica
desarrollados en los Estados Unidos-, no proviene directamente de las lecturas
gramscianas hechas en este continente, sino de las lecturas realizadas por un
grupo de historiadores de la India, marcados por la experiencia de la diáspora
y el paso por instituciones académicas del norte, que a fines de los años
setentas, concentrados en Inglaterra, constituyeron el proyecto Subaltern Studies,
grupo integrado por su inspirador Ranajit Guha, Gyan Pandey, Shahid Amin,
Partha Chatterjee, Dipesh Chakrabarty, entre otros, que dispersos entre
Inglaterra, la India y Australia, se reunieron con la intención de promover un
examen sistemático de los temas subalternos en el campo de estudios
sudasiáticos.
Influidos por el “subalternismo” de Gramsci, el
deconstruccionismo de Derrida y las teorías posestructuralistas y posmodernas,
el grupo surgió como un colectivo editorial para la elaboración de Subaltern
Studies. Writings on South Asian History and Society, publicación periódica
cuyo primer número salió en 1982, bajo el estímulo de desmantelar, a partir de
una indagación textual y discursiva, la razón ilustrada de la dominación
colonial que produce a los sujetos subalternos. El hecho de que la corriente
subalternista cuestionara las interpretaciones coloniales y eurocéntricas,
denunciando que éstas han expropiado la iniciativa histórica (agencia) o
condición enunciatoria de la gente común, hizo que fuera asociada a la “teoría
crítica poscolonial”, procedente del ámbito de los estudios literarios y
culturales, a partir de la obra fundadora del palestino Edward Said, Orientalismo
(1978), a la que le seguirán los textos de Homi Bhaba y Gayatri Spivak. La
buena fortuna del término poscolonial, como una etiqueta asociada al boom
posmoderno, hizo que al poco tiempo la totalidad del proyecto de Subaltern
studies quedara incluido dentro de la producción poscolonial.
En 1992, debido al rápido auge que alcanzaron los Subaltern Studies
de la India en los Estados Unidos, aunado a la idea de una experiencia colonial
compartida con América Latina, se formó el Grupo de Estudios Subalternos
Latinoamericanos, integrado por John Beverley, Walter Mignolo, Javier Sanjinés,
Patricia Seed, Ileana Rodríguez y otros, que reaccionaron, siguiendo al grupo
sudasiático, contra el reduccionismo burocrático en el que habíaN caído los
Estudios Culturales Latinoamericanos, que operaban como discursos inscritos en
una racionalidad académica imperial, ocultando las diferencias de las
sociedades latinoamericanas, donde el concepto Latinoamericanismo, análogo al de Orientalismo, funcionaba como un conjunto de representaciones
teóricas sobre América Latina, identificado con un mecanismo disciplinario
colonial que opera vía representaciones literarias, filosóficas y sociológicas.
En los últimos años, Mignolo que a diferencia de otros
miembros del grupo, pensaba que el modelo indio no debería ser utilizado para
el análisis de situaciones coloniales Latinoamericanas por corresponder a un locus específico, ya distante de las
ideas poscoloniales y radicalizando los principios de autonomía epistemológica
de los Subaltern Studies, viene defendiendo la idea de un viraje descolonial,
inspirado en las prácticas políticas emergentes de Latinoamérica, planteando el
pensamiento descolonial, como una práctica de recuperación de tradiciones
subalternas, encubiertas por los saberes occidentales, reconstruyendo el pensar
descolonial a partir de textos fundacionales de Guaman Poma, Ottabah Cugoano, Frantz
Fanon y otros. En tanto, Boaventura de Sousa usa el término
"cosmopolitanismo subalterno" para referirse a prácticas
contra-hegemónicas y luchas globales, donde lo subalterno nos refiere a gente
marginalizada y oprimida pero concretamente luchando contra la globalización
neoliberal.
Fuentes
– A.Gramsci, Quaderni dal carcere, Torino, Einaudi, 1975
– E.Hobsbawm, Para un estudio de las clases subalternas,
Pasado y Presente, n° 2-3, Córdoba, 1963, pp. 158-167
– L. Satriani, Apropiación y destrucción de la cultura de
las clases subalternas, México, Nueva Imagen, 1978
– J. Aricó, La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en
América Latina, Buenos Aires, Siglo XXI, 2005
– S. Cusicanqui y R. Barragán (comp). Debates Post
Coloniales, La Paz, Historias, 1997
– S. Dube (coord.), Pasados poscoloniales, México, Colegio
de México, 1999
– A. de Toro y F. de Toro (eds.), El debate de la
poscolonialidad en Latinoamérica, Madrid, Iberoamericana, 1999
– J. Beverley, Subalternidad y representación, Madrid,
Iberoamericana, 2004
– W. Mignolo, Historias locales/ diseños globales, Madrid,
Akal, 2003
– R. Ojeda, Walter Mignolo. Pensamiento descolonial,
Variedades. n° 64, Lima, 2008, pp.16-17.