 |
Antonio Gramsci ✆ Nino Tedeschi |
Antonio Gramsci | Conviene
destruir el prejuicio, muy difundido, de que la filosofía es algo muy difícil
por el hecho de ser la actividad intelectual propia de una determinada
categoría de científicos especializados o de filósofos profesionales y sistemáticos.
Conviene, por tanto, demostrar de entrada que todos los hombres son
«filósofos», definiendo los límites y los caracteres de esa «filosofía
espontánea», propia de «todo el mundo», a saber, de la filosofía contenida: 1)
en el lenguaje mismo, que es un conjunto de nociones y de conceptos
determinados, y no sólo de palabras gramaticalmente vacías de contenido, 2) en
el sentido común y en el buen sentido; 3) en la religión popular y también, por
consiguiente, en todo el sistema de creencias, supersticiones, opiniones,
maneras de ver y de actuar que asoman en eso que generalmente se llama
«folklore».
Una vez demostrado que todos son filósofos, aunque sea a su
manera, inconscientemente, por el hecho de que aún era la más elemental
manifestación de una actividad intelectual cualquiera, el «lenguaje», está
contenida una determinada