Luciano Vasapollo | Expongamos de entrada algunos conceptos clave del análisis
de Marx. La “economía política” clásica, que comienza con Smith y Ricardo, si de
un lado situaba de modo revolucionario el trabajo en la base del progreso
humano, por el otro identificaba el sistema capitalista, fundado sobre la
propiedad privada de los medios de producción y el trabajo asalariado, como el
único sistema económico racional y por consiguiente natural.
Sobre tales presupuestos teóricos e ideológicos se inserta
el estudio y el desarrollo del pensamiento de Marx.
La primera y fundamental mistificación de la “economía
política” es, según Marx, hacer pasar un cierto tipo de economía, una
particular forma social de la reproducción humana, por “la economía” y la
“sociedad”. La economía política no miraba el capitalismo como una realización
histórica, que en cuanto tal ha tenido un inicio y tendrá seguramente un fin.
Para desvelar esta contradicción Marx, en sus “Manuscritos
económicos-filosóficos” usa los resultados de los despiadados análisis que la
misma “economía política” aplica a la sociedad industrial moderna. Los teóricos
de la “economía política” afirman que el valor de una mercancía viene dado por
el trabajo socialmente necesario para producirla, pero del mismo modo
demuestran que el salario percibido por el trabajador es solo una pequenísima
parte del producto del trabajo. Siendo el salario al mismo tiempo el precio de
la venta de sí mismo que el trabajador está obligado a hacer, aceptando así,
bajo la máscara de un libre contrato, una esclavitud similar, si no en la
forma, a aquella antigua de la sociedad esclavista.
Marx demuestra su base rigurosamente científica partiendo de
la consecuencia de su análisis de la teoría del valor que, a diferencia del de
todas las mercancías, el valor de la fuerza de trabajo está compuesto de dos
elementos incorporando en sí la plusvalía. Después de haber desarrollado la
teoría de la plusvalía, Marx revela, por primera vez en la historia de la
ciencia económica, el mecanismo de la explotación capitalista de manera
rigurosamente científica, partiendo del análisis del capital como trabajo
expropiado, no pagado, a la clase trabajadora.
Pero Marx fue un poco más allá, mostrando que la apropiación
por los capitalistas del trabajo no pagado de los obreros era conforme a las
leyes internas del capitalismo.
Esto es aún más verdadero hoy, cuando el llamado modelo
postfordista, propio del área central de los países de capitalismo avanzado,
convive con un típico modelo todavía fordista en la periferia y desde luego con
modelos esclavistas en los países de la extrema periferia (donde por extrema
perifereia se entiende también algunas áreas marginales del centro). Ello es
así porque hoy conviven las diversas caras de un mismo modo de producción
capitalista basado siempre en la extorsión de la plusvalía y el plustrabajo, y
una clase trabajadora sometida a la explotación capitalista, subordinada al
poder capitalista. En este sentido se debe hablar todavía hoy de proletariado,
de clase, de movimiento obrero.