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Karl Marx 'negro' ✆ A.d. |
Traducción del inglés
por Beatriz Morales Bastos
Esclavitud racializada
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English |
En lo que se refiere a la diferencia entre los sistemas de
trabajo, Marx explicó que aunque los trabajadores asalariados y su trabajo
también estaban mercantilizados, los trabajadores asalariados existían como
capital variable y su trabajo en formas abstractas o concretas. En cambio, “el
propietario de esclavos compra a su trabajador [esclavo] como compra un
caballo. Si pierde a su esclavo pierde capital” [1].
En otras palabras, como añadía Marx, “en el sistema esclavista, el capital
financiero invertido en la compra de trabajo desempeña el papel de la forma
monetaria del capital fijo, que solo es sustituido gradualmente una
vez expirado el periodo de vida activa de esclavo” (Padover, 21). Así, como
esclavo, el trabajador ni siguiera es reconocido como trabajador vivo, sino
como trabajo muerto. Además, en esta afirmación Marx opone el nivel de
alienación del trabajador como esclavo con el del trabajador asalariado
identificando al esclavo como capital fijo, mientras que previamente se ha
considerado el trabajo asalariado capital que trabaja. Por consiguiente, Marx
nunca sugirió que el trabajo asalariado y la esclavitud fueran lo mismo.
También diferenció el trabajo asalariado de la clase obrera formalmente libre
del trabajo esclavo en otro contexto cuando escribió: “Aquí no se trata de
esclavitud indirecta, la esclavitud del proletariado, [sino que] se trata de
esclavitud directa, la esclavitud de los negros en Surinam, en Brasil, en los
Estado de Estados Unidos” [2].
Por una parte, Marx distinguía ambos comparando la mayor
libertad y movilidad del trabajador asalariado “con el negro, sometido a un amo
y vendido sin su consentimiento”, pero, por otra parte, afirmó que ambos
estaban relacionados por la burla que padecía el trabajador blanco del norte de
Estados Unidos que “alardeaba de la más alta de las prerrogativas del
trabajador de piel blanca de venderse a sí mismo y elegir a su amo” [3] y
que, por consiguiente, se engaña a sí mismo con ser libre cuando su libertad
relativa es tan pequeña.
Por lo que se refiere a cómo se produjo la esclavitud
racializada, Marx señaló que “la transformación de África en una conejera para la
caza comercial de las personas de piel negra” era el punto fundamental que
“marcó el halagüeño amanecer de la producción capitalista” [4]. Marx reconoció
que la esclavitud “existía entre todas las naciones desde el inicio del mundo”
[5] pero
la esclavitud que preparó el camino para la emergencia del capitalismo
occidental tenía una cualidad única y aberrante que lo diferenciaba de otros
sistemas esclavistas en otras sociedades del pasado. En anteriores sociedades
esclavistas, las personas se convertían en esclavas cuando eran hechas
prisioneras de guerra. Era una alternativa humana a asesinar a los vencidos.
Esclavitud y
capitalismo
Bajo el capitalismo el proceso inhumano de adquirir esclavos
llegó a parecerse al de adquirir materia primas o ganado ya que las personas
libres estaban deshumanizadas y habían sido convertidas en mercancías. El
estatuto de esclavo se convirtió en inmutable y marcado por el nacimiento. Al
igual que el mercado de productos, “el propio mercado de esclavos mantiene un
suministro constante de su mercancía de fuerza de trabajo por medio de la
guerra, la piratería, etc”, de forma similar a cómo se había adquirido el oro a
lo largo de los siglos para su comercialización, aunque los esclavos se
diferenciaban en que eran mercancías que se reproducían a sí mismas [6]. Aunque
el moderno comercio transatlántico de esclavos no fue el primer caso de la
esclavitud racializada, Marx identificó estas cualidades diferentes de este
sistema esclavista que implicaba la caracterización de las pieles africanas
como esclavos como parte de los cimientos del capitalismo occidental.
“Antes del comercio de esclavos negros, las colonias suministraban al Viejo Mundo pocos productos sin cambiar visiblemente el mundo. Por consiguiente, la esclavitud es una categoría económica de enorme importancia” (Padover, 24).
En otras palabras, no existía una mercancía de más
importancia relacionada con las colonias europeas en América que la fuerza
humana como capital fijo. La exportación de esclavos tuvo un impacto mayor en
la economía global que el todas las demás materias primas juntas.
“La esclavitud directa es el eje central de nuestra industrialización en la misma medida que la maquinaria, el crédito, etc. Sin la esclavitud no se obtiene algodón, sin algodón no hay industria moderna. La esclavitud es lo que ha dado valor a las colonias; las colonias son lo que han creado el comercio mundial; el comercio mundial es la condición necesaria para la maquinaria industrial a gran escala” (Padover, 24).
La compra-venta comercial de esclavos africanos transformó a
los trabajadores humanos en un capital fijo que produjo la riqueza que permitió
al Viejo Mundo desarrollar las tecnologías para las sociedades capitalistas.
“Sin la esclavitud, América del Norte, el país más progresista, se habría transformado en un país primitivo. No hay más que borrar a América del Norte del mapa de las naciones para tener la anarquía, la decadencia total del comercio y de la civilización moderna. Pero dejar que desaparezca la esclavitud es borrar a América del Norte del mapa de las naciones” (Padover, 24).
Marx no está argumentando en modo alguno que la esclavitud
sea necesaria para el progreso humano. En este contexto Marx no utilizaba el
término “progresista” en sentido positivo o “anarquía” en sentido negativo.
Simplemente trataba de describir la importancia primordial que tuvo la
esclavitud para la economía capitalista estadounidense describiendo la manera
cómo la ausencia de la esclavitud habría desinflado a toda la sociedad
estadounidense.
Marx diferenció analíticamente las categorías de “esclavo” y
de “negro”, algo que no hicieron la mayoría de sus contemporáneos. Un africano
era obligado a encontrarse en la posición de capital humano fijo. Marx afirmó:
“Un negro es un negro. Solo se convierte en esclavo en determinadas relaciones”
[7]. Con frecuencia se cita incorrectamente a Marx fuera de contexto en el
fragmento anterior a este cuando escribe: “¿Qué es un esclavo negro? Un hombre
de raza negra. Una explicación es tan correcta como la otra” (Padover, 13).
Pero aquí simplemente estaba resumiendo [lo que decía] Pierre-Joseph Proudhon
para criticarlo, no hablaba por sí mismo. El hecho de que Marx diferencie entre
“negro” y esclavo” es fundamental para entender que no sucumbió a la ideología
racista pseudocientífica de su época.
Marx también había rebatido preventivamente las ideas de la
felicidad de los africanos en la esclavitud y de que los propietarios blancos
de esclavos tuvieran cualidades innatas para gobernar de forma eficaz al
señalar que “50.000 esclavos han desaparecido de Missouri, algunos de ellos al
haber huido y otros al haber sido deportados por los propios propietarios de
esclavos a otros Estados situados más al sur” [8], con lo que demostró que los
esclavos odiaban su condición y que a los propietarios de esclavos les
aterrorizaban las revueltas de esclavos.
En otras obras Marx hizo comentarios cáusticos sobre los
defensores de la esclavitud que daban por sentada que las categorías de
“esclavo” y de “africano” eran intercambiables. En el volumen III El Capital Marx
cita una glacial declaración de un abogado defensor de la esclavitud hecha en
1859, que pone en evidencia la crueldad y engreimiento de Sur defensor de la
esclavitud:
“Ahora, caballeros […] la naturaleza ha asignado al negro esta condición de cautiverio. Tiene la fuerza y la potencia para trabajar, pero la naturaleza, que creó la potencia, le negó tanto la inteligencia para gobernar como la disposición para trabajar [aplausos]. Se le negaron ambas cosas. Y esta naturaleza que le negó la disposición a trabajar le dio un amo para forzar esta disposición y para convertirlo en un sirviente útil en un clima en el que era capaz de vivir, útil para sí mismo y para el amo que le domina. Mantengo que no es una injusticia dejar al negro en la condición en la que le ha situado la naturaleza, darle un amo que le domine, ni tampoco lo es privarle de todos sus derechos para obligarle a trabajar y pagar a este amo la justa compensación por el trabajo y talento utilizados en dominarlo y hacerlo útil a sí mismo y a la sociedad” [9].
En esta parte del volumen III de El Capital Marx
trazaba un paralelismo entre la manera cómo los amos trata de justificar su
dominio de los esclavos y las justificaciones de los capitalistas de su dominio
del trabajo asalariado “libre”. Para ello, Marx añadió sus propias palabras a
las anteriores:
“El trabajador asalariado, como el esclavo, tiene que tener un amo para hacerle trabajar y para dirigirlo. Y si se presupone la existencia de esta relación de dominio y servidumbre, es adecuado que el trabajador asalariado sea forzado a producir tanto su propio salario como el salario de su supervisión, como compensación por el trabajo y el talento empleados en dirigirlo y hacerle útil a sí mismo y a la sociedad” (Padover, 26).
Sin describir la esclavitud y el trabajo asalariado como lo
mismo, Marx relaciona aquí ambos sistemas de trabajo.
Esta relación implica también la posibilidad de solidaridad
entre estos dos grupos de trabajadores mediante la introducción de percepciones
similares de ambos por parte de la clase dominante. Además, Marx pone con ello
en una situación embarazosa a los directores de las fábricas al compararlos con
los dueños de esclavos. Marx consideró escandaloso que los directores de las
fábricas defendieran sus posturas económicas y sus pagas más elevadas basándose
en lo que ellos consideraban que era su superioridad innata en términos de
talento fundada en una base de clase. Marx comparó esto con el escándalo de que
los amos de plantaciones de esclavos defendieran sus posturas sociopolíticas y
económicas en términos de talento innato fundado en una base racial. Lo uno está
arraigado en la ideología racista basada en el racismo pseudocientífico,
mientras que lo otro es clasista por naturaleza pero, sin embargo,
funcionalista y dogmático.
Marx hizo esta distinción en el volumen III de El Capital que,
al igual que sus escritos sobre la Guerra Civil, no se ha leído
suficientemente, lo que contribuye así a explicar la idea falsa de que Marx
reducía todo a la clase que se hacen personas que dan demasiada
importancia a pasajes como aquel en el muy leído Manifiesto Comunista en el que
utiliza la palabra “esclavos” para referirse a la clase obrera como “esclavos
de la clase burguesa”. Como he demostrado, Marx no es tan simplista.
Marx a los obreros blancos: ¡elegid la solidaridad de raza
por encima de la solidaridad de clase por vuestra cuenta y riesgo!
Marx mantuvo que
“en Estados Unidos de América cada movimiento independiente de trabajadores estuvo paralizado mientras la esclavitud desfiguró una parte de la República” [10]. Marx creía que luchando por mejorar las condiciones por medio de una solidaridad de clase interracial se podría emprender la batalla en un frente más reducido. Temporalmente, Marx tuvo éxito. Como escribe Kevin Anderson en Marx at the Margins, “desde el punto de vista de Marx, la Guerra Civil de 1861-65 en Estados Unidos constituyó una de las principales batallas del siglo para la emancipación humana, una que obligó a la clase obrera blanca tanto de Estados Unidos como de Gran Bretaña a tomar postura en contra de la esclavitud” [11].
Está claro que Marx conocía otros argumentos en contra de la
esclavitud, como se ve en su referencia a Harriet Beecher Stowe en un artículo
de 1861 publicado en el New York Daily Tribune. Sabía que los blancos
estadounidenses eran conscientes de las razones subjetivas para la abolición de
la esclavitud y que había una empatía muy extendida debido a las novela de esta
autora, La cabaña del tío Tom y La llave de la cabaña del tío
Tom [12]. Puesto que Marx creía que los blancos estadounidenses ya habían
oído esta lógica, mantengo que Marx introdujo otro ataque contra la esclavitud
dirigido a los más empíricos y adversos. No es que Marx no estuviera de acuerdo
con Stowe o creyera que los devastadores traumas emocionales y físicos de la
esclavitud eran insignificantes. Simplemente sabía que esa discusión ya estaba
extendida, por consiguiente, había que lanzar otro argumento a otro nivel que
pudiera parece más urgente a aquellas personas que quizá tenían unas
convicciones racistas que pudieran suponer un obstáculo a su apoyo a la
abolición o que quizá no podían entender cómo afectaba a sus propias vidas la
esclavitud. Marx estaba empeñado en revelar esta relación para urgir la
solidaridad a través de las líneas raciales. Si la clase obrera blanca podía
ver cómo ellos mismos estaba amenazados de esclavitud y, por consiguiente, por
qué les interesaba que se aboliera, quizá esto provocaría que sintieran que era
urgente asumir una postura en contra de la esclavitud.
Además de insistir en la abolición de la esclavitud como un
medio de lograr la emancipación del proletariado, Marx había advertido de que
si los blancos trataban de empujar a los negros a una casta dentro de la clase
obrera, esto no haría sino aumentar el espectro al que ellos mismos podían ser
empujados. Anderson escribe que si no se hiciera caso de las advertencias de
Marx, “el resultado sería una nueva clase de capitalismo, abiertamente
estructurado sobre unas líneas raciales y étnicas, en el que los inmigrantes
blancos estarían junto a los negros en la parte más baja” (Anderson 90). Era
necesario resistir a la seducción de la ilusión de convertirse en parte de la
clase capitalista, como escribe Anderson citando a Marx:
“Esto se ha logrado dando ‘una orientación inocua a los impulsos turbulentos de acción de los blancos pobres y domesticándolos con la perspectiva de que ellos mismos llegarían a ser dueños de esclavos’. Así, el conflicto entre facciones acerca de la esclavitud operó de una manera ideológica para desviar a los blancos pobres del conflicto con la clase dominante del Sur” (Anderson 89).
Marx no solo pidió a la clase trabajadora blanca de
abandonara unas fantasías pequeño burguesas, sino que insistió en que solo
tenían dos opciones: permitir una victoria del Sur y con ello la expansión de
la esclavitud por todas las líneas raciales o alinearse por la emancipación de
otros seres humanos oprimidos para derrotar a la clase dirigente del Sur.
“Por consiguiente, la actual lucha entre el Sur y el Norte no es sino un conflicto entre dos sistemas sociales, el sistema de la esclavitud y el sistema del trabajo libre. La lucha estalló porque ambos sistemas ya no podían seguir viviendo pacíficamente el uno al lado del otro en el continente norteamericano. Solo podía terminar con la victoria de un sistema u otro” [13].
En esta afirmación Marx pedía que se dejara de asignar a los
negros a la casta más baja como capital fijo. Insistió en que incluso para
sondear una revolución de clase en Estados Unidos, los blancos tenían que
luchar por la emancipación de los negros de la esclavitud hasta convertirse en
iguales, para formar una clase trabajadora más amplia y unificada, en vez de
intentar perpetuar las castas raciales dentro de la clase trabajadora.
Marx y el Norte
durante la Guerra Civil en Estados Unidos
El apoyo de Marx al Norte no era absolutamente
incondicional. Su apoyo se debía únicamente a que había abolicionistas y a que
observó que la Guerra Civil era una oportunidad que se le presentaba a la clase
trabajadora de alzarse en solidaridad con otros seres humanos oprimidos. En el
libre de la escritora Raya Dunayevskaya Marxism and Freedom, esta cita a
Marx en una carta a Engels: “Un solo regimiento de negros tendría un notable
efecto sobre los nervios sudistas […] Una guerra de este tipo se debe guiar
según unas líneas revolucionarias, aunque hasta ahora los yankees han tratado
de guiarla constitucionalmente” [14]. Desde muy temprano Marx instó a que la
Guerra Civil se luchara bajo el estandarte de la abolición y que atacara
directamente a la esclavitud racializada. Criticó duramente a los no
abolicionistas del Norte por eludir la cuestión.
“La preocupación por mantener de buen humor a los dueños de esclavos ‘leales’ de los Estados fronterizos, el temor a arrojarlos en brazos de la secesión (en una palabra, considerar de manera condescendiente los intereses, prejuicios y sensibilidades de estos aliados dudosos) ha golpeado con una debilidad incurable al gobierno de la Unión desde el inicio de la guerra y le ha llevado a adoptar medidas a medias, le ha obligado a ocultar el principio de la guerra y a ahorrar al enemigo su punto más vulnerable, el origen del mal: la propia esclavitud” [15 ].
Tras denominar la guerra como lo que era, “la rebelión a
favor de la esclavitud”, Marx se impacientó con la mansedumbre del Norte que
aplacaba las demandas del Sur y especialmente de los Estados fronterizos.
En agosto de 1862 Marx publicó varias criticas del fracaso
de Lincon en abolir la esclavitud. Reivindicando las voces de los abolicionistas
radicales del Norte, Marx se dirigió a Lincon tres años más tarde en el
discurso de 1865 de la Primera Internacional felicitándole por su victoria
electoral: “Si la resistencia al poder esclavista fue la consigna de su primera
elección, el triunfal grito de guerra de su reelección es Muerte a la
Esclavitud” [16]. Aunque Marx apoyaba a los abolicionistas radicales del Norte
era crítico con el conservadurismo del gobierno. En un principio el gobierno de
la Unión había considerado que los esclavos huidos eran contrabando y se había
ordenado al ejército que devolvieras las propiedades robadas a sus amos. El
gobierno de la Unión no inspiraba elogios de Marx al Norte, sino los honorables
actos de justicia social de los abolicionistas del Norte que se negaban a
considerar a las personas africanas como mercancías o “contrabando”.
Como demuestran los escritos de Marx sobre la Guerra Civil y
otros escritos sobre la raza, su agenda política y su teoría no se limitaban
solamente a centrarse (como se suele creer erróneamente) en la emancipación de
la clase trabajadora blanca del trabajo de las fábricas o a concentrarse
exclusivamente en la destrucción del capitalismo. Las destrucción del
capitalismo era secundaria: era un medio para una emancipación humana a gran
escala que podría devolver al trabajo desde su forma alineada a su esencia
humana. La preocupación fundamental de Marx era la emancipación humana y el
grado extremo de alienación de la fuerza de trabajo racializada, y su papel
como eje central de la civilización capitalista occidental lo convertía en el
lugar necesario para empezar.
Contrariamente a las acusaciones de que Marx reducía todo a
la clase, sus escritos sobre la Guerra Civil revelan que la raza no ocupaba un
lugar secundario respecto a la lucha de clase sino que, por el contrario, la
lucha contra la esclavitud fue el precursor que impulsó a la clase trabajadora
a unirse a la lucha por la emancipación humana identificando las diferentes
formas que adoptó la opresión.
Notas
[1] Karl
Marx, “The Life-Destroying Toil of Slaves”, en The Karl Marx Library, Vol.
II: On America and the Civil War, edited by Saul K. Padover (Nueva
York: McGraw-Hill, 1972), 21. En adelanta las referencias a Padover
están en las notas o cuando aparecen varias referencias a un texto en
particular, directamente en el texto con el número de página.
[2] Marx,
“From letter written in French to Pavel Vassilyevich Annenkov”, en Padover, 36.
[3] Marx,
“Address of the International Working Men’s Association to President Lincoln”,
en Padover, 237.
[4] Marx, Capital, Vol.
I, traducción de Ben Fowkes (New York: Penguin, 1977), 915.
[5] Marx,
“From letter written in French to Pavel Vassilyevich Annenkov”, en Padover, 36.
[6] Marx,
“Slavery as a General System”, en Padover, 24.
[7] Marx,
“What is a Negro Slave?”, en Padover, 13.
[8] Marx,
“A Crisis in the Slavery Question”, en Padover, 133.
[9] Marx, “Master, Slave, and Overseer”, en Padover, 26.
[10] Marx, Capital, Vol. I, p. 414.
[11] Kevin Anderson, Marx at the Margins, (Chicago:
University of Chicago Press, 2010), 79.
[12] Marx, “The American Question in England”, en Padover,
53.
[13] Marx, “The Civil War in the United States”, en Padover,
93.
[14] Marx,
citado en Dunayevskaya, Marxism and Freedom (Amherst, NY: Humanity
Books, 2000), 82.
[15] Marx,
“The Civil War and the United States”, en Padover, 93.
[16] Marx,
“Address of the International Working Men’s Association to President Lincoln”,
en Padover, 236.
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