Tumba de Karl Marx en Londres
Cementerio de Highgate |
Ciertamente, Marx, durante su vida fue sólo relativamente
conocido. Su influencia comenzó poco después de su desaparición. Igual que
Cristo no fue cristiano, Marx no fue marxista. Él mismo, al enterarse de que en
Francia había surgido un partido marxista aseguró “soy yo entonces el que no es marxista”. Pero la influencia de Marx es innegable. Si Marx paseara por
las céntricas calles de su exilio londinense en la actualidad se encontraría
con camisetas con su rostro impreso en tiendas de ropa de diseño y la leyenda: “I told you so!” (Te lo dije), en clara
referencia a la que está cayendo en el mundo con un capitalismo desbordado y
enloquecido.
![]() |
Friedrich Engels & Karl Marx en Londres |
Y quizá si tuviera a su alcance las redes sociales de la
actualidad, el Manifiesto del Partido Comunista habría corrido como la pólvora.
El 5 de mayo se cumplieron 195 años del nacimiento de Carlos
Marx en la ciudad alemana de Tréveris, en el seno de una familia acomodada. Con
17 años, su padre le envió a estudiar Derecho a Bonn, pero al joven Carlos no
le gustaba en exceso esa discClub de la Taberna
de Tréveris. Al poco marchó a Berlín a estudiar, centrándose más en la
filosofía y la historia, donde entra a formar parte de los jóvenes hegelianos.
A Hegel no le conoció en vida y mantuvo con sus teorías filosóficas una
relación de amor odio.iplina, al menos, no tanto como las salidas nocturnas,
que llegó a ser copresidente del
De su vida formó parte importante su esposa, una mujer de la
aristocracia, algo más mayor que él y con quien compartió hasta la pobreza en
el exilio. Para ganarse la vida Marx se dedicó al periodismo, pero este oficio
no le gustaba mucho porque le quitaba tiempo para crear sus grandes obras. De
ellas, El Capital, que vería la luz en 1867, es la fundamental, un compendio de
filosofía, economía y política. En ella concluye que el capital domina y
condiciona el funcionamiento de la sociedad.
Años antes, en 1848, publicaría junto a Federico Engels El
Manifiesto del Partido Comunista, donde explica que la historia de la sociedad
es la historia de la lucha de clases, la lucha entre explotadores y explotados,
y que la emancipación mediante la revolución de los explotados, del
proletariado, sería la emancipación de toda la humanidad.
El hecho es que los capitalistas han sido grandes estudiosos
de Marx y, al tiempo que han sabido mantener desunidos a los explotados del
mundo, han logrado mantenerse unidos en esta globalización de los mercados. Sin
duda, si Marx levantara la cabeza exclamaría lo que reza la camiseta
londinense: “¡Te lo dije!”
La España
revolucionaria
Marx era un brillante analista del presente y del pasado,
como demostró en el XVIII Brumario de Luis Bonaparte. Profesional del
periodismo escribió una serie de nueve artículos sobre los sucesos acaecidos en
España en 1854. Esto es, el pronunciamiento liberal conocido como La
Vicalvarada y que dió como resultado el bienio progresista. Los artículos
fueron un encargo del New York Daily Tribune, un periódico estadounidense, a
quien, no nos engañemos, le venía muy bien la desestabilización de España para
lanzarse sobre la Cuba colonial.
Los artículos sobre nuestro país suponen uno de los mejores
estudios sociológicos e históricos de esa etapa de la que Marx destaca las
contradicciones del pueblo español. Recuerda Marx que la mayoría del clero, el
ejército, la nobleza y las clases altas se hicieron bonapartistas por sus
intereses particulares. Considera al español, un pueblo cainita y clerical que
a la vez fue capaz de sacar adelante la Constitución de 1812 y reunir unas
Cortes en Cádiz. Marx concluye que las clases dirigentes de España, la nobleza
y el clero, son las responsables de la decadencia española.
En un editorial habla Marx, a cuento de Espartero, sobre una
de las peculiaridades de las revoluciones que consiste:
“en que, justamente cuando el pueblo parece a punto de realizar un gran
avance e inaugurar una nueva era, se deja llevar por las ilusiones del pasado y
entrega todo el poder y toda la influencia, que tan caro le han costado, a unos
hombres que representan o se suponen que representan el movimiento popular de
una época fenecida”.
En definitiva, de aquellos barros, estos lodos…