
“¿Es latina la América central y meridional?”
En relación a la pregunta sobre la latinidad está la
pregunta que interroga sobre la identidad. ¿Qué es Latinoamérica? ¿El Quebec es
parte de Latinoamérica? ¿Y Haití? Si Latinoamérica se considera como la región
colonizada por países de raíz latina en territorio americano, es obvio que los
países colonizados por España, Portugal, Francia e Italia son parte de ese
conglomerado llamado “Latinoamérica”. Como sostiene Gramsci, según el país
nominado se designará “Hispanoamérica”, “Ibero América” y “Latinoamérica”.
Dice Gramsci:
Dice Gramsci:
“América central y meridional se caracterizan:
1) por un número considerable de Pieles Rojas que aunque sea
pasivamente ejercen una influencia sobre el Estado: sería útil poseer
informaciones sobre la posición social de estos Pieles Rojas, sobre su
importancia económica, su participación en la propiedad de las tierras y en la
producción industrial:
2) las razas blancas que dominan en América central y meridional no
pueden reintegrarse a patrias europeas que tengan una gran función económica e
histórica (Portugal, España, Italia) parangonable a la de los Estados Unidos.”
Lo interesante de estos conceptos, no sólo la preocupación
de Gramsci sobre las Pieles Rojas y su participación en la propiedad de la
tierra y la economía, sino que establece la relación dominador-dominados.
Dentro de esta relación de poder, Gramsci hace una distinción para el caso
argentino:
“Dichas razas representan en muchos Estados una fase semifeudal y
jesuítica, por lo que se puede decir que todos los Estados de la América
central y meridional (exceptuada Argentina, quizás) deben atravesar la fase del
Kulturkampf y el advenimiento del moderno Estado laico (la lucha de México
contra el clericalismo es un ejemplo de esta fase).”
En términos de Weber, la mayoría de la dirigencia de los
países latinoamericanos pertenece al ámbito de las sociedades tradicionales,
excepto Argentina. Gramsci ve en la Argentina los efectos de la modernización y
el carácter positivista del Estado Moderno.
La filosofía es hija de la historia, y Gramsci como
intelectual pertenece a la primera mitad del siglo XX. Para Gramsci, Argentina
es “el país más europeo y latino de América”.
Dice Nino citando a un "argentino al cien por cien":
“El director de un periódico literario ultra-nacionalista de la
Argentina (el país más europeo y latino de América) ha afirmado que el hombre
argentino "fijará su tipo latino-anglosajón predominante". El mismo
escritor, que se autodefine "argentino al cien por cien", dijo
todavía más explícitamente: "En cuanto a los norteamericanos, cuyo país
nos ha dado la base constitucional y escolar, es bueno decirlo de una buena
vez: nosotros nos sentimos más próximos a ellos por educación, gustos, manera
de vivir, que a los Europeos y a los Españoles afro-europeos, como aman
calificarse estos últimos; y no hemos temido jamás el látigo de los Estados
Unidos.”
Gramsci recibe la voz de los únicos que disponen de los
medios para expresar la palabra. Como dice Rancière:
“Así, pues, la simple oposición de los animales lógicos
[Se refiere Rancière al zôon
politikón aristotélico] y los
animales fónicos no es en modo alguno el dato sobre el cual se fundaría la
política. Esta, al contrario es una apuesta del litigio que la instituye.”
(El desacuerdo)
Los animales fónicos, los ruidosos, los guarangos, la
chusma, el calibanismo salvaje, todavía no irrumpía en la arena política
argentina. En gran parte de Latinoamérica existían procesos políticos
nacionales en la década del 30. México esperaba la llegada de Lázaro Cárdenas
para consolidar la Revolución Mexicana; Brasil esperaba la llegada del Estado
Novo de Getulio Vargas, Haya de la Torre en Perú y en el país más europeo de Sudamérica,
reinaba el fraude patriótico y se hambreaba al pueblo para exportar vacas
baratas a Inglaterra. Argentina no fue vanguardia.