
- Según Gramsci, el transformismo es un proceso usado como un sistema orgánico por las clases dominantes y que se expresa en la integración de los intelectuales y de otros grupos sociales al sistema hegemónico dominante, anulando así las conquistas populares
Recientemente ha aparecido un artículo de Julia Evelyn
Martínez muy interesante1. Se recurre a Gramsci para
describir el proceso de “degeneración” del FMLN y el PT de Brasil. La categoría
clave es Transformismo, un término político que como bien dice Julia
Evelyn fue acuñado por Gramsci. Sin embargo, creemos que el caso del FMLN
expresa un doble proceso o fenómeno, que no logra describirlo completamente la
categoría de Transformismo.
El Transformismo, según Gramsci, hace referencia a un
proceso, donde el sistema hegemónico, inherente a todo tipo sociedad, es usado
como un sistema orgánico a las clases dominantes y que se expresa en la
integración de los intelectuales de otros grupos sociales al sistema hegemónico
dominante, decapitando de esta forma al movimiento de masas.
Es decir pues, el transformismo no es algo aislado
de los grupos económicos de poder, sino que al contrario expresa la política de
las clases dominantes que se niegan a ceder, cualquier mínima reforma o
concesión económica y/o política a las clases subalternas y utiliza por tanto a
los jefes políticos integrándolos a la “clase política”.
Así ocurrió pues, por ejemplo en El Salvador, durante la
crisis de 1979, tras el derrocamiento del general Humberto Romero, donde estuvo
planteada la cuestión del poder y en este momento (de crisis orgánica), la
burguesía en alianza con el imperialismo instalan una junta reformista, en la
que son absorbidos los dirigentes de la “izquierda oficial” (el PCS),
participando en ministerios, jefaturas y en la misma Junta. Este Transformismo,
logra disminuir en alguna medida las luchas de masas. Afortunadamente no toda
la izquierda sufre este proceso y el hilo conductor de las luchas sociales no
se cae por completo2.
Este proceso de Transformismo es pues, la
absorción de los intelectuales, es decir los máximos dirigentes de las clases
subalternas a la “clase política” o bien también integrándolos a la
conformación de una nueva “sociedad civil” organizada de tal forma que resulte
más orgánica a la nueva fracción hegemónica del bloque histórico, es decir los
integra pues, a las organizaciones como ONG´s, iglesias, medios de comunicación
dominantes, etc., decapitando de esta manera al movimiento de masas.
Creemos que este proceso de Transformismo no es
nuevo en el país. De hecho, en 1983, tras el cambio de programa durante la
guerra3, pudo observarse un “quiebre
político” que si bien no constituye Transformismo, bien podría ser el
inicio de toda la degeneración del FMLN como instrumento político. A partir de
allí, todas las plataformas de gobierno son estrictamente burguesas4.
Por eso, en este momento y más estrictamente desde la
finalización de la guerra y la firma de los acuerdo políticos llamados “de
paz”, existe un proceso de Transformismo en la alta cúpula del FMLN.
Los otrora comandantes guerrilleros pasan a ocupar cargos en el parlamento y
otras instituciones del Estado5, dándose así el clásico proceso que
Gramsci teoriza, donde los dirigentes de las clases subalternas pasan a ocupar
cargos en la sociedad política bajo el mandato ideológico de la democracia
burguesa, es decir renunciando al proyecto socialista. Aquí ocurre además otro
proceso, que aunque no desentrañemos en su totalidad, es necesario por lo menos
mencionarlo: cómo elTransformismo de la cúpula del FMLN da pie, años más
tarde a su aburguesamiento, es decir como de ser absorbida por las clases dominantes,
pasa años después a convertirse en una fracción burguesa que se disputa la
dirección del bloque hegemónico y con ella del bloque histórico salvadoreño.
21 años de acuerdos de paz y el proceso es constante. Con
las elecciones del 2009, se da un nuevo Transformismo ahora no sólo
con los dirigentes del partido, sino con líderes comunales, dirigentes
sindicales y en fin, dirigentes de todo el movimiento social y popular, que
pasan a ocupar cargos en las instituciones gubernamentales. Estos dirigentes populares
o bien se acomodan a los intereses de las clases dominantes (por ejemplo
Armando Flores, ministro de Economía, otrora dirigente estudiantil y
posteriormente miembro del movimiento social, Hugo Martínez dirigente del FMLN
y un largo etc.) o bien terminan siendo expulsados del gobierno de Funes-FMLN.6
En un artículo anterior hemos analizado como el gobierno de
Funes-FMLN, tiene un carácter evidentemente preventivo ante las jornadas de
luchas acumuladas en los últimos dos gobiernos de ARENA y constituye además una
estrategia del imperialismo para mantener y profundizar las políticas
neoliberales en la región7.
Vemos pues, que el Transformismo en el FMLN no es
para nada nuevo, sino que data incluso desde las entrañas mismas de la guerra y
se va prolongando, hasta llegar a los acuerdos políticos llamados de “de paz” y
el gobierno de Funes-FMLN en el 2009. Vemos además que sucede con la alta
cúpula del FMLN y no solo con un sector “electoralista”.
El “aburguesamiento
del FMLN y el transformismo de los “mandos medios”
Lo que en realidad sucede en el FMLN pues, y por lo que
apuntábamos que es un doble proceso, es que su cúpula se ha vuelto
estrictamente burguesa, es una cúpula que posee enormes cantidades de empresas
y capital, disfrazadas bajo la ideología de “empresas de finalidad social”8. Pero sucede además un proceso
paralelo de transformismo, pero este no opera en la cúpula sino en
los mandos medios, pues la cuestión de la cúpula no es ya que hayan sido
absorbidos por las clases dominantes, sino simplemente que se han convertido en
una nueva burguesía, tal y como sucedió con Ortega en Nicaragua.
Además este proceso de Transformismo no es impulsado,
es decir no es orgánico a los intereses de las clases dominantes tradicionales
(Cristiani, Poma, etc.), sino orgánico a los intereses de este nuevo sector
burgués.
De allí que creamos también que la aseveración de Julia
Evelyn, en su citado artículo sobre el transformismo en la izquierda,
apropósito de que “Esperemos que en El Salvador, la vertiente electoral del
partido FMLN pueda mirarse en el espejo del PT de Brasil, para detener o
revertir su proceso de transformación y que pueda así re-encontrase con sus
bases”9; no es sólo imposible, sino también
contrario a los intereses de alta cúpula del FMLN y por tanto tal suceso, no
ocurrirá jamás. De allí la importancia también de la construcción de un nuevo
instrumento político de lucha clasista.
Notas
1 Julia Evelyn Martínez. El
transformismo en la izquierda. 28-05-2013 Disponible en Gramscimanía
2 En este caso la teoría del
transformismo de Gramsci tiene elevada semejanza con las teorías de los frentes
populares o gobiernos de conciliación de clases, acuñadas por el trotskismo.
3 Véase Joel Arriola. 30
años de la muerte de Marcial y el “quiebre político” de la guerra civil
salvadoreña. 17-04-2013 Disponible en Rebelión
4 Véase por ejemplo: FMLN. Lineamientos
para la plataforma electoral. 4 de septiembre de 1993; o bien el Programa
social y democrático para el Salvador de septiembre de 2003, que no es más
que una propuesta ampliada y más elaborada del mismo programa burgués de 1993.
5 Es necesario recatar que el
mero hecho de pasar a formar parte del parlamento no constituye Transformismo en
sí, pero el participar en el parlamento bajo el mandato ideológico de la
democracia burguesa (y más aun de la neoliberal) renunciando al proyecto
revolucionario-socialista histórico si lo es.
6 Aquí también existe similitud
entre las aportaciones teóricas de Gramsci y el trotskismo. Para Gramsci el
transformismo se da en un momento de movilizaciones sociales y se hace
precisamente para descabezar el movimiento de masas, transformando a sus
dirigentes. Para el trotskismo lo que ocurre es la formación de gobiernos de
frente popular o de conciliación de clases, que se dan siempre en el marco de
movilizaciones sociales (o en un posible ascenso de estas) y que se dan
precisamente para mantener el orden social, cooptando para ministerios,
jefaturas, etc. Líderes del movimiento popular, sindical, social, etc. En ambos
es pues, una salida “democrática” al ascenso (o posible ascenso) de masas, que
incluye la traición de alguna parte de la dirigencia.
7 Véase Joel Arriola y Alberto
Quiñónez. ¿Qué es el gobierno de Funes-FMLN? Elementos para un debate en
la izquierda en EL Salvador. 16-05-2013 Disponible en Rebelión
8 Véase el excelente artículo de
Julia Evelyn Martínez, La disputa por la dirección del bloque hegemónico. Disponible
en Rebelión
9 Julia Evelyn Martínez. Op
Cit.
Joel
Arriola es estudiante de sociología de la Universidad de El Salvador