
El surgimiento de los nuevos movimientos sociales en los
años sesenta y ochenta del siglo pasado, y del movimiento altermundista a partir de las cumbres de la Organización Mundial de
Comercio (OMC) en Seattle, 1999, y del Grupo de los Ocho (G-8) en Génova, 2001,
estimularon un extenso debate en múltiples foros y espacios académicos. Es
significativo que, sobre todo en la sociología, los movimientos sociales se
impusieron como objeto de estudio (Sousa Santos, 2001: 177). De esta manera,
los debates llevaron a un enriquecimiento de los instrumentos
teórico-metodológicos en cuanto al análisis de los movimientos sociales como
tales. Sin embargo, este enfoque sociológico desatendió un análisis propiamente
político del fenómeno, principalmente en lo que al Estado se refiere. Creemos
que los planteamientos de Antonio Gramsci alrededor de su concepto de “Estado
ampliado” constituyen un marco teórico adecuado para dicha tarea.
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En las
siguientes líneas queremos indagar posibles puntos de partida para pensar y
analizar los movimientos sociales desde un punto de vista gramsciano, es decir,
ubicarlos en el contexto del Estado ampliado. Creemos que tanto para los
estudios gramscianos como para los estudios de los movimientos sociales esta
labor puede resultar provechosa.
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