- “¿Cómo es posible pensar el presente, y un presente bien determinado, con un pensamiento trabajado por problemas de un pasado remoto y superado?" Antonio Gramsci: ‘El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce’

Justamente la
característica no articulada de sus Cuadernos de la cárcel y el hecho mismo de
que su autor no los haya revisado para su publicación ha dado lugar a las más
variadas interpretaciones teóricas y políticas de los mismos. Las preguntas
acerca de qué hubiera dado a conocer Gramsci, qué hubiera sostenido en
definitiva y qué hubiera desechado por provisional o errado son de imposible
dilucidación, pero han servido para provocar fuertemente, como acicate
intelectual y político, la búsqueda de respuestas a los constantes desafíos de
la dominación capitalista.
No es extraño que la preocupación de Gramsci por desentrañar
los mecanismos consensuales de la dominación burguesa en las sociedades
modernas desde principios de siglo, que expresaban formas de integración social
de los sectores populares más complejas y obligaban a pensar nuevas estrategias
de lucha revolucionaria, haya sido puesta de manifiesto en el cenit de las
formas benefactoras del Estado capitalista, con su intrincado entramado de
instituciones, desarrolladas tanto en el ámbito de la sociedad civil como en el
de la sociedad política, sobre la base de las condiciones materiales más
favorables para las masas conocidas desde la aparición del capitalismo. Y
también en América Latina se produjo un renovado interés por la obra de
Gramsci, sobre todo a partir de la cruenta derrota del proyecto de Allende en
Chile y de la emergencia de las dictaduras militares en el cono sur en su
conjunto, que volvieron a poner en el tapete la cuestión de la construcción de
contrahegemonía popular.
Las lecturas que intentaron hacer de Gramsci un
"teórico de las superestructuras", un propulsor de la toma del poder
"de a pedacitos", el ideólogo del "compromiso histórico"
con la burguesía y de la "vía democrática al socialismo", o que
intentaron escindirlo completamente de la tradición leninista e incluso del
propio Marx para justificar posturas políticas socialreformistas, se
entrecruzaron en una disputa política con quienes pretendían rescatar su
esencia revolucionaria y el carácter de continuación-superación de la tradición
marxista de sus escritos carcelarios en particular. Intensos debates se
suscitaron alrededor de su obra, hasta que los nuevos tiempos neoconservadores,
primero, y el derrumbe de los socialismos reales, después, terminaron por
eclipsar el interés por este teórico convencido de la conveniencia y de la
posibilidad de la transformación socialista de la sociedad.
De ahí que volver una vez más sobre la obra de Gramsci
implica un gran desafío. Por una parte, se trata de ser lo más fiel posible al
propio autor, teniendo en cuenta tanto la letra como el contexto histórico de
su producción y su pertenencia teórico-política a la tradición marxista, en un
terreno en que muchos otros antes se han adentrado. Rescatar la dimensión
histórica nos permitirá, por cierto, no perder de vista el origen de las
preocupaciones gramscianas, a la vez que evitar extensiones improcedentes de sus
conceptos y categorías de análisis. Por otra parte, el sentido de un trabajo
como el que hoy nos proponemos radica en rescatar la fecundidad explicativa de
sus conceptos más sustantivos, aquellos cuya riqueza teórica otorga pistas
interesantes para analizar la realidad presente de una sociedad como la
nuestra, en un tiempo en que intentar pensar en cambios de la naturaleza
opresiva de los capitalismos "realmente existentes" suena más utópico
que nunca. No obstante, creemos que vale la pena el desafío.
La ampliación del concepto de Estado y la consiguiente
reformulación del concepto de hegemonía producida por Gramsci es uno de los
aportes más significativos a la teoría del Estado contemporánea. Más allá de
contradicciones y debilidades ya muy bien señaladas por diversos autores, es
preciso destacar cómo, al indagar sobre el aspecto consensual de la dominación,
Gramsci realiza un invalorable aporte para desentrañar la complejidad de la
dominación burguesa en las sociedades de capitalismo desarrollado, que a su vez
provee interesantes herramientas para analizar las sociedades periféricas como
la nuestra. La relación entre coerción y consenso, entre dirección intelectual
y moral y dominio, entre hegemonía y dominación, indisolublemente ligadas a las
bases materiales de producción y reproducción de la vida social, constituyen
los términos nodales de la reflexión gramsciana de mayor relevancia para
entender nuestras sociedades.
El proceso de retorno al sistema democrático en América
latina a partir de los años 80, luego de años de regímenes dictatoriales, se
vió signado por la implementación de severísimas políticas de ajuste económico
contradictorias con las aspiraciones económicas y sociales de los pueblos que
impulsaron esos cambios políticos democráticos. Así, la aparente
"autonomización" de los aspectos económicos (miseria y exclusión)
respecto de los políticos (voto universal periódico y libertades públicas)
parecería marcar una fuente de innumerables interrogantes a la hora de pensar
sobre el futuro de estas sociedades pauperizadas. Muchos análisis se han
efectuado a propósito de esta contradicción, que remite a la ya clásica
discusión en torno a la compatibilidad de (qué) capitalismo y (qué) democracia,
cuya elucidación teórica y política sigue resultando fundamental. La crisis del
esquema neoliberal abrió las puertas, en casi toda la región, a un nuevo ciclo
de luchas populares y la consagración de gobiernos que, sea desde la retórica o
desde acciones concretas, se plantean en oposición a la agenda de los noventa.
En este contexto, la articulación de coerción y consenso, la tensión entre
dirección y dominación, la problemática de la construcción de hegemonía
burguesa y de contrahegemonía popular constituyen las cuestiones más
importantes a propósito de las cuales la obra de Gramsci puede ayudarnos a
arrojar luz.
Para dar cuenta de tales cuestiones el presente capítulo se
propone, a partir del análisis del itinerario teórico de Gramsci sobre la
cuestión del Estado desde la época de L'Ordine Nuovo hasta sus reflexiones
carcelarias, indagar en la cuestión de la hegemonía y sus derivaciones en el
actual contexto de los capitalismos periféricos como el argentino. Nuestro
interés se centrará en un punto en especial: sobre qué bases materiales les es
posible a las clases dominantes construir una supremacía hegemónica. En otras
palabras, se trata de plantear si es posible la existencia de consenso entre
las clases subalternas sobre la base de criterios puramente ideológicos, más allá
de sus condiciones de vida reales consideradas en el mediano y largo plazo. De
ahí el interés por insistir una vez más en las dimensiones que se abren a
partir de la noción gramsciana de hegemonía.
Resta señalar que se ha adoptado el criterio de utilizar
abundantes citas textuales, organizadas y expuestas según el orden temático
propuesto en este trabajo, a efectos de mantener la mayor fidelidad posible con
el pensamiento de Gramsci, justamente por las características no sistemáticas
de su obra.