
- Redactados durante su cautiverio, los "Cuadernos de la cárcel" constituyen la obra más relevante de Antonio Gramsci, tanto por su extensión como por la multiplicidad de asuntos que aborda. Más citado que conocido, Gramsci constituye todavía hoy una fuente de inspiración para la izquierda y continúa ofreciendo herramientas útiles para el análisis histórico y social.
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En el verano de 2011 volví a leer las Cartas de Antonio
Gramsci, de la Editorial Veintisieteletras, prologadas por Francisco Fernández
Buey y, en otoño, vi en las librerías un librito sobre /de Gramsci, cuya
palabra indiferentes en grandes letras resumía la pequeña recopilación de
artículos que contenía.
Indiferentes es uno de los siete artículos que publica en la revista La Ciudad Futura. Este ensayo está escrito contra la pasividad y la indiferencia, señalando muy claramente el rechazo que le produce quien no se compromete, pues vivere vuol dire essere partigiani.
Indiferentes es uno de los siete artículos que publica en la revista La Ciudad Futura. Este ensayo está escrito contra la pasividad y la indiferencia, señalando muy claramente el rechazo que le produce quien no se compromete, pues vivere vuol dire essere partigiani.
Después vino el invierno. Y continuó la fe en las virtudes
del mercado libre, la desconfianza en la política y en lo
público, el rechazo al gasto social, la negación a recaudar impuestos que
graven la renta y la riqueza de las clases acomodadas. Llegaron las elecciones
y la reducción de la ciudadanía a súbditos y a clientes de las empresas, a un
economicismo financiero que lo devora todo. Se impuso la austeridad en la
cultura, en el pensamiento, en la educación, en la sanidad, etcétera. El
deterioro de la democracia, la pérdida
de los derechos humanos de los ciudadanos. El triunfo del homo financierus. Se ha presentado el déficit fiscal y el problema
de la deuda como producto del despilfarro del Estado de bienestar y no como
efectos de la recesión económica. Se ganó la batalla de las ideas, se tiene la
hegemonía, se domina la política y una gran parte de la sociedad ha admitido
esta visión. Es verdad, que hay resistencia ciudadana en la calle: el
15-M; la marea verde; las batas blancas;
la judicatura y, sobre todo, hay que destacar las tres huelgas generales, dos
de ellas en el año 2012, convocadas por los sindicatos.
Las políticas de la derecha hacen recaer sobre el trabajo la
salida de la crisis. Todo recae sobre las espaldas de los ciudadanos que tengan
un trabajo, una nómina. La salida de la crisis no la van a pagar por igual
todos los ciudadanos. La clase subalterna es la que va a pagar el pato. Por eso
la desigualdad se hace cada vez más insoportable. ¿Qué narración está
justificando esta forma de soportar la crisis? ¿Hay otra posible
narración? ¿Qué otras herramientas
intelectuales y políticas podríamos tener? En esta situación ¿convendría volver
a poner en circulación el pensamiento de Gramsci contenido en los Cuadernos de
la Cárcel?
El pensamiento de Gramsci todavía hoy supone un importante
estímulo intelectual. Aporta una perspectiva original para orientar la acción
social hacia el objetivo de una mayor libertad y justicia, destacando la
necesidad de la participación colectiva de los ciudadanos. Gramsci es el gran
descubridor, y sobre todo, el mejor analista en el campo de la izquierda
intelectual y política del relevante e imprescindible papel de la sociedad
civil para llevar a cabo las transformaciones en el Estado. Percibe que la
ruptura revolucionaria con el pasado no siempre es posible, y advierte que la
reforma intelectual y moral de la sociedad es el camino real que hay que
recorrer, si se quiere alcanzar un proyecto socialista. Esta movilización del
potencial social aparece como previa y necesaria para impulsar la emancipación
de los sectores subordinados. De esta manera la filosofía de la praxis, de
Gramsci, combate una concepción de la política que la reduzca a la acción de
los gobernantes y a la sustitución de estos por otros diferentes. Si la
política es entendida sólo como este relevo, el resultado es siempre la
creciente separación entre gobernantes y gobernados. Al final, ello conduce al
descrédito y debilitamiento de la democracia.
IGNACIO JARDÓN nació en Madrid,
estudia Filosofía y Letras en la Universidad Complutense. Participa en diversos
Seminarios en elInstituto Fe y Secularidad. En el curso 1978-1979 contribuye a montar
el sindicato de enseñanza de Comisiones Obreras en Ciudad Real. Se traslada a Madrid
y colabora en la revista de la Sociedad Española de Profesores de Filosofía:
Paideia. Se doctora en la Universidad Autónoma de Madrid con la tesis ‘ElConcepto
de Filosofía en Gramsci’. Ha sido catedrático de Filosofía en el IES Gran Capitán
de Madrid y Profesor Asociado del ICE de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha
sido colaborador de la Fundación de Investigaciones Marxistas en su revista
Papeles de la FIM. En la actualidad está jubilado