Pierre Bourdieu ✆ Miguel Loureiro |
No vamos a hacer una confrontación académica entre dos autores,
sino un análisis interrelacionado de dos paradigmas capitales en la
investigación actual sobre la cultura. Estos autores representan modos
diferentes de observar la interacción ideológica entre las clases sociales. La orientación
gramsciana se caracteriza por estudiar los procesos culturales en tanto están
constituidos por la contraposición entre acciones hegemónicas y subalternas. Bourdieu,
por su parte, es quien más ha desarrollado un modelo según el cual la cultura
de las distintas clases se configuraría por la apropiación diferencial de un
capital simbólico común, por las maneras en que el consumo las incorpora a la
reproducción social .
Nos interesa, más que la posible complementación entre las obras
de ambos autores, imaginar y discutir la aproximación entre sus estilos de
análisis.
No sólo como contribuiría la problemática privilegiada por uno a enriquecer la elaborada por el otro, sino en qué sentido el acercamiento reelaboraría ambas problemáticas, el campo conceptual en que ellas coexisten en la realidad (y se ignoran en la bibliografía). También nos preguntaremos qué consecuencias tienen una y otra concepción de los procesos culturales en el debate presente sobre la crisis de hegemonía de los partidos y la construcción de nuevas formas de organización popular y de práctica política.
No sólo como contribuiría la problemática privilegiada por uno a enriquecer la elaborada por el otro, sino en qué sentido el acercamiento reelaboraría ambas problemáticas, el campo conceptual en que ellas coexisten en la realidad (y se ignoran en la bibliografía). También nos preguntaremos qué consecuencias tienen una y otra concepción de los procesos culturales en el debate presente sobre la crisis de hegemonía de los partidos y la construcción de nuevas formas de organización popular y de práctica política.
Se necesitaba una obra tan lacónica como la de Gramsci para
hacerle decir tantas cosas. Como teórico de la superestructura, sirvió para desembarazares
del economicismo leninista. Su dedicación a la cultura popular dio esperanzas
de que la escasa elaboración marxista sobre la ideología, que de Marx a
Althusser se restringió casi siempre a la ideología dominante, ahora sí pudiera
explicar las culturas subalternas. Ante la crisis del althusserismo, de su
positivismo estructuralista y su concepción funcionalista sobre los aparatos
ideológicos, redescubrimos la fecundidad política y científica del concepto
"aparatos de hegemonía". Hubo quienes encontraron en él al teórico
clave para todo: el superador de Lenin, el intérprete de la crisis del
capitalismo y de la revolución en Occidente, la reformulación de la teoría del Estado
y del partido, el estratega de las coyunturas. ¿Puede una obra tan fragmentaria
suministrar visiones completas y satisfactorias sobre fenómenos tan diversos?
¿O será Gramsci, más que el autor de algunos miles de
páginas, a veces brillantes, a veces rudimentarias, un lugar imaginario donde
situamos la fantasía de que el marxismo vuelva a funcionar como el surtidor de
recetas omnicomprensivas?
Si fuera así, la pregunta básica ya no sería - como en tanta
bibliografía reciente –¿cuál es el verdadero Gramsci? Pese a la pertinencia de
esta cuestión para la historia del marxismo, más allá de la utilidad que
tuvieron los esfuerzos hermenéuticos de Buci Glucksmann y Portantiero, entre
otros, pareciera llegado el momento de hablar, no de "los usos de
Gramsci" sino de sus límites. Por ejemplo, de lo que la expansión
entusiasta del gramscismo ha impedido pensar. De cómo en ciertas universidades latinoamericanas
el uso simplificador o excluyente de dos o tres esquemas desgajados del
universo gramsciano redujo la complejidad desconocida del campo cultural.
¿Cuántos libros y tesis se han escrito suponiendo que explicar procesos sociales
consiste en ver qué hechos se dejan encolumnar en una lista de
"hegemónicos" y otra de "subalternos"?
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Néstor García Canclini |

Autor de numerosas publicaciones, entre otras: "Cortázar, Una Antropología Poética"; "Las Culturas Populares en el Capitalismo" (Premio Casa de las Américas 1981). Actualmente es profesor de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México.