- “El llamado de Schelling a la cátedra berlinesa por parte del monarca prusiano tenía precisamente por consigna: “Para que destruyese la semilla de Dragones que Hegel había sembrado desde ella”, directa referencia a la dialéctica.”: Carlos Astrada, 1970

A diferencia de Marx y Engels, quienes fueron desde el
interior mismo de la desagregación del sistema hegeliano hacia la política
revolucionaria, tanto Lenin como Trotsky y Gramsci han desarrollado una
relación con la filosofía desde un pensamiento político maduro y fogueado en
torno a combates de clases del siglo XX mucho más agudos que los que viviera
Marx en su siglo, tales como la revolución rusa, los consejos de Turín, el
ascenso del fascismo y la burocratización de la URSS.
No obstante las diferencias dadas por el contexto histórico y cultural (incluido fundamentalmente el cambio de práctica del movimiento obrero), hay un trasfondo común entre Marx y Lenin, Trotsky y Gramsci: el rol central que otorgan a la dialéctica como método de pensamiento y la recreación de la misma en la construcción de sus teorías de la revolución y en los análisis de las dialécticas históricamente concretas en que tomaron parte activa.
No obstante las diferencias dadas por el contexto histórico y cultural (incluido fundamentalmente el cambio de práctica del movimiento obrero), hay un trasfondo común entre Marx y Lenin, Trotsky y Gramsci: el rol central que otorgan a la dialéctica como método de pensamiento y la recreación de la misma en la construcción de sus teorías de la revolución y en los análisis de las dialécticas históricamente concretas en que tomaron parte activa.
Polémicas
El estallido de la Primera Guerra Mundial significó no sólo
la bancarrota de la Segunda Internacional como organización política de la
clase obrera sino también de la filosofía de la historia, gradualista y
mecanicista en que se basaba su práctica reformista. Fue en medio de esta
crisis fenomenal del movimiento marxista que Lenin, quien se consideraba un
“marxista de filas” poco versado en asuntos de filosofía se embarcó en un
estudio serio y sistemático de la Ciencia de la Lógica de Hegel. Los frutos de
este encuentro entre dos gigantes de la historia humana están aún en discusión.
Sin entrar en mayores detalles en torno a algunos de estos debates, que sí
tomaremos en cuenta en el curso, podemos señalar lo siguiente: en primer lugar
Lenin fortaleció su visión del marxismo, incorporando en mayor profundidad la
relación del pensamiento de Marx con el de Hegel. En segundo lugar desarrolló
un punto de vista crítico sobre el pensamiento predominante en la Segunda
Internacional, recostado fundamentalmente sobre una interpretación mecanicista
del materialismo, más parecida a la de Feuerbach que a la de Marx (con la cual
tienen cierto parentesco los aspectos más débiles de su propia obra
Materialismo y Empiriocriticismo, publicada en 1908). Y por último se valió del
pensamiento hegeliano para madurar una comprensión de la realidad como proceso
contradictorio y multilateral, incluyendo el rol activo del sujeto en la constitución,
desarrollo y superación de dicho proceso como totalidad abierta y en permanente
cambio.
La dialéctica de la transformación de los contrarios uno en
otro, será resaltada por Lenin como una de las claves teóricas para comprender
los saltos y grandes procesos históricos. Desde este punto de vista su audaz
consigna “transformar la guerra imperialista en guerra civil” tiene una
relación directa con el enriquecimiento de su pensamiento político-ideológico a
través de la lectura de Hegel y del tratamiento de la dialéctica viva del
proceso histórico. En este sentido Trotsky señalaría en los años 30 que la
dialéctica de Lenin era una “dialéctica de gran escala”.
La dialéctica de Trotsky es una dialéctica del desarrollo
desigual y combinado del proceso histórico que a la vez se expresa en la lógica
interna de su teoría de la revolución permanente. Esta afirmación reconocida
por infinidad de comentadores, ha sido acompañada en la mayoría de los casos
por la construcción de un Trotsky mecanicista y dogmático en filosofía. Lejos
estamos de inventar un Trotsky filósofo, con respuestas a todos los problemas
planteados en el debate acerca de la filosofía del marxismo. No obstante desde
la publicación en los años "80 de los Escritos sobre Lenin, dialéctica y
evolucionismo1 contamos con un valioso material en el cual Trotsky, de forma
fragmentaria expone algunos puntos de vista sobre la dialéctica, los cuales es
necesario estudiar y debatir.
La ventaja de estos textos radica en que por su carácter de
manuscritos para la clarificación de las propias ideas del autor (mientras
preparaba su biografía de Lenin) están relativamente exentos de exageraciones
polémicas, lo cual ocurre en mayor medida en los debates con los intelectuales
“anti-defensistas” del SWP norteamericano. Trotsky acometió la lectura de la
Ciencia de la Lógica de Hegel junto con las notas de Lenin.
Si bien la lectura de Hegel por Trotsky, quien consideraba
insuficientes sus propios conocimientos filosóficos, es menos sistemática que
la de Lenin, contiene interesantes conclusiones, entre ellas que la lógica no
es tanto un reflejo del mundo exterior sino que expresa las leyes de la
consciencia en su relación activa con este último. Asimismo insistirá sobre el
rol fundamental que juega en la dialéctica el principio o ley de la
transformación de la cantidad en calidad, la cual nos da la pauta para
comprender la estructura de los procesos históricos y naturales.
Permanentemente Trotsky esbozará una visión que se opone tanto al subjetivismo
como al objetivismo, ubicando la actividad del sujeto como parte de la realidad
objetiva, con múltiples determinaciones en ambos sentidos. Su lectura sobre la
transformación de la cantidad en calidad tiene una importante relación con el
rol central que juega el concepto de transición en la teoría política de
Trotsky.
Estos escritos contienen a su vez elementos de debate contra
intelectuales radicales norteamericanos influidos por el pragmatismo (filosofía
relativista que expresó la ideología del compromiso democrático hasta el advenimiento
de la llamada guerra fría especialmente en las figuras de William James y John
Dewey) como Max Eastman y elementos de diálogo con el psicoanálisis freudiano.
Gramsci parte desde otra visión de la problemática
filosófica del marxismo más alejada de las tradiciones rusa y alemana. Su
pensamiento está ligado a la llamada “reacción antipositivista” a través de
Sorel, (líder del sindicalismo revolucionario francés, quien se apoyaba en la
filosofía de Bergson y la de William James para resaltar la acción contra el
mecanicismo socialdemócrata) y del idealismo neohegeliano historicista de
Benedetto Croce. En el campo de la propia tradición marxista italiana, Gramsci
mantiene una deuda notoria con Antonio Labriola (a quien Trotsky leyera con
gran interés en su juventud y a quien Lenin había leído también).
Esquematizando, como hemos venido haciendo, podemos señalar dos abordajes de la dialéctica en Gramsci. Por un lado la dialéctica del proceso histórico es recreada por Gramsci en su debate contra la estrategia y la teoría de la revolución pasiva propia de los liberales moderados en el proceso de la unificación italiana. La dialéctica de la revolución pasiva o revolución-restauración implica una instrumentalización conservadora de la dialéctica histórica en la cual el resultado final del proceso no es una superación sino una conservación de la realidad existente, poniendo el Estado liberal-burgués como un límite infranqueable de la historia. Gramsci identifica a Croce como un sistematizador y recreador de esta posición. En el terreno metodológico, en su debate contra Bujarin (a quien Gramsci critica por el nulo tratamiento de la dialéctica en su Teoría del materialismo histórico) y la sociología positivista señalará la importancia del salto de cantidad en calidad, que coincide a su vez con la transformación de lo objetivo en subjetivo, de una ubicación subalterna a otra hegemónica de la clase obrera.
Esquematizando, como hemos venido haciendo, podemos señalar dos abordajes de la dialéctica en Gramsci. Por un lado la dialéctica del proceso histórico es recreada por Gramsci en su debate contra la estrategia y la teoría de la revolución pasiva propia de los liberales moderados en el proceso de la unificación italiana. La dialéctica de la revolución pasiva o revolución-restauración implica una instrumentalización conservadora de la dialéctica histórica en la cual el resultado final del proceso no es una superación sino una conservación de la realidad existente, poniendo el Estado liberal-burgués como un límite infranqueable de la historia. Gramsci identifica a Croce como un sistematizador y recreador de esta posición. En el terreno metodológico, en su debate contra Bujarin (a quien Gramsci critica por el nulo tratamiento de la dialéctica en su Teoría del materialismo histórico) y la sociología positivista señalará la importancia del salto de cantidad en calidad, que coincide a su vez con la transformación de lo objetivo en subjetivo, de una ubicación subalterna a otra hegemónica de la clase obrera.
Entre estos tres dirigentes e intelectuales revolucionarios
hay destacables diferencias, relacionadas con el contexto histórico, las
influencias y las tradiciones. Lenin y Trotsky hablan desde el materialismo
dialéctico (visión más ligada a Engels y Plejanov) mientras Gramsci (siguiendo
la lectura de Antonio Labriola) se ubica desde la filosofía de la praxis.
Tienen distintas lecturas acerca de la ciencia, de las tradiciones idealistas y
materialistas y de muchas cuestiones más. Pero lo que tienen en común es el
intento de desarrollar la dialéctica como un pensamiento vivo y creador (con
mayor peso de la problemática filosófica en el caso de Gramsci), desde una
perspectiva completamente contrapuesta a la reaccionaria instrumentalización de
la dialéctica operada por el stalinismo, cuyos burócratas de la filosofía
“resolvieron” que Hegel era un representante de la reacción aristocrática
contra la revolución francesa, a la par que transformaban la dialéctica en un
conjunto de leyes acríticas justificadoras del dominio despótico de la
burocracia.
Esta nueva iniciativa del Instituto de Formación Marxista
apunta a recrear la dialéctica como el núcleo del pensamiento marxista,
abriendo un debate necesario para la formación de nuevas camadas de militantes
revolucionarios.
Nota
1 Traducidos por Philip Pomper con estudio preliminar y
notas con el título Trotsky’s Notebooks, 1933-1935. Writings on Lenin,
Dialectics, and Evolutionism. Columbia University Press, 1986.
PTS Argentina / Ariane Díaz & Gabriel Lanese, coordinadores