
I. Introducción
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Pero hay que tomar en cuenta, que para nosotros
hoy este libro -El Capital- es un libro clásico.
Critica la economía política a partir de la teoría burguesa de su tiempo, en especial de Adam Smith y David Ricardo. Hoy, sin embargo, esta teoría burguesa ha cambiado. Se trata hoy más bien de la teoría económica neoclásica y neoliberal. Para poder seguir a estos cambios, la propia crítica de la economía política tiene que ser reubicada. Pero eso obliga a reflexionar especialmente sobre el método, en el cual se fundamenta la continuidad. Se trata de una concepción del método distinta de lo que es corriente hoy. No se trata de un método abstracto, que se aplica, sino de un método concreto que se desarrolla como parte del propio análisis. En la tradición de Marx se lo llama el materialismo histórico.
Critica la economía política a partir de la teoría burguesa de su tiempo, en especial de Adam Smith y David Ricardo. Hoy, sin embargo, esta teoría burguesa ha cambiado. Se trata hoy más bien de la teoría económica neoclásica y neoliberal. Para poder seguir a estos cambios, la propia crítica de la economía política tiene que ser reubicada. Pero eso obliga a reflexionar especialmente sobre el método, en el cual se fundamenta la continuidad. Se trata de una concepción del método distinta de lo que es corriente hoy. No se trata de un método abstracto, que se aplica, sino de un método concreto que se desarrolla como parte del propio análisis. En la tradición de Marx se lo llama el materialismo histórico.
Marx considera central para su enfoque del pensamiento
crítico la crítica de la economía política. En 1859 publica un primer libro
referente a la economía política propiamente dicha, que lleva como título “Contribución
a la crítica de la economía política” (1). En el año 1867 publica “El Capital”, que lleva como
subtítulo (2): “Crítica de la economía política”. Marx lo entiende como
una continuación del libro anterior.
Marx escribe para el libro de 1859 una introducción, en la
cual intenta formular el método que subyace a su crítica de la economía
política. Pero, al no estar satisfecho con este su análisis, no lo publica. Fue
publicado muy posteriormente en el siglo XX. En vez de esta introducción,
publica un prólogo muy conocido, en el cual presenta su teoría de la infraestructura
y la superestructura, que en este tiempo lo considera como el resumen breve de
su método. En este prólogo la superestructura es considerada compuesta por:
formas jurídicas, políticas, religiosas, de arte y filosóficas.
Sin embargo, en El Capital Marx cambia este punto de vista
sobre el método de manera radical. Marx deja de hablar de la superestructura y
desarrolla un concepto de reflejo en el espejo que es inclusive contrario a lo
que -por lo menos aparentemente- expone en este prólogo. Marx pasa ahora en el
Capital a una especie de fenomenología de la vida real.
II. El paso de Marx
hacia una fenomenología de la vida real
Quisiera partir de un texto tomado del Capital, en el cual
ésta relación de base y superestructura y de las formas institucionales e
ideológicas correspondientes, son vistas de una manera radicalmente diferente:
"Las mercancías no pueden acudir ellas solas al mercado, ni
cambiarse por sí mismas. Debemos, pues, volver la vista a sus guardianes, a los
poseedores de mercancías. Las mercancías son cosas, y se hallan, por tanto,
inermes frente al hombre. Si no se le someten de grado, el hombre puede emplear
la fuerza o, dicho de otro modo, apoderarse de ellas. Para que estas cosas se
relacionen las unas con las otras como mercancías, es necesario que sus
guardianes se relacionen entre sí como personas cuyas voluntades moran en
aquellos objetos, de tal modo que cada poseedor de una mercancía sólo puede
apoderarse de la de otro por voluntad de éste y desprendiéndose de la suya propia;
es decir, por medio de un acto de voluntad común a ambos. Es necesario, por
consiguiente, que ambas personas se reconozcan como propietarios
privados. Esta relación jurídica, que tiene como forma de expresión el
contrato, es, hállese o no legalmente reglamentada, una relación de voluntad en
que se refleja la relación económica. El contenido de esta relación
jurídica o de voluntad lo da la relación económica misma. Aquí, las personas
sólo existen las unas para las otras como representantes de sus mercancías, o
lo que es lo mismo, como poseedores de mercancías." (Marx, Karl: El
Capital. FCE. México, 1966. I, p.48)
Creo que esta cita es de importancia central para la
posterior comprensión del materialismo histórico de parte de Marx. Marx no
habla aquí de un condicionamiento de la superestructura por la base. Ni habla
de una base en relación con una superestructura. En vez de eso hay ahora
relaciones entre cosas, que son mercancías (o pueden serlo potencialmente) y
constituyen la relación económica (que indica a la vez relaciones de propiedad
y de producción) y que corresponden a la relación jurídica. Esta
correspondencia la expresa como reflejo (en un espejo). Pero esta relación de
reflejo tiene una dirección sorprendente: la relación económica -por tanto, la
realidad experimentada- tiene la relación jurídica como su espejo y, por tanto,
se refleja en la relación jurídica. La relación jurídica es el espejo, en el
cual se ve y se refleja la relación económica. El prólogo de 1859 no habla de
espejos o reflejos. Pero se refiere a una dirección del condicionamiento: la
base condiciona a la superestructura. Pero ahora la relación es al revés y
descrito como reflejo y en la cual el concepto de condicionamiento pierde su
sentido: la relación jurídica es el espejo, en el cual se refleja la relación
económica. Esta implica la realidad experimentada y da contenido material a las
relaciones jurídicas. Se lo puede decir también así: la relación jurídica da el
marco categorial, dentro del cual se ve y se interpreta el mundo de los
objetos. Con la relación jurídica este marco categorial presenta a la vez la
relación mercantil y las relaciones de producción. Lo que era antes la
superestructura, ahora es marco categorial de lo real. Marx sigue usando la
palabra “reflejo en el espejo”, porque en este se ve el mundo invertido y
puesto de cabeza. Lo primero, la vida humana, es visto como lo secundario, y lo
secundario, las instituciones, sobre todo del mercado, como lo primero. El ser
humano es transformado en un ser despreciado y explotado. Lo llega a ser por la
misma forma categorial de ver. Los que ven, se vuelven ciegos.
Marx dice exactamente lo contrario de lo que se le imputa
normalmente como teoría del reflejo. Marx de ninguna manera afirma que las
relaciones jurídicas son el reflejo en el espejo de las relaciones económicas.
Incluso sostiene lo contrario, es decir, que las relaciones económicas -la
realidad que vemos- son el reflejo, es decir, la imagen especular usando las
relaciones jurídicas como su espejo, en el sentido de que sólo resultan
visibles en tanto imagen especular reflejada/conformada por las relaciones
jurídicas. Lo dice con la palabra alemana "wiederspiegeln", lo que
significa, reflejarse en el espejo o, si se quiere "reespejar". Por
tanto, la tesis de Marx es que vemos las relaciones económicas en un espejo y
no directamente. Las vemos en el espejo constituido por la relación jurídica,
que de su parte está constituida por los hombres en cuanto hacen morar su
voluntad en los objetos. Eso ocurre en cuanto se hacen propietarios al
reconocerse mutuamente como tales y consideran el objeto de propiedad suya.
Dice en el texto citado:
"Esta relación jurídica... [en forma de un espejo] es, ... una
relación de voluntad en que se refleja la relación económica. (3)
Sin duda, la relación jurídica es vista como el espejo, en
el cual la relación económica se refleja. Ya antes, en el capítulo primero de
El Capital, ha desarrollado la tesis de que la relación económica, reflejada en
el espejo de la relación jurídica, es vista -como siempre ocurre con la imagen
en un espejo- de manera invertida, de lo cual se deriva su teoría del
fetichismo mercantil. En este sentido, la relación económica es el reflejo de
la relación jurídica. Lo es como forma del contrato de compra-venta. Solamente
el contenido del contrato viene de la relación económica misma, esto es, el
valor de uso también envuelto en la forma mercantil. El contenido se refiere a
las mercancías específicas, que se compran y se venden. No puede resultar de la
forma del contrato, es decir, de la forma jurídica. Sigue el mismo texto
citado:
"El contenido de esta relación jurídica o de voluntad lo da la
relación económica misma"
Marx además ha dicho en el mismo texto citado, como él
entiende el surgimiento de las relaciones económicas como reflejo de las
relaciones jurídicas:
"Para que estas cosas se relacionen las unas con las otras como
mercancías, es necesario que sus guardianes se relacionen entre sí como
personas cuyas voluntades moran en aquellos objetos, de tal modo que cada poseedor
de una mercancía sólo puede apoderarse de la de otro por voluntad de éste y
desprendiéndose de la suya propia; es decir, por medio de un acto de voluntad
común a ambos. Es necesario, por consiguiente, que ambas personas se reconozcan
como propietarios privados."
Esta parte es básica para entender la relación económica
como el reflejo en el espejo que es de la relación jurídica. Debe haber una
penetración del mundo de los objetos por la relación jurídica. Esta se da en
cuanto los poseedores de los objetos hacen morar su voluntad en ellos. Con eso
constituyen su esfera de propiedad privada, con el resultado de que "cada
poseedor de una mercancía sólo puede apoderarse de la de otro por voluntad de
éste y desprendiéndose de la suya propia; es decir, por medio de un acto de
voluntad común a ambos." Este acto de voluntad es el contrato. Ahora los
objetos son mercancías y sus poseedores se reconocen mutuamente como
propietarios.
Cuando el mundo de los objetos es propiedad, porque cada
objeto tiene un propietario, cuya voluntad mora en él, entonces la relación
jurídica está objetivamente presente en el objeto. Hacer morar la voluntad en
los objetos es un acto subjetivo. Pero se trata de una subjetividad que
constituye hechos objetivos. La propia subjetividad resulta ser algo objetivo.
El objeto en su existencia objetiva de mercancía refleja ahora esta relación
jurídica. Por tanto, los propietarios no se pueden relacionar en cuanto
propietarios sino relacionando los objetos, sobre los cuales tienen propiedad.
Esta relación entre los objetos-mercancías también llega a tener objetividad.
Evidencia objetivamente, cómo los objetos se intercambian, es decir, qué
equivalencias de intercambio tienen. La mercancía es constituida objetivamente,
en cuanto la voluntad de los poseedores mora en ella, y ocurre un
reconocimiento entre los hombres, en el cual se reconocen como propietarios.
Es ahora obvio, que el contenido de las relaciones jurídicas
no puede venir de las mismas relaciones jurídicas. En cuanto se trata de
objetos, en los cuales mora la voluntad del propietario, estos objetos dan los
contenidos. Pero en cuanto objetos ahora son mercancías, o lo son por lo menos
en potencia y son vistos como tales.
Un objeto, en el cual no mora ninguna voluntad de ningún
propietario, es una objeto abandonado, tirado. No es mercancía, sino objeto
botado, por ejemplo, la basura. En este estado cualquier persona puede
apropiarse de él. Sin embargo, si alguien se apropia de este objeto, hace morar
su voluntad en él, y se vuelve a presentarlo como una mercancía, entonces es
propiedad de aquél que se adueñó del objeto. En este sentido, la diferencia
entre un objeto abandonado, del cual cualquiera puede apropiarse, y un objeto
mercancía, es en última instancia jurídica. Pero los objetos reflejan esta relación
jurídica de una manera tal, que nosotros de una manera casi instintiva podemos
distinguir entre objetos abandonados y objetos que son propiedad de alguien.
Además, la distinción es peligroso no hacerla, porque la policía vigila
cualquier violación a la propiedad. Por eso, el objeto abandonado lo es
objetiva y visiblemente, aunque ningún carácter corporal del objeto permite
discernirlo. El objeto refleja para nosotros su condición jurídica.
III. La presencia de
una ausencia
Eso implica una inversión del mundo, que produce
precisamente el espejo mismo:
"... las relaciones sociales que se establecen entre sus trabajos
privados aparecen como lo que son: es decir, no como relaciones directamente
sociales de las personas en sus trabajos, sino como relaciones materiales
[“sachliche” e.d. con carácter de cosas] entre personas y relaciones sociales
entre cosas." (Marx, op.cit. I, p.38) (4)
Las relaciones mercantiles aparecen como lo que son! La
realidad aparece en la empiría (5) inmediata como lo que es. Se ha establecido un círculo. Lo que
aparece como lo que es, es él mismo, un reflejo hecho objetivo en la mercancía.
Resulta, que la relación jurídica coincide con la realidad, porque la realidad
refleja objetivamente esta misma relación jurídica. Interpretar esta realidad
como realidad última, resultará necesariamente en la confirmación de su
supuesto constituyente: el reconocimiento mutuo de las personas como
propietarios. Se trata de un quid pro quo, un círculo vicioso. La realidad
confirma las relaciones jurídicas precisamente porque las refleja objetivamente
y realmente. Son las categorías con las cuales se ve.
Pero en cuanto las personas se reconocen como propietarios,
no se reconocen como sujetos en cuanto que sujetos de necesidades (como
relaciones directamente sociales de las personas en sus trabajos). Al aparecer
las relaciones sociales como lo que son, son "relaciones materiales (“sachliche”
e.d. con carácter de cosas) entre personas yrelaciones sociales entre cosas.".
Pero no aparece, cuando las relaciones sociales aparecen
como lo que son, lo que estas relaciones sociales no son, es decir
"relaciones directamente sociales de las personas en sus trabajos".
Lo que esta realidad no es, es una ausencia presente, una ausencia
que grita y que cada uno de los participantes en el mercado vive.
Aquí resulta el punto de vista, bajo el cual Marx juzga: la
ciencia tiene que escuchar este grito, que le viene de la ausencia presente de
lo que está escondido, condicionando todo.
Las personas tienen que reconocerse como sujetos de
necesidades. La sociedad mercantil abstrae de esta dimensión humana (por eso
es, según Marx, anti-humana), precisamente en nombre de lo que es. Sin embargo,
la teoría del fetichismo demuestra precisamente, que esta referencia a lo que
es, es una simple tautología. Se extrae de la realidad lo que previamente se ha
introducido en ella. Pero esta dimensión humana presente por ausencia es
objetiva y por tanto su reconocimiento es necesario. No puede haber ciencia más
allá de la ciencia tautologizada e ideologizada sin este reconocimiento.
Marx supone siempre que este paso hacia relaciones sociales
directas “como relaciones directamente sociales de las personas en sus
trabajos” es algo posible. Yo supongo, en cambio, que se trata de algo
imposible y que eso hace ver un límite de la misma conditio humana. Pero
eso no es decisivo. Si no es un paso posible, resulta un conflicto permanente
con mediaciones continuamente necesarias en pos de una humanización de las
relaciones humanas.
¡Se trata de un imposible que abre posibilidades! A la luz
de lo imposible se las descubre.
Lo decisivo es el punto de vista bajo el cual Marx analiza.
Posibilita juicios críticos sobre lo que es y su posible cambio. Se trata de
este punto de vista que recién hace posible un pensamiento crítico. Pero no se
trata de valores cualesquiera, que se introduce desde afuera a la realidad,
sino de la ausencia presente de otro mundo, que hace falta hacer presente y que
tiene que atravesar el mundo dado.
Se trata de una dialéctica de la presencia de una ausencia,
que no es hegeliana. De hecho se trata de una dialéctica trascendental, para la
cual las relaciones sociales directas -como relaciones directamente sociales de
las personas en sus trabajos- son la referencia trascendental. Resulta una
ética, que no es ética de normas, sino que formula un punto de vista bajo el
cual cualquier ética de normas es criticable y desarrollable. Trascendental
significa aquí lo imposible, que hace posible ver lo posible. Para Kant lo trascendental
sería algo no empírico que es condición de posibilidad de lo empírico. Es el
punto de vista del observador y por tanto estático. Aquí se trata del punto de
vista del ser humano actuante y de la praxis. Por tanto, lo trascendental es lo
imposible. La trascendentalidad es subjetiva. En la física esta
trascendentalidad es el perpetuum mobile (en la economía neoclásica
la “competencia perfecta”), en el pensamiento crítico es “relaciones
directamente sociales de las personas en sus trabajos”. Lo primero se
expresa en conceptos trascendentales, lo segundo son referencias
trascendentales, que no se pueden conceptualizar. Eso es necesario, por que
trascienden el propio mundo de los conceptos, del argumento discursivo y de la
razón instrumental medio-fin.
Marx llega de esta manera a un punto de vista que ya había
formulado como joven Marx. Habló del “el imperativo categórico de echar por
tierra todas las relaciones en que el hombre sea un ser humillado, sojuzgado,
abandonado y despreciable.".[A] Este punto de vista sigue el mismo,
pero ahora es desarrollado con otras palabras desde el interior de la crítica
de la producción de mercancías. El joven Marx habló en el mismo contexto del
ser humano como “el ser supremo para el ser humano”. Ahora el paso a relaciones
sociales directas es la condición para que el ser humano puede realizar su
humanidad. El ser humano sigue siendo “el ser supremo para el ser humano”.
Lo que está presente por su ausencia es precisamente eso “el
ser humano como el ser supremo para el ser humano.” Marx le puede dar otros
nombres como “relaciones directamente sociales de las personas en sus
trabajos”o “reino de la libertad”
Pero esta referencia trascendental es también presente de
una manera negativa.
Libertad e igualdad son, en cuanto son definidas en el marco
de las relaciones jurídicas, en el mismo acto, en el cual hacen presente
libertad e igualdad, mecanismos de la explotación y dominación. Tienen eso como
el otro lado sencillamente porque no son “relaciones directamente sociales de las
personas en sus trabajos”. Por eso, esta ausencia está presente en las
relaciones jurídicas y en la realidad que se refleja en ellas. Son igualmente
presentes en la explotación y la dominación, en las cuales su ausencia grita al
cielo. Eso es el grito del sujeto. El cielo, al cual grita, es precisamente
esta ausencia de “relaciones directamente sociales de las personas en sus
trabajos”.
IV. Lo humano y su
presencia por ausencia
La presencia de una ausencia, lo que no es, pero que está
presente, eso es la clave. Esta ausencia es lo humano, que siempre, aunque sea
como ausencia, está presente. En las mismas estructuras de dominación ocurre
esta presencia. Se puede tratar a un ser humano inhumanamente, pero no se lo
puede tratar como un animal. Deshumanizar a seres humanos, es algo
específicamente humano. Si se tratara a un ser humano como un animal, no se lo
puede esclavizar. Porque se escaparía o se defendería.
Deshumanizar, sojuzgar, abandonar y despreciar a un ser
humano, presupone mecanismos de dominación, que hacen presente lo que no es, es
decir su reconocimiento como ser humano. De una manera no-intencional se tiene
que reconocer que es un ser humano y no un esclavo, para poder esclavizarlo.
Sin saber que el ser humano no es esclavo, no puede funcionar la estructura de
dominación del esclavismo. Eso es la contradicción interna que atraviesa todas
las estructuras de dominación. Tampoco se puede odiar a un animal tanto como se
puede odiar a un ser humano. Para eso tendría que suponerse que sea un ser
humano.
Se puede deshumanizar al ser humano, pero no se lo puede
tratar como animal o hacerlo un animal. También en el extremo más
deshumanizante sigue siendo un ser humano deshumanizado, y las formas de
deshumanizarlo revelan, que hasta el que lo oprime sabe muy bien que es un ser
humano, cuya humanidad está negando. También un animal o la naturaleza se puede
solamente deshumanizar y no “desanimalizar” o “desnaturalizar”. Las formas de
la deshumanización muestran, que el deshumanizado es un ser deshumanizado, y el
mismo opresor lo sabe y tiene que saberlo, para poderlo oprimir. Por eso la
recuperación de lo humano es y tiene que incluir la humanización de la relación
humana con la naturaleza. No se puede derivar nada de la naturaleza como tal,
no puede haber derechos naturales o de la naturaleza de por sí. La exigencia de
la humanización resulta de las relaciones entre los seres humanos y de ellos
con la naturaleza externa, y es la exigencia de hacer presente aquello, que
está presente por ausencia en estas relaciones. A partir de eso, por supuesto,
se puede adjudicar también a la naturaleza derechos. Pero son seres humanos que
se le adjudican. Análisis de este tipo los encontramos especialmente en Sartre.
Eso se refiere al ser humano entero. Marx lo tiene presente,
cuando dice por ejemplo, que el hambre que se satisface con tenedor y cuchillo,
es un hambre muy distinto del hambre que se satisface devorando la comida. El
ser humano no es un animalvocale o un animal intelectual. En todas sus
expresiones corporales, en la manera de comer, de beber, de vestirse, de tener
casa, de tener relaciones sexuales, de caminar, de bailar, es un ser humano, no
un animal. Por eso puede ser deshumanizado en todas las expresiones de su vida
y es deshumanizado de esta manera. Y siempre las formas de esta deshumanización
revelan, que se trata de un ser humano y que aquél, que lo deshumaniza, sabe
que es un ser humano y no un animal. Pero no lo reconoce. Sin saber eso, no
podría negar su humanidad. Y siempre está presente la humanidad negada en su
forma de ausencia que grita. El ser humano no tiene la corporeidad en común con
el animal, para distinguirse del animal por su alma, su hablar o por su
intelecto. Precisamente se distingue por su corporeidad del animal. Esta
corporeidad humana por supuesto incluye su hablar, su pensar y su alma. La
corporeidad humana es corporeidad cultural en todas sus formas. (6)
Lo que es, son los mecanismos de dominación. Lo que no es,
es aquello negado por los mecanismos de dominación, es decir, la libertad como
reconocimiento positivo de “relaciones directamente sociales de las personas en
sus trabajos” y del hecho, de que “el ser humano es el ser supremo para el ser
humano”. En su forma negada, como presencia de su ausencia, siempre está,
porque su negación revela lo que está negado. Lo negado no está en el exterior,
sino está en el interior de las relaciones de dominación. Estas son lo que es,
y de ellas se puede derivar, lo que no es, porque es negado. Negation
positio est. Se trata de mentiras performativas.
Resulta un humanismo, que no surge en nombre de alguna
llamada de “esencia” humana , sino que surge desde el interior de las propias
relaciones humanas. Está dado objetivamente, no es una ética que irrumpe desde
afuera en las relaciones humanas. La ética que surge no tiene un Sinai externo,
sino está dada con la misma realidad. Su Sinai es lo interior de la realidad.
Se trata de un humanismo de la praxis. Marx es el primero para mostrar esta
ética.
La presencia de esta ausencia, la presencia de la ausencia
de lo humano, parece algo fantasmal. Efectivamente lo es. Se trata del fantasma
que recorre el mundo desde mucho tiempo: el fantasma del comunismo.
Notas del auto
(A) Karl Marx: Manuscritos económico-filosóficos. Fromm, Erich: Marx y su concepto del hombre. FCE. Mexico, 1964. p.230
Notas del auto
(A) Karl Marx: Manuscritos económico-filosóficos. Fromm, Erich: Marx y su concepto del hombre. FCE. Mexico, 1964. p.230
Notas de revisión del
texto
1. En el original se lee “Crítica de la economía política”, corregimos por razones obvias
1. En el original se lee “Crítica de la economía política”, corregimos por razones obvias
2. En el texto se ubica acá la palabra “también”. La
suprimimos en correspondencia a la modificación (1).
3. En el texto el autor anota “(subrayado nuestro)”, no
obstante en el texto que tenemos a disposición no hay ninguna frase subrayada
en esta cita.
4. En el texto el autor anota “(subrayado nuestro)”, no obstante
en el texto que tenemos a disposición no hay ninguna frase subrayada en esta
cita.
5. La palabra “empiría” no aparece en el diccionario de la
Real Academia de la Lengua, pero debe derivarse de empírico. Tan pronto sea
posible se le consultará al autor al respecto.
6. La frase “corporeidad cultural en todas sus formas.”, por
un error aparente, se repite en el texto original.
Ponencia presentada con motivo
de la V Semana de Ciencias Sociales en la Facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad Nacional el 25 de octubre del año 2009. El texto fue facilitado por
el señor Hinkelammert, tan solo se corrigieron algunos errores menores (los no
ortográficos se describen en las anotaciones). El texto no corregido puede
consultarse en la página www.pensamientocritico.info
.
MARXISMO CRÍTICO
CÁTEDRA VIRTUAL KARL MARX
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Franz Hinkelammert |
Franz Hinkelammert (Alemania / Costa
Rica) es un economista, filósofo y teólogo de la liberación. Nacido en
Alemania, reside y trabaja en Latinoamérica (Chile y Costa Rica) desde hace más
de treinta años. Doctor en Economía por la Universidad Libre de Berlín, es
actualmente profesor de Economía en el DEI, Departamento Ecuménico de
Investigaciones en Costa Rica. Ha publicado; Dialéctica del desarrollo desigual
(1970), Las armas ideológicas de la muerte (1977), Democracia y totalitarismo,
DEI, S. José (Costa Rica – 1978), Crítica a la razón utópica (1984), Democracia
y totalitarismo (1987), El cautiverio de la utopía: las utopía
conservadoras de capitalismo actual, el neoliberalismo y la dialéctica de las
alternativas, "Pasos" 50 (nov-dic/1993), San José (Costa Rica), DEI, El
mapa del emperador (1996), El grito del sujeto (1998), El huracán de la
globalización, DEI, (San José, 1999), Coordinación social del trabajo, mercado
y reproducción de la vida humana (2001) con Henry M. Mora, Crítica de la razón
utópica , Desclée de Brouwer, (Bilbao, 2002), Ideologías del desarrollo y
dialéctica de la historia, Las armas ideológicas de la muerte, Ideología del
sometimiento, Cultura de la esperanza y sociedad sin exclusión, Teología
alemana y teología latinoamericana, La fe de Abraham y el Edipo occidental,
Sacrificios humanos y sociedad occidental.