
Introducción
En los últimos años hemos visto una cierta proliferación de
investigaciones y ponencias que combinan la ciencia política y el análisis del
discurso. Desde la filosofía política o como parte de estudios sobre la opinión
pública o sobre el perfil de algunos dirigentes políticos, asoma un
acercamiento entre ambas disciplinas. Si nos detenemos en las producciones de
nuestra comunidad académica, toda la obra de Ernesto Laclau1, a partir de la
aplicación de las categorías del lingüista Ferdinand de Saussure al análisis de
lo social –entendido como un sistema de diferencias y cadenas equivalenciales-
(Laclau, 1996: 71) resulta una referencia obligada en el plano de la filosofía
política.
Los trabajos de análisis de corpus de discursos políticos, por su parte, encuentran una obra precursora en el análisis del discurso peronista de los años 70, elaborado por Silvia Sigal y Eliseo Verón Perón o Muerte (1986). Sólo para nombrar dos ejemplos muy conocidos y bien diferentes de las relaciones entre lo político y lo discursivo.
Los trabajos de análisis de corpus de discursos políticos, por su parte, encuentran una obra precursora en el análisis del discurso peronista de los años 70, elaborado por Silvia Sigal y Eliseo Verón Perón o Muerte (1986). Sólo para nombrar dos ejemplos muy conocidos y bien diferentes de las relaciones entre lo político y lo discursivo.
Aún teniendo en cuenta la diversidad y disparidad de los
trabajos desarrollados por politólogos, lingüistas y semiólogos (todavía nos
resulta extraño hablar de “analistas del discurso” como algo separado de
aquellas dos disciplinas), podemos distinguir ciertos rasgos comunes entre la
ciencia política y el análisis del discurso: la juventud de su desarrollo
académico, la confluencia de múltiples esferas del conocimiento que les dan
origen y despiertan la polémica sobre su autonomía y definición frente a
aquéllas disciplinas ya establecidas y, por otra parte, la invasión de
tradiciones epistemológicas que han circulado por el ámbito de las ciencias
sociales confiriéndoles sesgos y limitaciones de objeto y método, en esa lucha
por constituirse como áreas específicas del conocimiento humano.
A pesar de tanto interés que despierta y de toda esa
historia paralela en su trayectoria académica, creemos que todavía queda mucho
por explorar entorno a la conjunción de ciencia política y análisis del
discurso. La propuesta de esta ponencia consiste en abordar una de las muchas
aristas posibles de ese vínculo, desde una de las tradiciones epistemológicas
que han desarrollado sendas disciplinas. Además, la particularidad de nuestro
planteo reside en la recuperación de cierto momento histórico en el que se
produjo esa confluencia, en lugar de discutir los avances más recientes en los
estudios teórico metodológicos de estos campos del conocimiento. La idea es que
por ahí, en ese momento de acercamiento que quedó trunco por circunstancias
políticas concretas, quedó pendiente un potencial de investigación que ahora
estamos en libertad de desarrollar.
Decimos que este es un aporte desde las raíces de la teoría
de la praxis, porque, más tras el desarrollo primigenio en la obra de Marx, la
teoría de la praxis se despliega en medio de los acontecimientos y de los
debates del marxismo del período de entreguerras. De la convulsión, de la
transición, de la violencia, de la bisagra entre dos épocas, emerge el legado
de Antonio Gramsci y contemporáneamente se desarrolla la primera fase de la
obra de Mijail Bajtín, que, como hipótesis de trabajo, queremos identificar
también con la teoría de la praxis.
Y lo que encontramos como denominador común en estos autores
puede sintetizarse en la comprensión de la política como discurso. Esta idea,
lejos de convertir nuestro objeto de investigación en una abstracción
sobrenatural es la que nos permite aprehender el acontecimiento político tal y
como es accesible a nuestro entendimiento: a través de la palabra viva –el
lenguaje en uso: el discurso- referida a las cuestiones del poder y la
hegemonía. El discurso como materialidad para comprender los fenómenos políticos,
es la definición que queremos extraer de la confluencia de Gramsci y Bajtín, como
una propuesta para el estudio de la ciencia política.