
Cuando formamos el Grupo de Investigación de la Izquierda
Argentina, nos preocupamos por resistir a la moda que cree que los abordajes
idealistas de la política son menos "reduccionistas" que el
"marxismo". El proyecto intenta dar cuenta de la historia de la
izquierda revolucionaria en la Argentina en los últimos veinte años, para responder
a la pregunta siguiente: ¿por qué, en un país como la Argentina, sometido a enormes
convulsiones sociales, políticas y culturales, la izquierda no ha logrado un desarrollo
acorde a las posibilidades que la situación objetiva le brinda? Este interrogante
puede ser abordado desde diferentes aspectos pero, el que aquí elegimos busca
examinar cuál es el grado de responsabilidad de la izquierda en su suerte
actual, entendiendo que el éxito
o el fracaso no necesaria ni exclusivamente dependen de su actividad. También es cierto que la "izquierda" no es una totalidad homogénea sino que enormes diferencias separan a las distintas orientaciones en que se divide. Es convicción del GIA que la única forma de estudiar la historia de la izquierda en Argentina es basarse en una sólida teoría de la política y que tal teoría sólo puede salir de la matriz de pensamiento marxista. No menos sólida es la creencia en que los clásicos del marxismo son los mejores maestros a este respecto. No se trata de rendir culto a los ídolos sino de que se encuentran mejores herramientas de análisis en Gramsci, Trotsky, Lenin y Marx que en Sartori, Przeworski o Panebianco.
o el fracaso no necesaria ni exclusivamente dependen de su actividad. También es cierto que la "izquierda" no es una totalidad homogénea sino que enormes diferencias separan a las distintas orientaciones en que se divide. Es convicción del GIA que la única forma de estudiar la historia de la izquierda en Argentina es basarse en una sólida teoría de la política y que tal teoría sólo puede salir de la matriz de pensamiento marxista. No menos sólida es la creencia en que los clásicos del marxismo son los mejores maestros a este respecto. No se trata de rendir culto a los ídolos sino de que se encuentran mejores herramientas de análisis en Gramsci, Trotsky, Lenin y Marx que en Sartori, Przeworski o Panebianco.
Por otra parte, pocas herencias tan disputadas como la de
Gramsci. La reticencia comunista a reivindicar plenamente al revolucionario
italiano permitió su "socialdemocratización". La operación fue
sencilla: dar a luz sus obras de la cárcel mientras se echaba un gran cono de
sombra sobre los textos previos. Aún así, todavía fue necesario embotar las
frases demasiado filosas para interpretarlas como la base teórica de los
"socialistas" arrepentidos que abrazan la "democracia
universal": Gramsci sería el teórico de la "primacía de la
política" (Portantiero dixit) contra el economicismo vulgar del
"marxismo" al que el italiano habría "superado". Peor, algunos
supuestos "revolucionarios" compraron esta imagen
"reformista" y han suscripto la especie socialdemócrata de que
Gramsci es, precisamente, un socialdemócrata... Otros autores lo rescatan como
revolucionario de gran imaginación y, tomando de sus escritos frases-guía,
amenazan con escribir bajo su advocación para luego no darle ningún uso, con lo
que la cita no pasa de una pleitesía folclórica. Aquí buscamos tomar a Gramsci
como punto de partida teórico de una reflexión sobre la vida política y sobre
la naturaleza de los partidos, con la finalidad de construir un programa de
investigación "gramsciano", porque en su obra se encuentra condensada
buena parte de lo que el marxismo tiene para decir sobre estos temas. Gramsci
no es un "pensador" aislado: sus preocupaciones remiten a una matriz
común a otros intelectuales (Marx, Engels, Trotsky, Luxemburgo, Lenin) y sus
conclusiones pueden recuperarse de los textos de cualquiera de ellos.
Condensación quiere decir resumen de la corriente a la que el pensador italiano
pertenece, de la que aprendió, a la que desarrolló y adscribió consciente y
voluntariamente toda su vida: el marxismo.