
Conceptos necesarios para analizar el fenómeno de la súbita
evolución de algunos políticos profesionales desde posiciones revolucionarias a
otras mucho más conservadoras
En un anterior
artículo de esta serie, al tratar del concepto gramsciano de
«nacional-popular», nos detuvimos antes de precisar que, para Gramsci, «crear esta nueva cultura, es antes de
cualquier otra cosa, la misión atribuida a los intelectuales, como educadores y
formadores del intelecto y de la conciencia del pueblo-nación..., la misión de
satisfacer las exigencias intelectuales del pueblo..., de elaborar 'un
humanismo moderno', capaz de expandirse hasta las capas más bajas e incultas.»
«Nacional-popular» es, por consiguiente, el índice
de un desplazamiento de las capas intelectuales hacia el pueblo, la erección de un nexo orgánico intelectuales-masas, la puesta en marcha de un proceso de conocimiento que se articulase alrededor de la «compresión». Es decir, de la educación recíproca. Nacional-popular significa entonces expresión coherente y organizada del pueblo.
de un desplazamiento de las capas intelectuales hacia el pueblo, la erección de un nexo orgánico intelectuales-masas, la puesta en marcha de un proceso de conocimiento que se articulase alrededor de la «compresión». Es decir, de la educación recíproca. Nacional-popular significa entonces expresión coherente y organizada del pueblo.
Los conceptos de Crisis y crisis orgánica son muy relevantes
en el pensamiento de Gramsci. Por Crisis Orgánica, se entiende “… la detención momentánea de la evolución
de la clase progresiva, en el sentido de que ya ésta no hace avanzar realmente
la sociedad como un todo, satisfaciendo no sólo las exigencias de su propia
existencia, sino ampliando sin cesar sus propios cuadros, con vistas a la toma
de de posesión continua de nuevas esferas de actividad económico-productiva”.
Para Gramsci, esta crisis estructural no favorecerá la aparición de un bloque
histórico nuevo, sino en la medida que se convierta en crisis orgánica. Es
decir, la crisis de la hegemonía o ruptura de los lazos entre la estructura y
la superestructura. La crisis orgánica es concebida por Gramsci, como una
disgregación del bloque histórico, en el sentido de que los intelectuales que
están encargados de hacer funcionar el nexo estructura-superestructura, se
separan de la clase a la que estaban orgánicamente unidos y no permiten que
ejerza ya su función hegemónica sobre el conjunto de la sociedad. “La clase dominante
ha perdido el consenso”. Es decir, que ya no es dirigente sino únicamente
dominante, detentadora de una fuerza coercitiva pura. La crisis orgánica de una
clase o grupo social sobreviene en la medida que ésta ha desarrollado todas las
formas de vida implícitas en sus relaciones sociales, pero, gracias a la
sociedad política y a sus formas de coerción, la clase dominante mantiene
artificialmente su dominación e impide que la remplace el nuevo grupo de
tendencia dominante; «la crisis orgánica
consiste en que lo viejo no muere y lo nuevo no puede todavía nacer». Una
tal crisis orgánica, puede deberse al fracaso de una empresa política de la
clase dirigente, que llega a imponer por la fuerza el consenso social. (Gramsci
cita el ejemplo de la crisis orgánica originada por la Gran Guerra) o bien
puede estar provocada por las grandes masas de la población que, pasan
súbitamente, de la inactividad política a una cierta actividad y plantean
reivindicaciones que en su propio complejo inorgánico constituyen una
revolución. La crisis orgánica que se manifiesta como desaparición del consenso
que las clases subalternas acuerdan a la ideología dominante, no pueden
culminar con la aparición de un nuevo bloque histórico, sino en la medida que
la clase dominada fundamentalmente, sepa construir, por la mediación orgánica
de sus intelectuales, un nuevo sistema hegemónico dominante capaz de oponerse
al anterior y eficaz para extenderse por todo el ámbito social. Es decir, capaz
de conquistar de la sociedad civil como preludio a la conquista de la sociedad
política.
El fenómeno del
transformismo
Este concepto gramsciano es muy útil para analizar el
fenómeno de la súbita evolución de algunos políticos profesionales desde
posiciones revolucionarias a otras mucho más conservadoras. Según Gramsci, el
«transformismo» es una simbiosis política, gracias a la cual la clase dominante
–en el ejemplo analizado la clase burguesa–, incorpora y asimila a los
intelectuales de las clases subalternas, haciendo de ese modo casi imposible el
surgimiento de un grupo revolucionario suficientemente organizado para poder
convertirse en hegemónico. Gramsci, al estudiar esta práctica política en el
«Risorgimiento» puso de relieve dos etapas sucesivas del fenómeno.
1) Un transformismo simple y primario, o molecular, cuando
los intelectuales de los partidos democráticos de oposición, se integran
individualmente en la clase política conservadora moderada (caracterizada por
su aversión a toda intrusión de las masas populares en la vida del Estado, y de
rechazo a toda reforma orgánica que sustituya el riguroso «dominio» dictatorial
por una hegemonía.
2) Un transformismo compuesto, o secundario, cuando se trata
de grupos enteros «que se pasan al campo político moderado, sea integrándose en
los partidos tradicionales, sea constituyendo nuevos partidos políticos». Este
tipo de transformismo, –utilizado en Italia durante el «Risorgimento» contra el
Partido de Acción Democrática– se asemeja al practicado en España por el
Partido Socialista Obrero Español, al absorber –integrándolos privilegiadamente
en sus cuadros dirigentes– a numerosos cuadros políticos de los partidos
políticos situados a su izquierda. De este modo, la clase dirigente produce un
ensanchamiento constante de su base social, absorbiendo gradualmente a la élite
consciente y activa de los grupos aliados adversos que parecían ser enemigos
irreconciliables. Se trata de un ensanchamiento de la base social, pues como lo
hace observar Gramsci, los intelectuales arrastran con ellos a un grupo
dominante de individuos.
El Transformismo constituye así la decapitación
sistemática de las clases subalternas por la clase dominante. Esta absorción
ideológica por la burguesía, buscó en Italia una finalidad diferente que en
Francia, donde buscaba un sostén popular, por lo tanto, el ensanchamiento de su
base social que quiere perpetuar la exclusión de las clases subalternas de la
vida política. Así, por el concepto de «transformismo», Gramsci estudió entre
la hegemonía y la dictadura, el fenómeno, enseñando que el predominio de la
sociedad civil sobre la sociedad política, se traducirá en un ensanchamiento de
la base social de las clases dominantes, mientras que si hay utilización y predominio
de la sociedad política, habrá dictadura y, de modo consiguiente, despojo y
neutralización de las clases subalternas.