Este artículo pretende sentar las bases para un posible
diálogo entre cierta lectura de Marx y la obra de Karl Polanyi. Para ello es
preciso, en primer lugar, aislar los motivos que llevaron a Polanyi a criticar
duramente el enfoque marxista. En segundo lugar, comprobar si otra posible
lectura de Marx podría escapar a esa crítica, introduciendo el debate en una problemática
más interesante. Con ello pretendemos contrarrestar la tendencia a insertar la
obra de Polanyi en el seno de un nuevo pensamiento reaccionario.
1. Polanyi: “El
hombre es el mismo a lo largo de la historia”
Marx y Polanyi no son incompatibles. Al contrario, en un
cierto sentido se iluminan mutuamente. Bien es
verdad que, en un primer plano, destacan sobre todo los desencuentros. La gran transformación de Karl Polanyi contiene, sin duda, una crítica muy poderosa a Marx, al que acusa de economicismo, aunque no en el sentido habitual. Por su parte, el universo del marxismo, en general muy propenso al historicismo, tampoco podía sentirse muy interesado por una obra en la que podía leerse que “El hombre es el mismo a lo largo de la historia” (Polanyi, 1989: 422)2.
verdad que, en un primer plano, destacan sobre todo los desencuentros. La gran transformación de Karl Polanyi contiene, sin duda, una crítica muy poderosa a Marx, al que acusa de economicismo, aunque no en el sentido habitual. Por su parte, el universo del marxismo, en general muy propenso al historicismo, tampoco podía sentirse muy interesado por una obra en la que podía leerse que “El hombre es el mismo a lo largo de la historia” (Polanyi, 1989: 422)2.
En defensa de esta afirmación Polanyi evoca el testimonio de
la antropología. En concreto cita Study of Man de Linton, Patterns of Culture de
Ruth Benedict y la obra en general de Malinowski. Pero, efectivamente, se trata
de un tema recurrente en antropología. De ello puede dar una idea el hecho de
que en los años setenta, Claude Lévi-Strauss, todavía tuviera que defenderse de
las acusaciones marxistas que le reprochaban desentenderse de la historia, con
las siguientes palabras: “Me ocupo de sociedades que no desean que haya
historia: ésta es su problemática. Ellas no se quieren en un tiempo histórico,
sino en un tiempo periódico que se anule a sí mismo, como la alternancia
regular del día y la noche. Dicho esto, yo no tengo la actitud negativa que se
me asigna frente a la historia” (1976: 101).