
Mi propósito consiste en presentarles un diálogo entre las
problemáticas de los estudios subalternos latinoamericanos, liderados entre
otros por John Beverley, y el concepto de descolonización defendido por Walter
Mignolo. Quisiera demostrar que la noción de subalternidad es inherente al
proyecto de descolonización. De hecho, reconociendo el carácter radical de la epistemología
de Mignolo, se puede sin embargo atender a los beneficios de la noción de
subalternidad. Me esforzaré entonces en establecer cómo las dos propuestas
pueden relacionarse a través de lo subalterno, y cómo estas apuntan a construir
un mundo más inclusivo.
Antes de entablar el diálogo entre nuestros dos autores, es
preciso presentar algunos conceptos previos y fundadores. Mignolo se apoya,
sobre todo, en la noción de “colonialidad del poder” de Aníbal Quijano, quien
postula que en el nuevo patrón del poder mundial, que sostiene la globalización
actual, “Europa también concentró bajo su hegemonía el control de todas las
formas de control de la subjetividad, de la cultura, y en especial del
conocimiento, de la producción del conocimiento” (Quijano 1991: 238). La
colonialidad del poder es causa y efecto de este patrón de poder mundial. Se
sostiene en América Latina y en otras regiones que fueron colonizadas, en la
imposición de una clasificación social de la población según criterios de raza,
“una construcción mental que expresa la experiencia básica de la dominación
colonial” (Quijano 1991: 228). Esta dominación racial crea nuevas identidades
históricas sometidas a abusos por ser consideradas inferiores, y justifica una
sistemática división racial del trabajo. La división racial y la explotación
por el trabajo se extienden con la expansión global del capitalismo. Dicho de
otra manera, la hegemonía moderna impone una perspectiva binaria
Oriente-Occidente, primitivo-civilizado, y por extensión, mágico/mítico-científico,
irracional-racional, tradicional-moderno (Quijano 1991:239).

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