
Karl Marx y Abraham Lincoln mantuvieron correspondencia al
final de la Guerra Civil estadounidense. Aunque los separaban más cosas aparte
del Atlántico, coincidían en la causa de los trabajadores libres y en la
urgente necesidad de acabar con la esclavitud. Estos escritos señalan el
importante papel de los comunistas internacionales en oposición al
reconocimiento europeo de la Confederación. Frente a la presuntuosa opinión del
Londres liberal de su tiempo, que afirmaba que el verdadero motivo del
conflicto eran los aranceles, Marx sabía que la crisis tenía que ver con la
esclavitud. Era consciente de que el capitalismo podía fácilmente apoyar e
incluso prosperar a costa de ésta y otras formas de servidumbre humana. Sus
numerosos escritos sobre la Guerra Civil, lejos de propugnar un socialismo de
raza blanca, demuestran una intención universalista:
«sólo el rescate de una raza encadenada llevaría a la reconstrucción de
un mundo social».
Poco después, los ideales del comunismo atrajeron a miles de
adeptos por todo EE.UU., y la Asociación Internacional de Trabajadores trató de
radicalizar la revolución inacabada de Lincoln promoviendo los derechos de los
trabajadores blancos y negros, nativos y extranjeros, contribuyendo a una
crítica profunda de los magnates que se enriquecieron con la Guerra, e
inspirando una extraordinaria serie de huelgas y luchas de clase en las décadas
siguientes.
Presentación de Robin
Blackburn & Andrés de Francisco
Traducción del inglés por Antonio Lastra, Andrés de Francisco & Javier
Alcoriza