
No es una innovación referirse al marxismo en términos de
una teoría general, pues ya la usó también Leonardo Paggi en un famoso ensayo
histórico-metodológico acerca de la obra de Antonio Gramsci, con el cual se
enriqueció la comprensión de su legado a través de un detallado a la vez que
riguroso trabajo historiográfico aún no superado por la profusa literatura especializada
consagrada a indagar e interpretar la trayectoria general, político cultural,
del ilustre sardo.
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Insistir en la utilización de la expresión teoría general la
juzgo acertada, porque también resaltaré en el marxismo recreado por el
militante italiano apresado y muerto en las cárceles fascistas, "la carga
novedosa y antidogmática de la obra de Gramsci", para un tiempo como el
actual que no sólo pretendía darle un adiós final al aporte original de Marx
mismo, sino, sepultar, además, en definitiva la contribución militante de
Gramsci con inocultable afán, asociando el derrumbe del muro de Berlín, a la
caída ineluctable del legado marxiano y el de sus más destacados cultores e
innovadores.