
Especial para Gramscimanía |
Sigmund Freud y Carl Jung fueron dos personajes
fundamentales del siglo XX. Aunque no con la misma intensidad. Freud fue más
consistente y tuvo una mayor importancia: fundó uno de los grandes movimientos
del siglo, el psicoanálisis. Independientemente del valor teórico y práctico
que se le dé, lo cierto es que es fundamental para entender el imaginario de la
sociedad europea y americana del siglo XX. No es correcto decir que el psicoanálisis
está superado, ya que la polémica continua en los mismos términos que en el
momento de su fundación. Este libro es un documento imprescindible para los
interesados en cualquiera de las dos biografías. Pero sobre todo para los
interesados en el movimiento psicoanalítico.

Más allá de lo específico hay que reconocer
que es todo un testimonio sobre la relación de amistad de tipo epistolar. La
relación es particularmente intensa y se desarrolla básicamente por esta vía.
Los encuentros directos de Freud y de Jung son escasos. Curiosamente la
ansiedad con que Freud asume la relación, sus expectativas, ponen de manifiesto
la dependencia de Freud con respecto a Jung y no al revés. La relación se plantea
en unos términos de relación padre-hijo por parte de Jung pero está claro que
lo que espera Freud de Jung no es algo filial sino una relación amistosa de una
cierta ambigüedad.