 |
Foto: Adolfo Sánchez Vásquez
|
Adolfo Sánchez Vázquez

La amplitud del término "marxismo" nos obliga a
fijar, desde el primer momento las coordenadas en que habremos de movernos. Primera:
la de atenernos a una situación de hecho: la diversidad de corrientes marxistas
en América Latina. Segunda: la de considerar marxistas a todas las corrientes
que se remiten a Marx, independientemente de cómo hayan sido rotuladas: socialdemocracia,
leninismo, maoísmo, castrismo-guevarismo, reformismo o foquismo.
Por marxismo en América Latina entenderemos, pues, la teoría
y la práctica que se ha elaborado en ella tratando de revisar, aplicar,
desarrollar o enriquecer el marxismo clásico. Puesto que todo marxismo se
remite a Marx, cabe empezar preguntándonos: ¿Cual es el Marx que llega a América
Latina? Es el Marx de los textos que primeramente circulan en el continente, el
del Manifiesto Comunista, primer tomo de El Capital y Prólogo a la Contribución
a la Crítica de la Economía Política, textos leídos desde la década del 80 del
siglo pasado, con clave socialdemócrata y, desde los años veintes del presente
siglo con la clave leninista de la III Internacional. Este Marx proporciona una
concepción de la historia, y del lugar que en ella ocupan tanto los países
modernos, capitalistas, como los "atrasados". Los parámetros de dicha
concepción son los siguientes: