
Especial para Gramscimanía |
Hay que agradecer a Gerardo Pisarello el impresionante
trabajo teórico y empírico en favor del constitucionalismo democrático y en
contra de la ofensiva de la derecha liberal para legitimar un poder
oligárquico. El libro que comento es quizás su elaboración más ambiciosa,
aunque de forma complementaria se están publicando valiosos complementos, como
el recientemente editado No hay derecho(s) (Editorial Icaria, 2001).
El ensayo muestra la historia de como la lucha por la
emancipación de los sectores oprimidos ( por su clase social, por su sexo, por
su raza) se ha traducido en conquistas democráticas. Porque ya de entrada el
libro plantea un buen tratamiento de lo que es la democracia: no un
procedimiento formal ni un sistema cerrado sino un proceso abierto basado en la
lucha por la igualdad política. Hay que insistir, y Pisarello lo hace, en la
diferencia entre democracia y liberalismo. Hay que recuperar figuras denostadas
en la tradición republicana democrática como la de Robespierre o la del propio
Marx. De esta manera el autor del libro se inscribe en esta tradición, que
tiene en nuestro país a pensadores de izquierda tan potentes como Antoni
Doménech, cuyo extraordinario libro El eclipse de la fraternidad es de lectura
obligatoria para cualquier ciudadano de izquierdas. Como Gerardo Pisarello
reconoce en una interesante entrevista (que aparece en el sitio web Rebelión y
realizada por Salvador López Arnal) su libro es, en cierta manera, una versión
sintética de temas tratados en el libro de Doménech. Lo cual no quiere decir
que el libro que nos ocupa no sea riguroso y personal, que lo es. Pisarello
tiene una gran poder para equilibrar los principios y los matices. Es capaz de
ver las aristas de lo que trata sin caer en el relativismo, de mantener posturas
claras sin dogmatismos. El constitucionalismo, nos advierte, ni es democrático
por definición ni es un instrumento de las clases dominantes. Esto son
reduccionismos. Lo que expresa a través de sus cambios es precisamente la
correlación de fuerzas entre los dominantes y los dominados. Es dinámico como
la propia lucha de clases y de los sectores discriminados (mujeres, grupos
raciales o étnicos...).