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@ Roberto Weigand
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Si es por pensar y juzgar, todos somos filósofos, decía
Antonio Gramsci. Vemos y nombramos, damos sentido a las cosas y evaluamos.
Ahora bien, con frecuencia eso lo hacemos con mucha prisa: y como es apresurado frecuentemente lo hacemos con creencias o
ideologías que se nos imponen. ¿Qué es lo preferible? ¿Hablar de prestado,
pasivamente? No, responde Gramsci. Hay que pensar y juzgar con autonomía
y con crítica: cada persona debe interrogarse sobre lo que hay, sobre lo que
ocurre y sobre sí misma, participando activamente en la historia del mundo. Si
no lo hacemos nos impondrán opiniones e ideas ajenas: nos someteremos con
docilidad.
Todos somos intelectuales. Discurrimos y creamos, nos
expresamos e intervenimos en la sociedad. Son intelectuales quienes cumplen esa
función y quienes se comprometen públicamente, analizando y exponiendo sus
resultados. En principio, no todas las personas desempeñan dichas tareas.