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Foto: José León Tapia
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Julio Rafael Silva
Sánchez
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Especial para Gramscimanía
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Está
suficientemente demostrado que la lengua es la mayor potencia del hombre para
realizarse. Bien vale la pena que encuentre su justo desarrollo colectivo,
social, sin atender a intereses extraños y menguados. La misma paz de nuestro
mundo espacial, de nuestro mundo cibernético, depende en gran parte del poder
persuasivo de la lengua, utilizada en su alta misión vinculatoria y salvadora.
En ese sentido, Novalis, citado por Serrano Poncela (1971), afirmaba que: ...la
poesía es el arte de construir la salud trascendental: el poeta, por
consiguiente, es y debe ser el médico trascendental. Y es precisamente uno de
estos médicos, un artífice, un alquimista de la palabra quien hoy nos ocupa:
José León Tapia Contreras (Barinas, 1928-2007), narrador, historiador,
cronista, testigo de su época y de su entorno, pedagogo, periodista, biógrafo,
fabulador, ensayista, crítico, curioso, pero sobre todo poeta… quien nos ha
dejado una obra a través de la cual intenta reencontrar el misterio de la
inconformidad, en donde subyace el enigma de lo humano.