
Un líder incomprendido.
Lejos de los problemas históricos que padeció Trotsky con Stalin, Slavoj Žižek incide en que “el judío errante” de la
“revolución permanente” no ha tenido lugar ni en el socialismo realmente
existente anterior a 1990 ni en el capitalismo realmente existente posterior a
1990. Los ideales que propugnaba siempre han estado desvirtuados, ya sea por la
campaña de desprestigio llevada a cabo por Stalin o por las malas
interpretaciones posteriores. Fiel reflejo de ello se da en los denominados ex
trotskistas que apoyaron a Bush en la Guerra contra el Terror y difundieron una
visión domesticada de la figura de Trotsky como un libertario antiburocrático.