
Introducción del
editor de Tom Dispatch
En mayo de 2007, tropecé con bocetos en el sitio en la web
de una firma arquitectónica de Kansas contratada para construir una monstruosa
embajada combinada con ciudadela para el centro de comando de Gran Medio
Oriente en 42 hectáreas en el centro de la capital iraquí, Bagdad. Presentaban
las impresiones de un artista de cómo se vería el lugar – un gigantesco
complejo autosuficiente prosaico (pensad en centros comerciales o proyectos
habitacionales) y opulento (una gigantesca piscina, canchas de tenis, un centro
recreativo).