3/1/12
España implanta nuevo record de desempleo
► Edición, revisión y publicación:
Omar Montilla
| Choroní, Aragua, VENEZUELA:
8:10 p.m.
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La democracia es una mentira: Hegemonía

Eloísa Gordon
Este artículo es la tercera y última parte de la trilogía,
"La democracia es una mentira", que Eloísa Gordon inició hace varias
semanas y cuyo título fue inspirado en un graffiti del Viejo San Juan. Como se
propuso, el texto se enfoca en tres ideas principales —exilio, falsa conciencia
y hegemonía— como puntos de reflexión a la realidad socio-política
puertorriqueña contemporánea, situación descrita como de “saqueo sicario
diario, en términos políticos, económicos y sociales”. A manera de síntesis, al
igual que de proyección esperanzadora, Gordon pasa a comentar el término
hegemonía. Para acceder a la primera parte, "Exilio", pulse aquí.
Para acceder a la segunda parte, "Falsa conciencia", haga clic acá.
El concepto de hegemonía, vocablo de origen griego, se
remonta a la antigüedad, cerca del el siglo octavo, antes de la era cristiana.
En la Antigua Grecia, el dominio hegemónico era aquel poder político capaz de
imperar sobre otras ciudades-estados sin la necesidad de la imposición de la
fuerza explícita militar. Visto de esta manera, Esparta fue el poder hegemónico
de la Liga Peloponesia durante más de dos siglos. Ahora bien, en nuestro
contexto moderno, el término hegemonía, o egemonia, se asocia con una figura
principal: Antonio Gramsci.
► Edición, revisión y publicación:
Omar Montilla
| Choroní, Aragua, VENEZUELA:
10:57 a.m.
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La democracia es una mentira: Falsa conciencia

Eloísa Gordon
En el escrito
anterior, introduje algunas de las reflexiones del escritor palestino,
Edward Said, relacionadas al concepto del exilio, no como experiencia
necesariamente física y concreta, sino como alegórica de la enajenación y la
exclusión social; y esto, en aparente
contraste con el constructo nacionalista y su supuesta promesa de identidad y
sentido de pertenencia (Said, 1984). Dado que, y como también planteaba, el
exiliado no es un ente extraño a la nación, sino alguien a quien se condena al
destierro material o espiritual a pesar de su pertenencia, cabe ahora seguir
explorando cuáles son las circunstancias que llevan a tal desarraigo, o lo que
se describía como el destierro interno que vivimos buena parte de los
puertorriqueños ante el saqueo sicario, en términos políticos, económicos y
sociales, que experimentamos a diario.
Esencial para estos propósitos es entender de mejor manera
el precepto de la ideología y particularmente su asociación con la construcción
nacionalista como instrumento de movilización política, al igual que las
posibles conexiones epistemológicas con lo que se describirá como falsa
conciencia, principio que, por otro lado, ha caído en desuso hace bastante
tiempo. Es también fundamental poder discernir que el término nacionalista [1]
no se utiliza en relación a una orientación político-partidista específica en
Puerto Rico, sino como constructo identitario de movilización política masiva,
presente en condiciones, tanto contrarias como comparables, en todas las
orientaciones.
► Edición, revisión y publicación:
Omar Montilla
| Choroní, Aragua, VENEZUELA:
10:43 a.m.
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La Democracia es una mentira: Exilio

Eloísa Gordon
La Democracia es una Mentira, es un graffiti relativamente
reciente, que me saluda todas las mañanas en un muro frente a mi casa. Siempre
me recrea el mismo entusiasmo melancólico de que “aún queda gente consciente en
este País” para poder, de esta manera, intentar “enfrentar al mundo” o por lo
menos, al mundo puertorriqueño en su plétora de frustraciones, trivialidades y
actos de grandes y pequeñas violencias diarias. A partir de esta inspiración
presento este escrito dividido en tres partes y enfocado en tres ideas
principales: exilio, falsa conciencia y hegemonía. Está imbuido además, por
algunas de las ideas de Edward Said, Terry Eagleton y Antonio Gramsci, como
puntos de reflexión y comentario a la realidad político-social puertorriqueña
contemporánea.
En uno de sus ensayos más enigmáticos, Reflexiones sobre el
exilio (1984), el crítico cultural palestino, Edward Said, establece la
contradicción inherente en el concepto del exilio como constructo intelectual y
como experiencia real. A pesar de que la idea del exilio puede ser
“misteriosamente fascinante” es, al mismo tiempo, devastadora como vivencia
concreta. Como respuesta política, el exilio es una pérdida con consecuencias
permanentes —aún dándose el regreso— “del territorio y la geografía, de las
tradiciones y lo familiar”; y esto, en
aparente contraste con la ideología y promesa nacionalista, la cual es “la
afirmación de la pertenencia, del espacio, de la gente, de la herencia”.
► Edición, revisión y publicación:
Omar Montilla
| Choroní, Aragua, VENEZUELA:
10:35 a.m.
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