
Acaba de aparecer en la Argentina por primera vez en español
tres escritos breves de Marx: ‘Acerca del Suicidio’; ‘El encarcelamiento de
Lady Bulwer-Lytton’ y ‘El aumento de la demencia en Inglaterra’.1 La traducción fue realizada por Ricardo Abduca y está
acompañada con una interesante introducción de su autoría, planteada como una “hipótesis
de lectura” de los escritos que presenta, brindando muchos elementos para una
mejor comprensión de su contenido. Luego de este prefacio, además, el traductor
nos ofrece dos extractos de los Manuscritos de 1844 que también preparan el
terreno para el lector.
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El escrito más relevante de los tres que nos brinda Abduca
es el primero, donde Marx por única vez traduce, edita, corrige y reformula
extractos de un trabajo hecho por un funcionario de la restauración, el
archivista policial Jacques Peuchet, al punto de convertirse probablemente en
una suerte de “coautor”.2
El artículo refiere al
suicidio a partir de la presentación de algunos casos, tema que durante dos
siglos ocupó el centro de un intenso debate. En efecto, la interrupción
voluntaria de la vida en siglo XVIII fue abordada como un problema moral, para
ser considerada en el siglo XIX como un problema social que por su envergadura
debía ser explicado por las nuevas ciencias.3 El
suicidio fue asumido por muchos pensadores relevantes con diferente énfasis,
entre los que se destaca Durkheim por asignarle un estatus sociológico cuando
lo analiza como un hecho social. Marx también se interesó por el asunto, pero
en este escrito que fue calificado, en general, como una “curiosidad” dentro de
su obra.4
Su contenido es una “reformulación” del texto, como califica Abduca la elaboración del Marx, publicada en un periódico socialista renano en 1846. Allí nos muestra una porción del ámbito de las relaciones personales y el mundo privado, poniendo en evidencia la opresión de la mujer en la sociedad burguesa a través de una organización familiar asfixiante; que promueve situaciones conmovedoras como lo refleja el relato de la mujer que se tiró al río para quitarse la vida, no sin antes anudar su falda a los tobillos, mostrando el peso del control social a través del pudor que no pierde capacidad represiva, ni siquiera en un momento de máxima desesperación. Pero también destaca el drama de los individuos y las angustias de la vida privada en este tipo de sociedad más allá de su clase social y del género. Por eso, en la construcción de Marx sobre el texto de Peuchet, la crítica al patriarcado y al sexismo se combina con una interpelación sobre el contenido de la organización social toda: “¿Qué clase de sociedad es ésta, en la que se encuentra en el seno de millones de almas, la más profunda soledad; en la que uno puede tener el deseo inexorable de matarse, sin que nadie pueda presentirlo? Esta sociedad no es una sociedad; como dice Rousseau, es un desierto, poblado por fieras salvajes”.5
En el mundo burgués persisten un hombre y una mujer sujetos a los sucesos trágicos de la cotidianeidad impiadosa, que parecería ofrecer un único camino para superarla: “…a falta de algo mejor, el suicidio es el recurso más extremo contra los males de la vida privada”.6 Peuchet resalta con agudeza que aún luego de la Revolución Francesa subsisten poderes arbitrarios localizados en la familia, en el abuso conyugal, en la carencia de derechos para administrar individualmente el aborto, cuyo peso sobre las personas es tan letal como la pérdida del empleo, circunstancias todas que hacen explicable que alguien se quite la vida de manera voluntaria. Sobre el trasfondo de crítica a la realidad de su tiempo que esgrime Peuchet, que invita a pensar en remedios para combatir los síntomas de la injusticia, Marx insiste con una idea central de su pensamiento: “…fuera de una reforma total del orden social actual, todos los intentos de cambio serán inútiles”.7
Su contenido es una “reformulación” del texto, como califica Abduca la elaboración del Marx, publicada en un periódico socialista renano en 1846. Allí nos muestra una porción del ámbito de las relaciones personales y el mundo privado, poniendo en evidencia la opresión de la mujer en la sociedad burguesa a través de una organización familiar asfixiante; que promueve situaciones conmovedoras como lo refleja el relato de la mujer que se tiró al río para quitarse la vida, no sin antes anudar su falda a los tobillos, mostrando el peso del control social a través del pudor que no pierde capacidad represiva, ni siquiera en un momento de máxima desesperación. Pero también destaca el drama de los individuos y las angustias de la vida privada en este tipo de sociedad más allá de su clase social y del género. Por eso, en la construcción de Marx sobre el texto de Peuchet, la crítica al patriarcado y al sexismo se combina con una interpelación sobre el contenido de la organización social toda: “¿Qué clase de sociedad es ésta, en la que se encuentra en el seno de millones de almas, la más profunda soledad; en la que uno puede tener el deseo inexorable de matarse, sin que nadie pueda presentirlo? Esta sociedad no es una sociedad; como dice Rousseau, es un desierto, poblado por fieras salvajes”.5
En el mundo burgués persisten un hombre y una mujer sujetos a los sucesos trágicos de la cotidianeidad impiadosa, que parecería ofrecer un único camino para superarla: “…a falta de algo mejor, el suicidio es el recurso más extremo contra los males de la vida privada”.6 Peuchet resalta con agudeza que aún luego de la Revolución Francesa subsisten poderes arbitrarios localizados en la familia, en el abuso conyugal, en la carencia de derechos para administrar individualmente el aborto, cuyo peso sobre las personas es tan letal como la pérdida del empleo, circunstancias todas que hacen explicable que alguien se quite la vida de manera voluntaria. Sobre el trasfondo de crítica a la realidad de su tiempo que esgrime Peuchet, que invita a pensar en remedios para combatir los síntomas de la injusticia, Marx insiste con una idea central de su pensamiento: “…fuera de una reforma total del orden social actual, todos los intentos de cambio serán inútiles”.7
En los otros escritos que completan el libro, aparecidos en
1858, como bien señala Abduca, Marx aborda temas “caros a Foucault”. Allí
eslabona a la indigencia y la demencia con el encierro disciplinario, la
pobreza con la workhouse, localizando
sorprendentemente como unidad de análisis la consideración de “casos”,8 que
prolongan el registro analítico del primer artículo sobre el suicidio.
En definitiva este libro nos ofrece un breve pero
apasionante recorrido por temas poco usuales en la obra de Marx, base para un “marxismo
de la vida cotidiana”,9 que pueden ser
combinados con la lectura de los prefacios de Ricardo Abduca, de Michael Löwy
en la traducción al portugués aparecida en Brasil y la de Nicolás González
Varela, más el citado artículo de Marta M. Assumpcao Rodriguez,10 todo
disponible en internet, conformándose así un breve pero apasionante periplo de
lectura que seguramente reforzará una certeza: Marx nunca deja de
sorprendernos.
Notas
1 En paralelo a esta
edición, acaba de ser publicada otra traducción al español del artículo de Marx
“Peuchet: sobre el suicidio”, realizada por el filósofo argentino Nicolás
González Varela, que también presenta un interesante estudio preliminar que demuestra
sus profundos conocimientos acerca del “joven Marx”. Sobre el suicidio de Karl
Marx. Estudio Preliminar de Nicolás González Varela: “Karl Marx en Bruselas:
Suicidio y cuestión femenina bajo el capital”; El Viejo Topo. Barcelona, 2012.
2 Esta opinión corresponde a Rodriguez, Marta M. Assumpcao;
“Suicidio y sociedad: un estudio comparativo de Durkheim y Marx”; en Revista
Latinoamericana de Psicopatología Fundacional; San Pablo, Brasil. Volumen 12.
Nro. 4 de diciembre de 2009; página 705. González Varela, con más prudencia,
nos advierte en su introito que Marx no efectúa “una traducción literal, sino
una transliteración editada, donde se suprimen partes, se agregan pensamientos
propios y se deducen conclusiones a las que Peuchet no llega o que están entre
líneas”.
3 Lukes, Steven; Emile Durkheim. Su vida y su obra; Centro
de Investigaciones Sociológicas y Siglo XXI Editores; Madrid, 1984; páginas 190
y 191.
4 Michael Löwy en el prefacio a la traducción al portugués
de este artículo habla de un “Marx insólito”; en Sobre o suicidio; Editorial
Bointempo; San Pablo, 2006.
5 Traducción de Ricardo Abduca; página 71. Este párrafo
según la traducción de González Varela dice: “¿Qué significa, en efecto, una sociedad en la que se encuentra la más
profunda soledad en el seno de millones de almas; en la cual puede ser poseído
por el deseo indomable de matarse a sí mismo, sin que nadie pueda preverlo?
Esta sociedad no es en realidad una sociedad; ella es, como dice Rousseau, un
desierto poblado de animales salvajes”.
6 Traducción de Ricardo Abduca; página 98.
7 Traducción de Ricardo Abduca; página 71.
8 Traducción de Ricardo Abduca; página 41.
9 Entrevista de Salvador López Arnal a Nicolás González
Varela sobre la publicación de su estudio preliminar en relación al Cuaderno
Spinoza de Karl Marx (Editorial Montesinos, Barcelona, 2010); junio de 2012; en http://www.lahaine
10 Uno de los aspectos más interesantes de este artículo es
la hipótesis de la autora que asigna, en lugar de una contraposición, cierta
complementariedad entre el trabajo de Marx y el posterior de Durkheim acerca
del suicidio, sosteniendo asimismo, que ambas obras “constituyen un marco
importante de delimitación de la sociología como disciplina rigurosamente
científica”. Op cit; página 698.