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José María Arguedas ✆ Dionisio Torres Moreyra |
“Despidan en mí un
tiempo del Perú. He sido feliz en mis llantos y lanzazos, porque fueron por el
Perú; he sido feliz con mis insuficiencias porque sentía el Perú en quechua y
en castellano. Y el Perú ¿qué?: Todas las naturalezas del mundo en su
territorio, casi todas las clases de hombres. Es mucho menos extenso pero más
diverso de cómo fue la Rusia antigua. Esos ríos de “tanta y tan crecida
hondura”, como ya lo sintió don Pedro Cieza mucho antes que se hicieran más
profundos e intrincados. Y ese país en que están todas las clases de hombres y
naturalezas yo lo dejo mientras hierve con las fuerzas de tantas sustancias
diferentes que se revuelven para transformarse al cabo de una lucha sangrienta
de siglos que ha empezado a romper, de veras, los hierros y tinieblas con que
los tenían separados, sofrenándose. Despidan en mí a un tiempo del Perú cuyas
raíces estarán siempre chupando jugo de la tierra para alimentar a los que
viven en nuestra patria, en la que cualquier hombre no engrilletado y
embrutecido por el egoísmo puede vivir, feliz, todas las patria.
¿Cómo están las fronteras de alambres de púas, Comandante? ¿Cuánto tiempo durarán? Igual que los servidores de los dioses, tiniebla, amenaza y terror, que las alzaron y afilaron, creo que se debilitan y corroen”.: José María Arguedas, Último diario
¿Cómo están las fronteras de alambres de púas, Comandante? ¿Cuánto tiempo durarán? Igual que los servidores de los dioses, tiniebla, amenaza y terror, que las alzaron y afilaron, creo que se debilitan y corroen”.: José María Arguedas, Último diario