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David Lynch ✆ Kyle T. Webster |
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Especial
para Gramscimanía
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Para entrar en lo que puede ser una mirada filosófica
partiré de una concepción de la filosofía como una experiencia interior, como
un viaje hasta el límite del posible para el hombre. La experiencia es entonces
el único valor y la única autoridad, ya que las presuposiciones dogmáticas
ponen siempre límites al horizonte del pensar. La mirada filosófica la entendemos
en este sentido como una mirada intelectual pero ligada a una experiencia
subjetiva radical.
La dimensión narrativa del cine es compleja: la configuran
un conjunto de imágenes y de sonidos, que son materiales muy heterogéneos. Si
los comparamos con los de la novela vemos que esta se basa exclusivamente en la
palabra y que es a partir de ella que construimos mentalmente imágenes. A veces
se considera que por esto la literatura es más creativa que el cine, que sería
una recepción pasiva de imágenes. En esta línea consideraríamos a la novela
como superior al cine, ya que la palabra sería , desde este punto de vista, es
superior a la imagen.
Luis Roca Jusmet |
Pero esta afirmación es cuestionable, ya que igualmente se ha demostrado que lo que realiza nuestro sistema visual cuando contempla una imagen para interpretarla son operaciones inteligentes esencialmente activas. En este sentido lo podemos dejar en tablas y considerar que no importa tanto el lenguaje como lo que éste nos ofrece.
¿Qué tienen las narraciones fílmiicas que puedan interesar a
esta mirada filosófica ? Podemos decir que lo me interesa especialmente no es
ni la mirada formal o estructural sobre la narración ni tampoco el relato. En
este sentido no comparto la idea de una filosofía logopàtica, que sería una
práctica conceptual ligada a la parte narrativa del pensamiento (afectiva y
dramática).Sería como una mediación emocional a la argumentación para producir
un concepto-imagen, que sería la base de una filosofía cinematográfica. Vendría
a ser la expresión de un problema universal a través de una imagen concreta o
una sucesión de imágenes. Creo que detrás de esta retórica un poco pretenciosa
lo único aprovechable es un soporte didáctico que mostraría a través de
historias particulares los problemas universales de la filosofía. Esta función
es posible y útil pero no es la que me interesa, la de entender el cine y la
filosofía como dos creaciones culturales diferentes que en un momento dado
pueden producir una chispa en el otro. Es un acontecimiento que puede sucederle
al que tiene como oficio el cine a partir de una lectura filosófica o al
filósofo a partir de la visión de una determinada película. En esta línea el
filósofo cuando va al cine pero ser interpelado a partir de la percepción de la
materia fílmica. Puede encontrar aquí ideas desde un fondo no racional, con el
cual la filosofía ha estado ligado desde su comienzo. Este material fílmico no
es racional, como tampoco lo es el de la vida, que como ya decía Shakespaeare
está hecha de la misma materia que la de los sueños. Quizás hay un magma
imaginario de fondo que traducimos posteriormente a conceptos ( como
plantea Castoriadis).
Slavoj Žižek puede considerarse fuente de inspiración en
este planteamiento. Me llamó la atención un libro que se titulaba Todo lo que
usted siempre quiso saber sobre Lacan y nunca se atrevió en preguntarle en
Hitchcock. Lo que nos ofrece Žižek es un trabajo filosófico a partir de conceptos
lacanianos muy productivo.
Jacques Lacan, con todas las críticas que se merece,
considero que es una de las mentes más potentes del siglo XX y que su
elaboración conceptual, hecha desde la clínica pero también desde la especulación
teórica, da mucho de juego a la reflexión filosófica contemporánea. Una de sus
aportaciones es la suya personal entre cine y filosofía Alfred Hitchcock y
David Lynch son los dos directores que más ha tratado y lo ha hecho a partir de
la forma como se organizan, relacionan y presentan las imágenes. De hecho las
historias de Hitchcock son relativamente banales y las de Lynch no son, muchas
veces, ni siquiera historias coherentes. En este sentido hablo de la mirada y
no de la lectura de la narración fílmica.
Hay dos textos de Žižek interesantes sobre Hitchcock:
"Nunca se puede saber demasiado sobre Hitchcock" (Žižek, 2000) o
"¿Hay alguna forma correcta de hacer un remake a una película?" (Žižek,
2006) y "Las cabezas parlantes." (Žižek, 2004). La primera
advertencia es que sería un error la sobre interpretación de la narrativa de
Hitchcock: la búsqueda compulsiva de sentido, el pretender que todo quiere
decir alguna cosa, no nos conduce a nada fructífero.
La mirada no es una mirada hermenéutica que busca entender
lo que dice el director. Žižek mantiene la hipótesis que hay una dimensión
única en el cine de Hitchcock y que ésta no la encontramos a nivel narrativo;
la encontramos en lo que él llama sus síntomas. Son los motivos, aparentemente
puntuales, que se repiten en todos los filmes, independientemente del contexto
narrativo. Ejemplos serían, por ejemplo: "la mujer que sabe
demasiado", "la persona suspendida de la mano del otro",
"el vaso lleno de bebida blanca". Pero el error sería querer intentar
interpretar estos motivos en clave hermenéutica, ya que los tenemos que
entender como aquello que se escapa a la interpretación. Son significantes que
pertenecen al registro simbólico, pero que muestra un goce que es capaz de
transmitir al espectador. Es el espectador, como emancipado que es (Rancière,
2010) el que los capta de una determinada y singular manera. No se puede hacer
un remake de Hitchcock porque su marca es única y es inclasificable.
Otra cuestión interesante que Žižek
plantea con respecto al cine de Hitchcock es el de su relación con el estatuto
de la mirada. Su mirada es como la del ojo de la cámara, que es impersonal pero
que aparece paradójicamente como una mirada subjetivizada. Tampoco es una
mirada subjetiva porque no representa la mirada de ningún personaje, aunque
tampoco es una mirada objetiva porque lo que capta el aspecto siniestro de una
situación. Es la cámara la que nos muestra de forma enigmática una escena que
es inquietante. Aparece aquí el tema de la imposibilidad de la teoría ingenua
de la verdad como adecuación con el hecho. ¿Si un enunciado es verdadero en la
medida que se corresponde, que se adecua a un hecho, como podemos sabemos cuál
es el hecho? Pero, al margen de qué la percepción ya es un filtro, y que
interpretamos a partir de un esquema lingüístico-conceptual, hay este otro
aspecto indefinible que es que nos muestra Hitchcock con su mirada. Lo que
recoge Žižek a partir de aquí es que nuestra mirada lleva siempre una mancha
que no vemos y que queda reflejada en lo que vemos, y siempre está subjetivizada.
Dicho de una manera tan clara como perturbadora: lo que capta nuestra mirada
está, en cierto sentido, nuestra propia mirada.
David Lynch es un creador complejo que ha trabajado en
múltiples actividades artísticas y lo ha hecho de una manera totalmente
singular. Para entender la mirada filosófica al cine de Lynch utilizaré la
noción anteriormente mencionada de imaginario radical y también otra que es la
de la Otra escena (concepto del psicoanalista Octave Mannoni).
La capacidad creativa de Lynch expresaría su imaginario radical y lo conectaría
con el del espectador. Hablamos de un fondo irracional, del flujo de
representaciones atados a las emociones a partir de las cuales formamos las
ideas, las creencias y los valores. La Otra escena vendría ser el espacio de la
fantasía inconsciente, que tiene una analogía clara con lo que Lynch quiere
comunicar al espectador. Es, en cierta manera, el espacio de los sueños, pero
no en el sentido literal, ya que el mismo Lynch dice que aunque los sueños no
sean importantes en sí mismos generan una atmósfera, que podemos decir onírica,
que es muy importante en su cine. De hecho eso lo podemos comprobar en sus
filmes, ya que la fuerza de muchas imágenes está en estas escenas que podrían ser
de un sueño pero que tienen toda la fuerza de lo que es real. Los sueños que
expresa Lynch no son nocturnos, son diurnos: está como si soñáramos despiertos,
especialmente en sus últimas películas. Dice Lynch: "Funciona como una ventana a partir de la cual puedes entrar en un
mundo diferente, una cosa similar a un sueño". Lo que en realidad
tiene de perturbador el cine de Lynch es que justamente es similar a un sueño
sin serlo; funciona de manera inquietante en el registro de lo que real. Lynch
tiene la habilidad de construir las imágenes que evocan este espacio psíquico y
a partir de aquí establecer esta relación tan peculiar con el espectador
receptivo; a éste sus películas le dicen mucho pero no es capaz de definir ni
el cómo ni el qué. Podríamos decir que el nivel de comunicación es el de la
sugerencia, el de la evocación.
Pero todo eso, tan
emocional e irracional, que tiene que ver con la mirada filosófica, que es en
principio una mirada conceptual?. En primer lugar hay que explicitar que mirada
conceptual no quiere decir necesariamente mirada lógica, ya que ésta está
ligada al razonamiento como proceso deductivo. Es decir, que si la mirada
lógica está Pero por mirada conceptual y al aspecto intuitivo de la razón,
capaz de captar conceptos a partir de un material concreto de imágenes.
Lo que hace Lynch no es transmitir conceptos a sus películas
que podemos captar o no sino expresar libremente el suyo imaginario. Y él mismo
decir que no quiere hablar demasiado de lo que muestran porque les haría perder
su fuerza, su enigma. No se trata de traducir las imágenes en conceptos sino en
pensar a partir de la marca que dejan en nosotros las imágenes (y como también
señala muy certeramente Žižek los sonidos, fundamentales en el cine de Lynch.)
Žižek tiene dos artículos que tratan el
cine de David Lynch que son "David Lynch o la depresión femenina" y
"David Lynch o el arte del ridículo sublime". El primer artículo se
centra en "Blue Velvet" y plantea una cuestión muy interesante: la
manera cómo aparece la realidad al universo de Lynch. Hay una discrepancia
entre la realidad captada a una distancia humana y el real, como aquello
absolutamente próximo, que coge una apariencia casi horrible y acaba eliminando
el propio principio de realidad. Aquí hay que formular brevemente lo que quiere
decir Lacan, que es a quien sigue nuestro filósofo.
Pone como ejemplo el comienzo de "Blue Velvet":
pasamos de la tranquila escena de conjunto hasta la proximidad cada vez más
perturbadora de la sustancia vital y unos detalles cada vez más siniestros. Eso
sería para Žižek una característica del "hiperrealismo postmoderno",
que lleva paradójicamente a una pérdida del principio de realidad. A Lynch le
sirve para mostrar la noción de Real como aquello que no se puede decir ni
representar Es la Cosa en sí, la sustancia vital informe.
El segundo texto se centra en otra película, "Carretera
perdida", tan similar como diferente al mismo tiempo. En esta película no
aparece, como el anterior, el contraste entre un mundo rural idílico y su pesadilla
oscura y obscena. Aquí tenemos el contraste entre el mundo aséptico urbano de
la metrópolis y su reverso obsceno. Parece el contraste entre el malo y lo
peor: o la monotonía del aburrimiento o la intensidad de la violencia
autodestructiva. Žižek critica la valoración de algunos críticos de que la
película es un delirio, un juego de efectos visuales y sonoros y mantiene que
hay un hilo argumental. Veamos algunas sugerencias de Lynch. Una es el círculo
de despliegue temporal de la película, similar al del tratamiento
psicoanalítico: después de un largo rodeo volvemos al mismo punto de partida
desde otra perspectiva.
La conclusión de Žižek es que el universo que Lynch presenta
es, como dice el título del capítulo, el del sublime ridículo. Eso quiere decir
que para entender su universo nos tenemos que tomar muy seriamente las escenas
más patéticas si ridículas, las figuras malvadas marcadas por una violencia
excesiva y ridícula. Lo que quiere Lynch no es otra cosa que confrontarnos al
horror cómico de nuestra fantasía fundamental. Tenemos aquí una segunda noción
clave que nos presenta al pensador que es la de fantasía (y más específicamente
la fantasía fundamental) y que nos permitirá acercarnos mejor en el cine de
Lynch.
Hitchock y Lynch nos presentan así un material muy valioso
para la reflexión filosófica y Žižek nos da algunas claves para trabajarlo.