
“La política es una guerra sin efusión de sangre, y la
guerra, una política con efusión de sangre”: Mao Zedong / 毛泽东
Especial para Gramscimanía |
Si ya es difícil que
los medios de (des)información masivos nos hablen de revoluciones cuando no son
del color de las naranjas, más complicado es que lo hagan de una que desprende
un rojo tan intenso como la nepalí. Situada entre dos de las principales potencias
mundiales, India y China, la revolución de este país de 30 millones de
habitantes continúa dieciséis años después de que la insurgencia maoísta
declarara la guerra a la monarquía en 1996. La revolución prosigue su camino,
pero cada vez más como un rompecabezas que no cesa de fragmentarse. Hagamos un
poco de memoria...
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Durante la guerra civil los maoístas se financiaron mediante
el robo de bancos y la extorsión de capitalistas, terratenientes y
“reaccionarios” junto a la ayuda de organizaciones guerrilleras y populares
solidarias con su causa, repartidas principalmente por el sureste asiático.
Allí donde controlaron el territorio, los insurgentes establecieron comunas
populares al estilo de Mao en la Guerra Civil China (1927/1949) y los obreros
junto a los campesinos maoístas ocuparon fábricas y sobre todo latifundios de
terratenientes (pues la presencia maoísta era predominantemente rural, en un
país donde el 80% de su población vive en el campo). Además, lograron mejorar
en mucho la situación de la mujer y los intocables. Allí donde instalaron
“gobiernos populares” su situación cambió de forma radical empoderándolos de un
modo inédito en toda su historia. No en vano, en el caso de las mujeres, el 40%
de la guerrilla estaba formado por ellas1. Frente a esto, el saldo de costos
humanos mensurables por los enfrentamientos armados entre insurgentes y fuerzas
promonárquicas fue de más de 13 000 muertos y 100 000 desplazados. Los cuales
asolaron el país, una vez acabada la demoniaca sinfonía de disparos de fusiles
y explosiones de minas.
Después de una década de conflicto armado, en 2006, las
fuerzas beligerantes alcanzaron un principio de acuerdo de paz que finalizó lo
que Mao llamaba “política con efusión de sangre”, esto es: la guerra. El
acuerdo de paz fue supervisado por la ONU que años más tarde abandonaría el
país ante el desacuerdo de los partidos por renovar la misión de paz. Con el
final de la guerra y la aprobación de una constitución interina que ya no
contemplaba al rey como jefe del Estado (pero que tampoco abolía la monarquía),
el conflicto armado dejaría paso a la política, esto es, volviendo a la cita
del líder chino: la “guerra sin efusión de sangre”. Pero no sería una política
dominada por las risas y las palmaditas en la espalda de cara a la galería, del
tipo a la que tan acostumbrados estamos en la mayoría de países de la UE; sino
atravesada de lucha de clases, candente, tensa y desbordante. Política
salpicada de numerosas movilizaciones populares que desde la calle presionaban
a la Asamblea y les recordaban a los políticos profesionales de cualquier color
político, de dónde emanaba la auténtica soberanía, frente a los designios del
capital transnacional fragmentado y representado por diferentes actores
internacionales como los Estados Unidos, la India, China o la Unión Europea con
Alemania a la cabeza.
En el 2008, los resultados de las elecciones para la
Asamblea Constituyente sorprendieron a propios y extraños con el triunfo de los
exguerrilleros maoístas, los cuales fueron seguidos a bastante distancia por el
Congreso Nepalí (CN) de centro-derecha y el Partido Comunista de
Nepal-Unificación Marxista Leninista (PCN-UML), pese al nombre, una mezcla de
socialdemócratas y “eurocomunistas”2. La voluntad popular, aun teniendo en
cuenta la distorsión de voto propia de toda ley electoral “representativa”,
produjo una correlación de fuerzas en la Asamblea favorable a los partidos
englobados dentro de una “izquierda amplia” (desde los maoístas hasta los
socialdemócratas de izquierda). Estos partidos recibieron el doble de votos que
los de la “derecha amplia” (desde social-liberales hasta minorías de
monárquicos radicales).
Pero aun con esta mayoría de izquierdas, y pese a que en su
primera sesión del 28 de mayo de 2008 fue proclamada la República; después de
cuatro años de Asamblea Constituyente, Nepal sigue sin tener nueva
Constitución. Las negociaciones políticas han fracasado ante la imposible
cuadratura del círculo entre fuerzas representantes del capitalismo
transnacional, las élites nacionales, el gobierno injerencista indio, los EUA y
la UE por una parte; y las de las clases populares, por otra. Todo esto tiene
su reflejo no sólo en los principales partidos sino entre ellos mismos y sus
principales líderes. Es lo que el todavía primer ministro maoísta, Baburam
Bhattarai, designó como los tres círculos concéntricos de contradicciones: los
existentes en el interior de los partidos entre las diversas facciones, entre
los diferentes partidos y entre los intereses nacionales y extranjeros. A finales
de mayo de este año, Bhattarai, después de que los asambleístas sobrepasaran
otra vez el plazo legal para redactar la constitución republicana, decidió
disolver la Asamblea Constituyente y convocar nuevas elecciones para noviembre
próximo, en contra de la voluntad de muchos políticos, incluso algunos de su
propio partido. El principal escollo que impidió la finalización del texto
constitucional radicaba en que los maoístas, Partido Comunista Unificado de
Nepal Maoísta (PCUN(m)), abogaban por una división territorial federal según
las diferentes etnias nepalíes, en consonancia con el significativo Foro
Madhesí. Este último, socio gubernamental de los maoístas, reclama una mayor
autonomía para la región de Terai, junto a las fronteras de India y el Reino de
Bután. Frente a esta posición, el Congreso Nepalí y los marxistas-leninistas
(PCN-UML) abogan por una división de carácter más económico-geográfico. El quid
de la cuestión no es sólo los derechos de los diferentes pueblos de Nepal con
sus varias decenas de lenguas habladas, sino cómo quedarían estipuladas las
divisiones electorales y a qué partidos beneficiarían3.
Por otra parte, para echar más leña al fuego, se ha
producido una escisión importante dentro del partido maoísta. Liderada por el
ala autoproclamada “revolucionaria” de Kiran4, se ha formado un nuevo partido
llamado Partido Comunista de Nepal Maoísta (la única diferencia con el anterior
maoísta es la ausencia del término “Unificado”)5. Con aproximadamente un tercio
de los altos cargos (y los diputados) del antiguo partido y un importante apoyo
de sus juventudes y lo que queda del ELP (Ejército de Liberación Popular), esta
ala “izquierdista” venía un tiempo denunciando la deriva centrista del actual
tándem maoísta formado por el presidente del partido “Prachanda” (antiguo líder
guerrillero y primer ministro del gobierno republicano) junto al citado primer
ministro Baburam Bhattarai (vicepresidente del partido). El ala
“revolucionaria” de Kiran y otros líderes del nuevo partido como Badal6
denuncian el aburguesamiento de los líderes del partido “madre” (en especial de
Prachanda), la falta de transparencia económica, su pusilanimidad con los
intereses injerencistas del capital indio y la incapacidad de Bhattarai para
cumplir las promesas realizadas a los obreros, campesinos, mujeres, dalits7,
indígenas y al resto de los sectores populares nepalíes. Por todo ello, exigen
la dimisión de su antiguo camarada Bhattarai, al igual que paradójicamente
también la demandan el CN, los marxistas-leninistas y una parte de los propios
maoístas que permanecen en el partido “nodriza”. Sin embargo los movimientos
del nuevo partido maoísta son contradictorios, pues Kiran afirma, por ejemplo,
que los maoístas “revolucionarios” no tienen intención de presentarse a las
elecciones de noviembre, pero tampoco lo descartan, dejando el asunto como una
cuestión todavía por dilucidar. Por no decidir, los maoístas “díscolos” o
“revolucionarios” tampoco han decidido si volverán a las montañas para reanudar
la “guerra popular” rompiendo por completo, esta vez sí, con el llamado “Camino
Prachanda” (Prachanda's Path); o por el contrario, seguirán una vía
institucional-popular como defendieron hace tan solo unos meses. Esta vía fue
la teorizada por el ahora criticado como “neorevisionista” Bhattarai. La
táctica consistía en dejar a una parte de la dirigencia del partido fuera de
las instituciones, presionando desde la calle junto a las masas y evitando de
este modo la burocratización de los camaradas con cargos institucionales, para
así avanzar hacia su objetivo de la implantación del Estado de Nueva
Democracia8. El “Camino Prachanda” en cambio, fue la estrategia política que
comenzó el partido cuando se encontraba en el ecuador de la guerra insurgente
en 2001. Según las tesis de Prachanda (“el fiero”), su estrategia debiera
desembocar en lo que solía llamar la conclusión lógica: los acuerdos de paz y
la derrota de las fuerzas reaccionarias. Hoy día, podemos afirmar que sí se
logró una paz (débil) pero no una derrota de las fuerzas reaccionarias, y mucho
menos un cese de la violencia estructural. Por esa razón, muchos exguerrilleros
y simpatizantes maoístas observan con desilusión lo poco conseguido por su
partido en el gobierno, si tenemos en cuenta el peso de tantísimos sacrificios
en la guerra y los años posteriores de acantonamiento: leve disminución de la
pobreza, algunas mejoras en la salud pública, supresión de la Haliya9, mayor
transparencia ligada a tímidos intentos de democracia participativa, licencias
generosas para los guerrilleros reinsertados en la vida civil, cierta
progresividad fiscal, acciones para el mantenimiento de la fauna y la lucha
contra el cambio climático, etc.
Son avances, por supuesto, pero la sociedad nepalí en su
conjunto, continúa marcada por sus problemas estructurales de siempre: las
tremendas desigualdades entre burgueses, terratenientes y asalariados, su
estado semicolonial respecto a la India, una pobreza transversal asfixiante que
le hace ser uno de los países con una de las Rentas per Cápitas más baja del mundo
(1.300 $)10, una inflación galopante, carencia de servicios públicos de
calidad, corrupción funcionarial, etc. De este modo, mientras los problemas de
larga duración permanecen casi intactos, el actual gobierno maoísta se halla
perdido en sus esfuerzos institucionales por aprobar la nueva Constitución y
acabar de reintegrar en el ejército a los exguerrilleros que todavía no lo han
hecho11; mientras, después de seis años, algunos de ellos todavía esperan en
los campamentos de lona y latas donde la ONU los dejó a la espera del
cumplimiento del acuerdo de paz. Otro problema clave para la no promulgación
del texto constitucional y la disolución de la Asamblea Constituyente el pasado
mayo radica en que la oposición de derechas quiere que los maoístas devuelvan las
tierras ocupadas durante la guerra. Pero sus bases se niegan por completo
mientras Prachanda y Bhattarai, presionados por estas, prometen que los
campesinos no las abandonarán si no tienen un plan alternativo de trabajo o las
entregan a cooperativas de agricultores.
Volviendo al líder de los maoístas escindidos, Kiran,
tenemos que resaltar que este antiguo comandante de la guerrilla se encontraba
preso en la India cuando se firmaron los acuerdos de paz. Nunca se mostró muy
convencido con los acuerdos alcanzados por la mayoría del partido, menos aún
por su posterior desarrollo. Está en lo cierto cuando afirma que tras los
acuerdos los maoístas renunciaron a mucho y las fuerzas reaccionarias a poco,
más allá del fin de la monarquía y la inclusión de algunos guerrilleros a las
fuerzas de seguridad del Estado. Las élites están intentando jugar, en términos
gramscianos, a realizar una revolución pasiva en la que mediante el
transformismo, coopten a los líderes maoístas hacia una política reformista
alejada de todo horizonte revolucionario, sin tocar ningún aspecto fundamental
del sistema. Pero Kiran, que parece resistirse a esta dinámica, se muestra muy
contradictorio cuando afirma que no quiere saber nada de los “revisionistas” de
su partido (sus antiguos “camaradas”, léase Prachanda, Bhattarai y compañía)
mientras aboga por la formación de un gobierno de “unidad nacional” en el que
él no estará ni con los “reaccionarios” ni con los “revisionistas”. ¿Entonces
para qué quiere que se forme? Además, al poco de la primera reunión del Comité
Central del nuevo partido, tanto Prachanda como Bhattarai pudieron hablar con
él para intentar convencerlo de que su grupo volviera al PCUN(m), incluso el
primer ministro lo visitó en su casa.
Algunos, desde posiciones de apoyo a Bhattarai y Prachanda,
acusan a Kiran (sin pruebas hasta la fecha) de estar financiado por el depuesto
rey Gyanendra para debilitar al gobierno maoísta y favorecer un golpe de Estado
en el que el exmonarca, con ayuda de gran parte del ejército y los servicios de
inteligencia de India-EUA, reinstalaría una “monarquía parlamentaria” con la
Carta Magna de 1990 . Esta jugada política sería vista con muy buenos ojos por
el gobierno indio, y presumiblemente, a falta de un escenario mejor, sería
también apoyada por gran parte de los políticos del statu quo del Congreso
Nepalí y quizás también, por parte de los líderes marxistas-leninistas. En tal
caso los maoístas “revolucionarios” posiblemente volverían a las montañas con
Kiran convertido en líder maoísta y la estrategia de negociación de
Prachanda-Bhattarai quedaría como un fracaso histórico a los ojos de las masas,
con sus roles públicos totalmente desencajados en la sociedad nepalí. Podrían o
bien tornar a las montañas como escuderos de Kiran o quedarse a probar suerte
en las elecciones de noviembre (si al final se celebran). Si los resultados
fueran decepcionantes porque no consiguieran que la sección de Kiran se
volviese a unir, sus vidas correrían peligro si perdiesen el suficiente poder
para quedar huérfanos de sus bases armadas, pues como es sabido, ni Roma ni
Nueva Delhi pagan a los traidores. En cambio, si los resultados del PCUN(m)
fueran buenos, dejarían a Kiran y a los suyos que hiciesen lo que les viniese
en gana, pues no en vano, muchos exguerrilleros ya han sido licenciados o han
abandonado los campamentos, por tanto las fuerzas insurgentes parece que en un
principio nada tendrían que ver con lo que fueron en 2006. En todo caso, la
vuelta a la constitución de 1990, con o sin Kiran detrás, está siendo alentada
desde hace unos meses por una campaña orquestada por varios medios burgueses
tanto nepalíes como indios, que pretenden desplazar la actual hegemonía hacia
sus intereses, aprovechando el hastío cosechado por los políticos, durante
estos cuatro años, en la sociedad civil. Aunque probablemente, de celebrarse
las elecciones, los maoístas notarían el desgaste, desde las élites (nativas y
foráneas) temen que más lo acusen el CN y los marxistas-leninistas, con lo cual
la presencia maoísta en la nueva Asamblea podría aumentar pese al descenso de
apoyo popular. No en vano, Baburam Bhattarai, pese a las críticas de no pocos
maoístas, goza de muy buena popularidad entre los electores de otros partidos.
Como por ejemplo los profesionales urbanos nepalíes, que lo ven como “un hombre
de país”, ajeno a los sectarismos que dominan la acción del resto de partidos,
de estilo sobrio a la par que ilustrado y cosmopolita. No en vano es uno de los
dirigentes maoístas más cualificados: Doctor en la Universidad de Nerhu (India)
y alumno de excelencia toda su vida académica. Bhattarai conecta con parte de
las clases medias angloparlantes por quebrar la visión clasista y medio racista
que tienen de los maoístas, filtrada/caricaturizada por los medios burgueses
que frecuentemente los retratan como: delincuentes, corruptos, brutos e
ignorantes fáciles de manipular con la demagogia igualitarista predicada por
sus dirigentes.
Pero para seguir complicando las cosas, resulta que el
pretendido tándem “neorevisionista” de Bhattarai-Prachanda (Kiran, dixit) no
parece ser tal. De hecho, Prachanda, como actual Presidente del PCUN(m) declaró
recientemente que si Bhattari (Vicepresidente del partido) no renunciaba al
cargo de Primer Ministro, él lo expulsaría del PCUN(m). ¿Eso es un tándem? ¿O
no será en cambio una estrategia de Prachanda12 para reunificar el partido
aproximándose a la actual escisión de Kiran para postularse como Presidente de
la República en un futuro cercano, ofreciendo a Kiran el puesto de Primer
Ministro, una vez fulminado Bhattari del panorama político?
A todo este limbo preelectoral, preinsurgente y/o
pregolpista, se le suma la presión que ejercen los mercados financieros, que
por aquellos lares como por casi todo el orbe, se encuentran “inquietos” ante
cualquier atisbo de que las masas populares alcancen poder político, o
simplemente, se nieguen a aceptar sus designios financieros criminales.
Afortunadamente para los nepalíes, su mercado de stock todavía no está
privatizado y el gobierno obliga a pagar por las transacciones financieras
entre un 5 y un 10% lo que frena las operaciones especulativas en corto, pese a
los reclamos de la patronal de inversores que demandan una reducción de hasta
el 0,1%13.
Por su parte, Estados Unidos e India, juegan sus fichas para
conseguir que los maoístas nepalíes se pierdan en el escenario institucional y
se moderen (como sucedió con los comunistas indios que alcanzaron el poder
regional en Kerala o Bengala Occidental), dejando intacto lo fundamental de sus
relaciones asimétricas capitalistas, entre potencias imperialistas y la
semicolonia que Nepal lleva siendo durante décadas. Mientras tanto, China
observa con cautela. Pero también mueve sus fichas y consigue avanzar
posiciones con importantes acuerdos comerciales como fue el caso del logrado
por el gobierno de Bhattarai con la empresa estatal china 中国 长江 三峡 集团公司(Three
Gorges Corporation) para la construcción de la hidroeléctrica West-Seti Project
por 1600 millones de dólares14. Además, el gobierno chino le hizo saber a
Biplap, importante dirigente del nuevo partido maoísta de Kiran, que el gigante
asiático no estaba en absoluto contento con la escisión de los maoístas
nepalíes. Temen por sus negocios. En todo este ir y venir de movimientos en el
escenario geopolítico del país del Everest, el papel de los servicios secretos
está siendo fundamental tal y como demostraron algunos cables publicados por
Wikileaks. Estos mostraron las presiones y los chantajes comerciales y
políticos que EUA y la Unión Europea estaban ejerciendo sobre el gobierno de
Katmandú. Sin olvidar el fuerte espionaje al que la CIA estaba sometiendo a
todos los diputados de la Asamblea Constituyente. En especial a los maoístas,
considerados por los agentes estadounidenses como “no confiables” en contraste
con los marxistas-leninistas que “sólo son comunistas en el nombre” (sic). Lo
cierto es que ante este espectáculo político deplorable, enrevesado y
exasperante, el pueblo nepalí asiste atónito a la incapacidad de los políticos
de todo signo de solucionar sus problemas más acuciantes. Probablemente este
escenario de fracaso de la vía negociadora llevará al pueblo o bien al hastío
generalizado, o a la radicalización de sus posiciones.
Así pues, el país donde nació Buda hace más de 2500 años, se
halla inserto en un nodo explosivo de la actual red de interdependencias del
sistema-mundo capitalista. En esta fase histórica que estamos viviendo, que
podríamos denominar como Nuevo Orden Multipolar Transitorio (NOMT), la
economía-mundo está sufriendo una nueva crisis de sobreacumulación que le
obliga a revolucionarse buscando nuevos espacios geográficos y culturales donde
seguir acumulando capital por desposesión de las mayorías. Ello está provocando
que países periféricos del centro (como España o Portugal) desciendan a la semiperiferia
en la jerarquía capitalista y que (algunos) de la semiperiferia avanzada (como
Brasil) asciendan a la semiperiferia del centro15. Durante los años que dure el
NOMT, las potencias del sistema multiestatal jugarán sus bazas a fin de
concentrar nuevas posibilidades favorables para la acumulación de sus agentes
dirigentes mientras varias de ellas intentarán postularse como potencia
hegemónica planetaria del mañana. Hasta que ese momento llegue, los Estados
Unidos con sus aliados seguirán perdiendo su anterior estatus hegemónico, no
sin ofrecer resistencias, y por consiguiente: nuevas guerras, dolor y muerte.
Pero es un sufrimiento que se halla en el centro de la
lógica capitalista y no en la razón de ser de ningún gobierno concreto. Esa es
la ventaja señalada por Wallerstein del sistema capitalista de dominación
interestatal: los Estados y las potencias hegemónicas son sacrificables, pero
la lógica del sistema permanece inmune, ajena a la suerte de los primeros. El
capital, imperialista por necesidad, como un alien, incuba los “cuerpos”
políticos y extrae el plusvalor de los pueblos que mejor se adaptan a sus
necesidades y una vez estos desfallecen, busca nuevas instituciones burguesas y
seres humanos tornados mercancías de los que seguir sirviéndose para su
reproducción ampliada. Porque del mismo modo que no puede existir soberanía sin
democracia popular, no puede haber capitalismo sin estado.
Por tanto, esta lógica capitalista de genocidio será
interpretada con mayor brío por la potencia política dominante de turno y sus
aliados: sin importar acentos ni colores. El capitalismo, subsumiendo toda
creación humana bajo la forma de la mercancía (unidad fundamental donde se
expresa la riqueza capitalista) seguirá ejerciendo de nivelador16 universal de
la especie, bajo la poderosa bota del dinero-capital, acribillando a la mayoría
de los mortales sin importar aquello que nos hace diversos dentro de nuestra
familiaridad universal, como es el caso de nuestros acentos, destrezas,
tendencias sexuales o la forma de nuestras orejas. El capitalismo seguirá
matando/consumiendo cocineros, oficinistas, guitarristas y profesores; sin
importar si son sirios, jamaicanos, españoles o portugueses; dándole
absolutamente igual si son altos o bajos, feos o guapos, regordetes o más
atractivos que el propio Narciso o su enamorada y desdichada ninfa Eco. Todos
perecerán bajo los bombardeos de la reproducción ampliada de capital.
En este escenario, los estados de China e India se
vislumbran como los que mayores posibilidades poseen para suceder a EUA a medio
plazo, como lo demuestran su crecimiento económico y sus crecientes
presupuestos militares17. Si bien, nuevos acontecimientos que se encuentran a
la vuelta de la esquina nos ayudarán a ver ese relevo hegemónico con mayor precisión.
Quizás se produzcan nuevas guerras que pudieran desembocar en una guerra
mundial de nuevo tipo, pues la “destrucción creativa” siempre ha sido una buena
salida para que los gobiernos burgueses desplazaran temporal y geográficamente
las contradicciones inherentes del sistema. Todo ello acontecerá, claro está,
si las fuerzas populares volvemos a perder la batalla por la hegemonía, como
nos ocurrió al estallar la I y la II Guerra Mundial.
De esta forma, si la mayoría de la humanidad y en especial
los asalariados no conseguimos vertebrar una alternativa contrasistémica
mundial que logre la implantación del socialismo internacional, nuevas épocas
de vergüenza y dolor vendrán a sumarse a la extensa lista que el ser humano ha
cosechado desde el inicio del Neolítico. Largo camino que suma ya más de 12.000
años, con luces y sombras, regidos por sociedades de clases vertebradas hacia
la explotación de las mayorías. Es, en esta larga marcha hacia nuestra
humanización completa, en la que nos situamos todavía. Y es desde esta
“Prehistoria” de la especie humana de la que aún no hemos escapado, de donde el
homo sapiens debe dar el salto definitivo hacia su humanización. Impulso que
nos haga avanzar sin retorno desde la cruel infancia de un niño que juega con
armas de adulto (diferencia históricamente acumulada entre progreso ético y
progreso técnico), hasta la madurez de ciudadanos que viviendo en una comunidad
avanzada, pueden ser felices desde el cuerpo y la mente de un adulto, sin
olvidar el corazón y la generosidad de un niño18.
Mucho podemos aprender de los aciertos y errores de la
revolución nepalí. Pero lo que está claro es que es muy difícil saber quién
dice la verdad y quién no de los dirigentes maoístas. Quién está de lado del
pueblo y quién de mano de los explotadores, porque ni nosotros ni sus propios
seguidores nepalíes poseemos ni un tercio de la información que ellos manejan.
¿Cómo saber si Bhattarai es un “vendido” o está haciendo todo lo que puede para
luchar por la acumulación de fuerzas revolucionarias en una posición precaria
de fuego cruzado? ¿Cómo averiguar qué habló verdaderamente con el primer
ministro de la India a puerta cerrada? ¿Cómo conocer qué les respondió Kiran a
Prachanda y Bhattarai cuando le llamaron a su casa para que volviera al partido?
¿Cómo saber cómo y en qué términos hablaban todos ellos con los traficantes de
armas cuando estaban en las montañas durante la guerra? ¿Cómo asegurar qué les
cuentan verdaderamente a los funcionarios del Banco Mundial o al gobierno
chino? ¿Alguien tiene idea, por ejemplo, de qué hablaron Raúl Castro y
Bhattarai en la Cumbre de Río+20 cuando se fueron los periodistas?
Es imposible saberlo y sin información no podemos obrar con
conciencia. Por eso una de las principales conclusiones que podríamos extraer
de la experiencia nepalí, además del enorme coraje y la capacidad de lucha de
su pueblo, es que necesitamos no sólo trabajar desde nuestros espacios de poder
y militancia por una colectivización lo más completa posible de la economía;
sino por una colectivización de la información pública bajo control popular19
(salarios, presupuestos, rentas, activos, procedimientos, financiación,
empleos, etc). Debemos exigirles a los “líderes” que nos lo cuenten todo, o que
se bajen del puesto y se dediquen a trabajar para otros donde guardar secretos
se premie: como la banca o la mafia. La obligación de los líderes
revolucionarios debiera ser decirnos toda la verdad, correcto; pero la nuestra
debiera ser exigírselo con la suficiente fuerza para que pudieran hacerlo sin
que les volaran la tapa de los sesos. Porque se pueden matar a los líderes
díscolos con los intereses de las clases dirigentes, pero no a la mayoría de
los pueblos. O de lo contrario, si seguimos como hasta ahora, el divorcio entre
las élites del partido y las bases derivado de la asimetría de información será
inevitable repitiéndose una y otra vez como una farsa convertida en tragedia. Y
la materialización de la traición o la falta de entendimiento entre la praxis
de los primeros por un lado, y los militantes de base por otro, será simple
cuestión de tiempo. Sólo la colectivización simultánea de la economía, la
información y la toma de decisiones nos llevará a un mundo regido por una
democracia verdaderamente mundial y socialista, que transforme a cada individuo
de la especie humana en coprotagonista de su vida con iguales derechos que el
resto de sus semejantes.
Ya basta de figurar como “extras” o “secundarios” en esta
historia dirigida por el Capital, pues como todos sabemos gracias al cine, la
mayoría de ellos, o no pintan nada en la película, o al final de la misma
mueren. Nosotros queremos vivir y vamos a luchar por hacerlo. Nuestros
enemigos, pese a sus múltiples disfraces, se llaman capitalismo, ignorancia y
cerrazón; mientras que nuestra única esperanza la porta aquella parte del
género humano que fraternalmente lucha por su libertad con el poder
revolucionario del amor20.
Notas
1. En este sentido, es muy recomendable ver el documental
“Women Rebel” de la directora Kiran Deol, que versa sobre el proceso vivido por
las guerrilleras maoístas y la mujer nepalí en estos últimos años.
2. Los miembros de este partido habían ocupado cargos
gubernamentales mientras los maoístas combatían contra el ejército monárquico y
frecuentemente se alineaban con posiciones defendidas por los conservadores del
CN.
3. Prensa Latina, Rechaza primer ministro de Nepal
exigencias de dimisión. 25 de junio de 2012. Ver:
http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=520131&Itemid=1
4. Alias de la guerrilla, de verdadero nombre Mohan Baidya.
5. Aunque algunos periodistas para facilitar un poco las
cosas entre tanto baile de siglas “revolucionarias”, están optando por
llamarlos Partido Comunista de Nepal Maoísta Revolucionario (PCN(m-r). Aquí un
enlace del resumen de la sesión del nuevo partido para la prensa:
http://revolutionaryfrontlines.wordpress.com/2012/06/21/nepal-the-new-maoist-party-meets-and-sets-its-course/.
6. Alias de la guerrilla, de verdadero nombre Ram Bahadur
Thapa.
7. Los dalits son los llamados “intocables” en el sistema de
castas. Según este sistema, los dalits no son siquiera una casta y por tanto
están fuera del sistema, históricamente fueron condenados a realizar los peores
trabajos y a vivir apartados de las castas superiores. Actualmente, al igual
que en la India, en Nepal no es legal este sistema, pero sí tiene gran fuerza
en las esferas de los privado y en las zonas rurales (el 80% de la población
vive en el campo).
8. El Estado de Nueva Democracia, según entrevista a Baburam
Bhattarai realizada por el World People's Resistance Movement (Britain) en
2009, sería un “estado proletario democrático” que vendría después de que los
maoístas, en ausencia de una burguesía nepalí, llevaran a cabo la transición
política de Nepal de un estado semifeudal y semicolonial a una democracia
burguesa. Sólo entonces darían una nueva batalla para pasar de una
superestructura política burguesa a otra proletaria.
9. La haliya era un sistema laboral que en la práctica
resultaba un esclavismo parecido al que ejercen los terratenientes del norte de
Brasil, en el cual los campesinos se endeudan por encima de sus posibilidades
con el propio terrateniente para el que trabajan, para comprar enseres y
alimentos que normalmente también vende aquel y de este modo quedan supeditados
a su voluntad hasta que paguen la deuda (normalmente de por vida).
10. Según la estimación de la CIA en 2011, publicada en el
World Factbook.
11. Según Balandana Sharma, coordinador del Secretariado
para el Comité Especial para la Integración en el Ejército, ya “solamente”
quedan, después de seis años, 3129 exguerrilleros en los acantonamientos, de
los más de 19 000 desmovilizados en 2006. Ver en:
http://timesofindia.indiatimes.com/world/south-asia/Over-6000-Maoists-retire-in-Nepal/articleshow/12748982.cms.
12. Según opinión de algunos analistas, Prachanda vendría a
ser un “Santiago Carrillo a la nepalesa”, o sea un vividor y un oportunista
especialista en cualquier tipo de transformismo ideológico.
13. Para conocer la opinión del Presidente de la Stock
Broker's Association of Nepal, ver su entrevista en:
http://www.gorkhapatra.org.np/rising.detail.php?article_id=67830&cat_id=29
14. ILLESCAS MARTÍNEZ, Jon E. (2012) Nepal, la revolución
desconocida. Crisis permanente en la tierra de Buda. Madrid: La Caída.
15. ILLESCAS MARTÍNEZ, Jon E. (Jon Juanma) (2011) España,
una nueva colonia en un mundo en quiebra. En CEPRID, el 10 de octubre de 2011.
Ver en: http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1261 o en italiano:
ILLESCAS MARTÍNEZ, Jon E. (Jon Juanma) (2011) Spagna, una nuova colonia in un
mundo in fallimiento. En ComeDonChischiotte, 12 de octubre de 2011:
http://www.comedonchisciotte.net/modules.php?name=News&file=article&sid=2135
.
16. En el capítulo III del libro primero de El Capital, Marx
define al dinero con su poder social privatizado como el gran leveller de la
sociedad de mercancías, el que suprime todas las diferencias entre ellas.
17. Cada vez más, India y China se mueven en una dirección
cercana a instaurar una nueva guerra fría planetaria:
http://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noticias/2012/04/120419_china_india_gran_juego_adz.shtml.
18. ILLESCAS MARTÍNEZ, Jon E. (Jon Juanma) (2010) Niños,
hormigas y dinosaurios. En Rebelión, 2 de abril de 2011:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=125603.
19. Por primera vez en la historia esto es posible, debido
al prodigioso avance de las telecomunicaciones y la informática, lo que en el
marxismo son consideradas como parte del desarrollo de las fuerzas productivas.
20. El Che Guevara ya destacó que el amor debería ser una
cualidad imprescindible en cualquier revolucionario.
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Jon Juanma |
Jon Juanma es
el seudónimo de Jon E. Illescas Martínez, artista e investigador FCM en la
Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Alicante. Blog:
http://jonjuanma.blogspot.com.es/ Correo: jonjuanma@gmail.com
Recientemente ha publicado el libro “Nepal, la revolución desconocida. Crisis permanente en la tierra de Buda”, editado por La Caída y distribuido por Traficantes de Sueños y Virus: http://www.lacaida.info/
El presente artículo. Tiene derechos Creative Commons pudiendo ser reproducido libremente en cualquier lugar siempre que se conserve la totalidad del texto, la estructura, se cite la autoría y no exista ánimo de lucro.
Recientemente ha publicado el libro “Nepal, la revolución desconocida. Crisis permanente en la tierra de Buda”, editado por La Caída y distribuido por Traficantes de Sueños y Virus: http://www.lacaida.info/
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Manifestación maoísta con danzas y cánticos |
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Simpatizantes maoístas luchando por los derechos de los campesinos en las tierras ocupadas |
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Enorme concentración maoísta |
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Guerrilleros
y guerrilleras maoístas
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Primer Ministro actual de Nepal, Baburam Bhattarai |
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Prachanda,
exlíder de la guerrilla y actual Presidente del PCUN(m)
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Kiran, líder del nuevo partido maoísta, el PCN(m) |