
Entre los que se reivindican marxistas hay, a grandes
rasgos, dos posturas predominantes sobre la cuestión filosófica: unos toman
partido por una interpretación del marxismo en clave de “filosofía de la
praxis” con ribetes humanistas y voluntaristas.
Otros optan por una lectura materialista y científica, más
cercana a la concepción de ciencia anglosajona. Bensaïd, por su parte ha
intentado, apelando al concepto de ciencia alemana1, demostrar que Marx estaba
lejos de una posición lineal y que por el contrario tenía tensiones en este
aspecto, abriendo el panorama a una lectura más amplia de la cuestión, pero más
inclinada hacia la primera posición, sobre todo en la teoría política. De
alguna manera, estas oposiciones se plantearon previamente en la tradición
clásica, aunque en otro contexto y con otras herramientas teóricas. Pero mientras
algunos intelectuales marxistas, como el caso de Lukacs, eran claramente subjetivistas
y otros como Bujarin expresaban la visión contraria, Gramsci aparece como una
suerte de tercera posición que mientras revitaliza la problemática subjetiva, toma
distancia del “subjetivismo” de Lukács.
De esta forma, Gramsci complejizó la
simple oposición entre objetivismo mecanicista (u organicista) y subjetivismo activista,
planteando una particular lectura de la situación de la teoría marxista en el
mundo de entreguerras, que es necesario analizar, porque fue el intento de sistematizar
algunas cuestiones centrales del materialismo histórico desde el punto de vista
filosófico, intentando generar nuevas respuestas desde dentro de la tradición clásica,
pero poniendo en discusión ciertos presupuestos que habían sido dominantes en
su desarrollo hasta ese momento histórico.
En particular, nos interesa analizar ciertos núcleos de la
crítica que Gramsci desarrolla en el Cuaderno 11 contra la Teoría del
Materialismo Histórico de Bujárin. Porque a partir de un concepto de ortodoxia que
se identifica con la idea de Antonio Labriola de que el marxismo es una
concepción original e independiente de las restantes corrientes filosóficas,
Gramsci elabora una crítica de ciertos lugares comunes que serán
incuestionables en el “marxismo oficial” del stalinismo. En este marco,
tomaremos en cuenta algunos otros pasajes de los Cuadernos que nos permitan desarrollar
el análisis de los puntos que queremos poner en discusión. A su vez, intentaremos
trazar algunos elementos que permitan explicar por qué esta empresa teórica no
prevaleció, más allá de lo obvio que tiene que ver con las condiciones de encierro
carcelario y aislamiento político de Gramsci.

