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Foto de Antonio Gramsci proyectada como fondo en la pantalla del Festival de San Remo |
“Es mejor avanzar y morir que detenerse y morir": Gramsci, Pasado y Presente
Nuestro interés en este artículo se ubica en el propósito de
destacar algunas ideas educativas del pensamiento de Antonio Gramsci. Específicamente
nos concretaremos al análisis de una cuestión que el filósofo italiano estudió
a fondo: La formación de los intelectuales, en el proceso de la historia y la
praxis política.
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Pensamos que la teoría sobre la formación de los intelectuales
y su función social, más como el compromiso político y moral que estos suponen,
contribuye en -gran medida- a enriquecer el pensamiento educativo actual en lo
que se refiere a la relación entre educación y política. Dado que las ideas
gramscianas acerca de la educación se desprenden en gran medida de su concepción
de la filosofía, es por ello que también haremos referencia a esta cuestión así
como a su concepto de “hegemonía", el cual constituye un eslabón
indispensable para un primer acercamiento al pensamiento educativo de Gramsci.
Sin desconocer el hecho de que Gramsci no es propiamente un
pedagogo sino un revolucionario profesional, cuya intención primordial es el
cambio de las estructuras sociopolíticas italianas fascistas de su tiempo y la formación
de un estado proletario, es evidente que su reflexión arroja luz sobre la formación
de los intelectuales, en cualquier contexto histórico político de que se trate:
El “intelectual orgánico" que nos describe Gramsci, con colores tan
distintivos, señala el compromiso político y moral que toda persona educada posee,
frente a la colectividad que propicio su desarrollo, y a la cual se halla
vinculado por razones políticas y morales. Por otra parte, su visión de la filosofía,
que se inicia con esa idea original de que “Todos los hombres son filósofos", de una filosofía espontanea,
es otra de las contribuciones importantes de Gramsci a la teoría educativa
actual. En efecto, la filosofía ya no se concibe como la tarea de unos cuantos
profesionales, es también una actividad social en la cual todos los hombres están
comprometidos. La Filosofía de la Praxis, que sostiene Gramsci, es la labor
colectiva producto de la unión de la teoría y la práctica. Bajo esta luz, la educación
no se concibe como la difusión de ideas “desde arriba", sino que
constituye una actividad crítica intelectual en estrecha relación con la práctica
política de la masa. Así, los intelectuales y la masa se educan mutuamente en
una acción conjunta, que traerá como consecuencia la creación de una nueva
cultura. En virtud de la idea gramsciana de que toda relación pedagógica es una
relación hegemónica, y las implicaciones que se desprenden de esto -para el análisis
de la relación entre la educación y la política-, se complementa el esquema de
nuestra problemática a tratar en el presente trabajo.
Por último, deseamos destacar el hecho de que la creación de
los intelectuales de la clase obrera, lo cual constituye una de las
preocupaciones del pensamiento de Gramsci, no es más que la historia de su
propio desarrollo intelectual. En efecto, la nueva educación que propone este
pensador es factible porque el mismo ha recorrido
todo el camino que se requiere para superar una concepción del mundo más
limitada, y alcanzar el progreso intelectual que lo constituye en uno de los
intelectuales orgánicos mas lúcidos de la clase trabajadora.
Es por ello que con Gramsci, al igual que sucede con los
grandes maestros, su enseñanza está garantizada por el testimonio de su propia
vida.