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Baruch de Spinoza ✆ Giuseppe D'Ambrosio Angelillo |
“Estos negros
–dicen los holandeses– son feroces, pérfidos, infieles a los tratados, e irreconciliables”: Barón de Bessner, ‘Mémoire sur les negres
fugitifs de Surinam’, 1777
“Spinoza, el
primer judío liberal”: Carl Schmitt, ‘Der Leviathan in der Staatslehre des Thomas Hobbes’, 1934
“Las
contradicciones de un autor son significativas porque contienen problemas que,
ciertamente no resuelve, pero que revela
contradiciéndose”: Karl
Marx, ‘Theorien über den Mehrwert’, 1861–1863
Especial para Gramscimanía |
Fueron varios los motivos de la emigración masiva de judíos de España y Portugal, y no fueron exclusivamente religiosos: el anacrónico imperio español (al que Marx calificaba de ser una forma tardía de “despotismo asiático”) estaba en decadencia económicamente desde su nacimiento, con unas relaciones de producción basadas en la conquista territorial, el privilegio fiscal y el monopolio real, mientras que Holanda ofrecía el inicio de una nueva forma de imperialismo militar&comercial centrado en el espíritu del capitalismo gracias a la mediación ideológica del Protestantismo (Calvinismo). Holanda fue el primer pueblo en toda Europa que realizó con éxito una revolución burguesa, al emanciparse del despotismo español. El Calvinismo, con toda su filosofía política liberal, es aquí el creador de una nueva forma de estado. La comunidad portuguesa en Amsterdam y en Rotterdam, unida por el idioma y el terruño, se consideraba a sí misma una nación exiliada, constituida por una élite comerciante e industrial, para quienes la religión no es una realidad sino un problema. Aquí entre los Sefardim no domina, como en el caso de los judíos del Este (Ashkenazíes) los dogmas absolutos, la intolerancia étnica y la Cábala, sino la gran tradición humanista del judaísmo ibérico: Crescas, Gebirol, Halevy, Hebreo, Herrera, Ezra y el gran Maimónides. La comunidad no lo tuvo fácil en su nueva patria: periódicamente los sectores más conservadores de la alta sociedad holandesa, los Predikanten, pedían la expulsión de los “mercaderes portugueses”.[2]
En primer lugar, sería un grave error suponer que antes de finales de siglo
XVIII las ideas modernas acerca de la Igualdad entre razas había echado raíces
en los Países Bajos. La Tolerancia, muy famosa en los Países Bajos, no se basa
en los principios modernos, sino en consideraciones
crematísticas & prácticas, que permitan a una población que era (y sigue
siendo), profundamente escindida sobre asuntos religiosos, a convivir juntas.
Las minorías religiosas, católicos y judíos, fueron discriminados y excluidos
de los cargos públicos. Spinoza mismo se vio obligado a firmar su obra más
política de manera anónima, tuvo que falsificar la ciudad de edición y temía
por su vida, sus obras fueron prohibidas en 1674, junto con el Leviathan de
Hobbes.[3]
Hay una exquisita anécdota sobre este falso climax tolerante narrada muchos
años después por un destacado médico y profesor universitario holandés Herman
Boerhaave: en 1693 en su período estudiantil, mientras viajaba a bordo de un
barco de pasajeros, escuchó a un animado debate entre unos pasajeros acerca de
Spinoza. Las opiniones expresadas eran la mayoría vehementemente negativas,
entonces se acercó y le preguntó a uno de los críticos si en realidad había
leído alguna obra de Spinoza, porque lo que afirmaba era falso; otro pasajero
le preguntó su nombre, al que anotó, con el resultado que al llegar a puerto
fue denunciado en Leiden como “spinozista” y perdió, aunque no le interesaba,
toda oportunidad de hacer una carrera en la Iglesia pública.[4]
En Holanda se persiguió en ansias de una obsesión purificadora a homosexuales,
gitanos, mendigos y prostitutas. No existía dentro de Holanda un sistema de
trabajos forzosos para los “otros”, como sucedió en otros lugares (Francia,
España, Portugal, Gran Bretaña) pero este excepcionalismo carcelario no estaba
basado en una cierta actitud indulgente y anti-racista, como sostiene la fable
convenue, sino en el simple hecho de que el mercado de trabajo en los Países
Bajos estaba fuertemente impulsado por la oferta, como una constante afluencia
de trabajadores inmigrantes de países vecinos, es decir: una fuerza de trabajo
multinacional. Tal vez deberíamos concluir que los holandeses eran racistas
como todo el mundo en ese momento, pero que tenían menos necesidad para
practicarlo en su pequeña patria (circa 1650 su población no excedía los 2
millones de personas). No es casualidad que en Holanda el fuerte movimiento
abolicionista europeo no tuviera ninguna relevancia, y es más: se abolió la
Esclavitud en las colonias holandesas por presiones de Gran Bretaña. ¿Un
déficit moral colectivo, una enorme bancarrota ética que pasó desapercibida en
su filosofía práctica?
El
padre del filósofo, Miguel D’Espinosa, entró de socio en el establecimiento
comercial de su hermano Abraham, que parece haber sido muy importante según se
deduce de los movimientos financieros registrados en el banco de Amsterdam. La
empresa llevaba el nombre de fantasía portugués de “Manuel Rodrigues”,
importaba frutas exóticas y frutos secos, hacia préstamos de dinero a
comerciantes de armas, incluso el contrabando desde Málaga, y parece que fue
una de las empresas más renombradas de la ciudad en la época. Casualidad o no,
el padre de Spinoza morirá en 1654, poco después que los portugueses con
nativos brasileños retomaran la ciudad de Recife y expulsaran a los holandeses
definitivamente, una derrota que se tradujo en una enorme pérdida financiera
para la comunidad Sefardim de Amsterdam y para los negocios de la familia
Spinoza. Existe una fable convenue con respecto a la vida de Spinoza, cuyos dos
mitos principales son su extrema soledad y su pobreza sempiterna, pero ambas no
se corresponden con la verdad. Spinoza proviene de una familia de alto rango en
la estructura de clases de la Holanda de la época.[5] Por supuesto, puede
considerarse un intelectual relativamente pobre si lo comparamos, en el otro
extremo de la balanza, con el filósofo-cortesano derrochador de Leibniz.
¿Soledad? ¿Eremita? ¿Un Diógenes moderno? “Spinoza había vivido en al esotérica
quietud del individuo aislado”, dice el jurista nazi-católico Carl Schmitt,
siguiendo el mito historiográfico.[6]
¿Individuo aislado? Spinoza estaba en contacto con toda la cúpula liberal de
Holanda, los dirigentes claves que conducían al nuevo estado, y era amigo íntimo
del Pericles de la Historia de Holanda, el principal estadista republicano de
la época: Jan de Witt. Act est fabula! Pero existe otra dimensión de la fable
convenue sobre Spinoza poco analizada, reprimida como en otros filósofos de la
época del naciente Capitalismo europeo: la flagrante discrepancia entre
pensamiento y práctica, entre teoría y praxis, que marcó a fuego el período de transformación de la forma
mercantil del Capital en su forma cuasi moderna, protoindustrial y financiera.
Es decir: ¿presenta Spinoza en la forma de una quimera delirante, la paradoja
entre el discurso de la libertad y la democracia absoluta con la práctica de la
esclavitud? Como dice Williams en su importante obra sobre el Capitalismo y el
Esclavismo,[7]
la institución de la Esclavitud, promovida y organizada por los europeos en el
hemisferio occidental entre los siglos XVI y el XIX, no fue un hecho
“accidental”, ni un dérapage en la historia económica moderna. La Esclavitud
fue, antes bien, una pieza crucial en los primeros momentos de la formación del
capitalismo mundial y del arranque particular de la acumulación primitiva en
Holanda. No se puede explicar el surgimiento del Capitalismo a partir del año
1500 sin los esclavos como fuerza de trabajo y sin el floreciente comercio de
los esclavos en el Atlántico: hacia 1900 se calcula que por cada europeo
llegado a las Américas le correspondían tres esclavos africanos. Se ha
calculado que en la cuenta final llegaron vivos a las Américas 12 millones de
africanos para trabajos forzosos, entre 1500 y 1640 788.000 esclavos. El
trabajo forzado y casi gratuito impulsó lo que podríamos llamar la primera
agricultura de exportación capitalista: el cultivo del azúcar, pero también del
tabaco y del algodón.[8]
Holanda es el ejemplo más temprano a tener en cuenta, su esplendor desde el
siglo XVI al XVII fue gracias a una política militar de agresión y al dominio
del tráfico de esclavos,[9]
de hecho fueron los holandeses los primeros en trasladar mano de obra esclava
de África al estado de Virginia en 1619 y a la isla de Manhattan en 1624, la
futura New York. Incluso entre 1657 y 1663 cuatro barcos holandeses llegaron al
puerto de Buenos Aires (un punto clave del contrabandismo continental de la
época) repletos de esclavos, que fueron inmediatamente comprados por españoles
y criollos.[10]
A partir de 1630 los holandeses comenzaron a suplantar en las plantaciones de
azúcar a los indios Tupani por africanos (aunque los portugueses ya habían
comenzado con el comercio de esclavos con anterioridad, y antes que ellos los
reinos islámicos) por razones que ya habían descubierto los españoles: un negro
productivamente valía como cuatro indios. La historia de “Brasil holandés”, muy
relacionado con la familia Spinoza, se pueden dividir en tres actos: en primer lugar,
conquista y la consolidación de un territorio importante para el cultivo de
azúcar, seguido por una década de relativa paz y prosperidad bajo el gobierno
ilustrado de Johan Maurits van Nassau, y, finalmente, la guerra
interimperialista con los colonos portugueses locales y libertos brasileños que
conducen a la rendición final de la colonia en 1654. Hasta ese año barcos bajo
la bandera holandesa transportaron 23.000 esclavos de África a Brasil y de las
seis colonias de ultramar que llegó a tener Holanda en su cénit como potencia
mundial, cinco eran sociedades esclavistas, y en tres de ellas eran
mayoritarios los esclavos de origen africano en los trabajos forzados.[11]
No es raro que nada menos que el padre del Constitucionalismo burgués,
Montesquieu señalara que “El Azúcar sería demasiado caro si no se obligase a
los Negros a cultivar la caña.” Porque el Azúcar era y es esencialmente una
empresa capitalista compleja, que implica no sólo operaciones agrícolas sino
también las etapas primarias del refinado final. La razón era crematística y
económica, no racial; no tenía nada que ver con el color del trabajador, sino
con los bajos costes de la reproducción de su fuerza de trabajo y la
posibilidad de una explotación extensiva e intensiva. Comparado con el trabajo
de los indios, el del esclavo negro era eminentemente superior desde la nueva
óptica capitalista. Fue durante éste período en el que Spinoza se encarnó como
su pensador más destacado y paradigmático. Pero veremos como su propia
Filosofía práctica tiene el semblante bifronte de Jano, ya que como el
legendario rey de Lacio, tiene el don de encarnar tanto el pasado que no
termina de cancelarse como el porvenir que todavía no se cristaliza. En Spinoza
flota un doble silencio filosófico, tanto en la cuestión del Racismo con en el
de la Esclavitud.
Nuestro
pensador recibe la formación típica de un joven marrano de familia pudiente,
con un destino prefijado: la profesión mercantil para heredar la empresa de su
padre. Por supuesto, esto no excluía la formación religiosa talmúdica, ya que
para los judíos el estudio religioso equivale a servir a Dios; como tampoco la
humanista radical: en la biblioteca erudita que dejó a su muerte están, además
de gramáticas, diccionarios y varias ediciones de la Biblia, casi todos los
clásicos españoles (Góngora, Montalvan, Quevedo, Cervantes), griegos, latinos y
de la filosofía neoescolástica y moderna de la época: Diofanto, Josefo,
Aristóteles, Hipócrates, Epítecto, Arriano, Luciano, Homero, Euclides, de los
latinos Tácito, Tito Livio, Petronio, Virgilio, Julio César, Séneca, Salustio,
Marcial, Plinio, Ovidio, Curcio, Plauto, Cicerón, por supuesto Moro, Petrarca,
Calvino, Bacon, Maquiavelo, Grocio, Hobbes y Descartes.[12] Spinoza, contra la
opinión corriente de muchos comentaristas, tuvo la iniciativa de hacerse
expulsar de su sinagoga con un escrito Apología para justificar una ruptura con
la Sinagoga, que escribió… ¡en español!: la sinagoga no tuvo más remedio que
aplicarle una rabiosa excomunión (Cherem) ratificaba su condición de “ateo”,
algo que siempre le disgustó, y que finalizaba con una exhortación violenta a
su asilamiento por la comunidad hebrea. En el mismo momento de la excomunión,
año 1656, tuvo lugar un cambio decisivo en su posición social, en su conciencia
de clase: hereda con su hermano Isaac el floreciente negocio de
exportación&importación y de intermediación financiera y bancaria de su
padre. Ya por esa fecha firmaba las letras comerciales y pagarés de su puño y
letra como “Bento D’Espiñoza”, en los documentos notariales Bento es descripto
como “mercader portugués residente en Amsterdam”. Ya empezaba a verse las
desastrosas consecuencias comerciales que tendría para el negocio familiar la
guerra interimperialista entre Holanda e Inglaterra y entre Holanda y Francia.
Porque Holanda está vuelta y de manera desafiante al Mundo, a su porción
colonial, a la integración militar y comercial de áreas no-capitalistas, a la
conquista del mercado mundial, a cumplir el destino del ciclo lógico del
capital. Como señala Toni Negri, en las Provincias Unidas se conjugan en el
espacio-tiempo “el orden capitalista del beneficio y la aventura salvaje de la
acumulación en el mar, la fantasía constructiva que los comercios producen y el
asombro que todo ello produce en la Filosofía”. Pero este asombro filosófico
ignoró el mayor crimen de Holanda: los esclavos y el trabajo forzado. El eje
sobre el que giraba el milagro capitalista holandés, curiosamente Negri no lo
señala, era la práctica general de la Esclavitud, incluso el uso y abuso doméstico
de esclavos africanos. Los principales puestos de comercio de esclavos, los
famosos “Asientos”,[13]
tanto en América como en África, estaban bajo bandera portuguesa, holandesa,
francesa, inglesa, danesa o de Branderburg. Se calcula que Holanda (a través de
la WIC, que fue la empresa esclavista privada más grande de la Historia)[14]
envío a América (desde la zona de Angola y el Congo) más de 100.000 esclavos
hasta 1730. Amsterdam sería la capital europea del tráfico de esclavos, en la
provincia de Zeeland (Middelburg y Vilssingen) sus puertos eran los más
importantes y eficaces en el mecanismo esclavista. Los holandeses hasta
innovaron en las herramientas; diseñaron un exitoso galeón superápido,
denominado Fluyt (“Barco volador”) que con una bodega amplia, poco calado y
tripulación reducida, se transformó en el barco tipo ideal para el transporte
de esclavos.[15]
Cuando la conquista de parte de Brasil abrió nuevas oportunidades económicas
los escrúpulos morales protestantes (y judíos) se desvanecieron rápidamente. De
manera similar, la simpatía por los sufrimientos de los indígenas americanos a
manos de los españoles, parte de la “Leyenda Negra”, no sobrevivió mucho tiempo
al contacto real, más que ideal, con los indios en la Nueva Holanda. Es
indudable que existía un Common Sense racista que debía necesariamente
participar como trasfondo ideológico para anular toda implicancia moral o
discrepancia ética; someter a los europeos a la Esclavitud era impensable (en
esa época), pero a los africanos y negros sans phrase ya era un asunto
ontológicamente diferente. El Racismo no creó el comercio y tráfico de esclavos
obviamente con las que se benefició Holanda, pero colaboró: le dio a los
europeos una superestructura lógico-moral para participar y tomar parte en él.
O sea: los europeos (incluidos los holandeses) eran racistas mucho antes de que
se involucraron en el comercio de esclavos en el Atlántico. El papel atlántico
de los holandeses fue importante: jugaron un rol decisivo en la combinación de
la tecnología de producción del primer sistema del Atlántico (Norte) con el
capitalismo del llamado segundo sistema del Atlántico. Y dentro de este
mecanismo, los judíos holandeses tuvieron un rol crucial.[16] Como resultado,
las principales zonas productoras de cultivos tropicales de Brasil cambió hacia
el Caribe y las regiones meridionales de América del Norte. La Esclavitud era
la única fuente de trabajo en los dos sistemas, ya que el suministro de mano de
obra era insuficiente tanto por parte de los emigrantes disponibles en el Nuevo
Mundo como los ofrecidos por los amerindios o por los colonos nuevos. La oferta
de mano de obra africana era relativamente elástica, y esta elasticidad forzada
es uno de los elementos clave en la orientación distintiva del segundo sistema
de Atlántico hacia el mercado internacional. Era obvio que la ideología
holandesa de mediados del siglo XVI presentaba dos niveles de la conciencia
moral en la sociedad civil: un conjunto de valores no racistas para su uso en
el hogar (y entre los europeos), y otro, racista, únicamente para su uso en el
mundo exterior (no-europeo). El “doble standard” ético se podía constatar
materialmente: la diferencia entre la fuerza de trabajo muy libre y móvil en la
República Holandesa y simultáneamente la ausencia de una fuerza de trabajo
clásica en la mayoría de las colonias holandesas en el extranjero. En especial
los holandeses judíos tuvieron un papel destacado en este mecanismo: poseían la
titularidad de 59 plantaciones de azúcar en el Brasil recién conquistado por
Holanda y se estima que manejaban un 20% de la producción.[17] En cuanto a la
ética comercial, los holandeses no se limitaban a la raza negra: esclavizaron a
portugueses capturados en el mar, a indonesios en el Índico e incluso
japoneses. ¿Pudo trascender este contradictorio horizonte liberal Spinoza?
De
la crisis interior y exterior que transformó al “marrano de la Razón” Spinoza
de un comerciante multinacional de frutos secos, joyas y operador en la Bolsa
en un solitario filósofo en busca de Dios quedan rastros indirectos, indelebles
pero significativos. La decisión fundamental de Spinoza sucede en el mismo
momento en que la empresa familiar se derrumba económicamente, producto de la
crisis en Brasil y del bloqueo en el Atlántico de Inglaterra. Además se
acumulan deudas no canceladas de su padre. El filósofo nacerá de las ruinas de
un emprendimiento comercial y del rechazo violento y público a la religión de
sus padres. En un escrito crítico sobre la Filosofía de Descartes, Spinoza
expuso en una rara confesión como había superado la mera conciencia burguesa,
la forma de mediación mercantilista, el espíritu del capitalismo plasmado tanto
en el Judaísmo más prosaico como en el novísimo Calvinismo holandés:
“Después que la experiencia me hubo enseñado que todo lo que ocurre en la vida ordinaria es vano y fútil; después de haber visto que todo lo que para mí era objeto o motivo de temor no contenía nada bueno ni malo en sí, fuera de los efecto que ejercía sobre mi Alma, me decidí finalmente a investigar si no habría algo que no fuese un bien verdadero, posible de alcanzar y al cual sólo se pudiera entregarse el Alma una vez rechazadas todas las demás cosas… Veía, por cierto las ventajas que nos procuran los honores y las riquezas y veía, asimismo, que era necesario renunciar a ellas si quería entregarme seriamente a este otro nuevo propósito. Llegué a la conclusión de que aun cuando la Felicidad suprema consistiera en los honores y las riquezas, tendría que privarme de ello… comprendí que la adquisición del Dinero, de la Sensualidad y la Gloria sólo constituyen obstáculos cuando son buscados por sí mismos y no como medios para otros fines…” [18]
Un conflicto moral que aparentemente desgarraba a Spinoza: la escisión entre su
vida diurna, exotérica, de comerciante (incluso indirectamente enriqueciéndose
del trabajo forzado de esclavos) y su vida del espíritu nocturna, esotérica.
Spinoza considera que llevar una vida de comerciante es un “gran obstáculo”, ya
que el Dinero era un bien incierto (falso) “por su propia naturaleza”. Sigue ad
verbatim aquella sentencia de su admirado Demócrito: “Quien quiera gozar de la
paz del Alma no debe ocuparse en muchos asuntos privados o públicos”.[19]
El texto no implica que Spinoza confiese una aversión al comercio per se, en
absoluto, sino que la disposición hacia la Filosofía es un impedimento a la
práctica del comercio como tal, como se lo relata a través de las historia de
Tales de Mileto a su amigo Jarig Jelles, comerciante en especies. Primero
describía “la mísera condición de los que persiguen Honores y Riquezas… los
estados deben perecer y, de hecho, perecen, por el deseo ilimitado de Honores y
Riquezas…”, para más adelante contarle una anécdota filosófica de la
Antigüedad: “No hay más que atender a este razonamiento de Tales de Mileto:
todo –decía– es común entre amigos, los Sabios son amigos de los Dioses y todo
pertenece a los Dioses; ergo: todo pertenece a los Sabios. Así con una palabra,
aquel gran Sabio se hizo riquísimo, más por despreciar noblemente las riquezas
que por buscarlas sórdidamente… los Sabios carecen de riquezas, no porque no
las puedan obtener, sino porque no las quieren.” [20] Esta ruptura
existencial y social con la nueva “Sociedad Comercial” (como le llamaba al
feroz capitalismo naciente Adam Smith) se produce en el período que va de 1656
a 1660, precisamente nuestra historia parte de una carta que Spinoza recibe en
1664 de su amigo Peter Balling, cuando Spinoza es ya otro hombre, un pensador
que puede vivir sin apuros gracias a la renta vitalicia otorgada por un
admirador, pero en el que todavía resuenan las lastres ideológicos del
capitalismo mercantil y el colonialismo holandés transoceánico. Desde el verano
europeo de 1663 Spinoza se encuentra trabajando en su obra más importante, la
futura Etica, libro que el denomina Philosophia, que aunque un escrito
eminentemente de corte metafísico, tiene numerosos desarrollos de filosofía
política fundamentales. La carta es curiosa por muchos motivos, Spinoza es un
pensador muy reservado en sus textos exotéricos y públicos, en el cual poco
puede atisbarse de su vida íntima o de su círculo más privado: es una de las
pocas cartas en las cuales Spinoza evoca una experiencia íntima; en segundo
lugar, esta carta en particular fue elegida por el joven Marx en la composición
de su cuaderno sobre el pensamiento de Spinoza, en el cual resumió extractos
del famoso Tractatus Theologico-Politicus y de sesenta cartas del pensador
holandés.[21]
Peter Balling, joven comerciante amigo de Spinoza, miembro de los famosos
“Colegiantes” (ex Mennonitas, ex Remonstrans, quáqueros disidentes, heréticos
de distinto pelaje y otros Chrétiens sans église) de Rijnsburg, muy culto y
conocedor del griego y el latín, autor de un manifiesto de esta secta
político-religiosa, Het licht op den Kandelaar (Luz sobre el candelabro) de
1662, donde defiende una fe interior cuyo fundamento es la “luz divina”
presente en cada uno de nosotros; parece que podía expresarse en español
(representaba en Amsterdam a comerciantes importantes de España) y eso lo había
acercado más a Spinoza, en 1664 tradujo al holandés la versión spinozista de
los Principia de Descartes; Spinoza lo califica en sus cartas de “muy culto y
prudente”. En la carta susodicha, Balling, al que se la había muerto un hijo de
corta edad hacia poco, relata que tuvo presentimientos y augurios del
fallecimiento con agüeros en forma de quejidos, que anunciaban el fatal
desenlace. Spinoza le responde lo siguiente:
“Lo que yo digo, que no es un caso diferente, ya que puedo confirmar que me ocurrió algo similar el invierno pasado en Rijnsburg[22], se lo explicaré. Cuando una mañana despertaba de un sueño muy pesado, aclarandose ya el cielo, las imágenes que se me representaron en dicho sueño las podía ver nítidamente ante mi como si fueran cosas reales, en particular la aparición de cierto negro brasileño leproso[23], que jamás había visto con anterioridad. Esta imagen desaparecía casi por completo cuando, para distraerme con algo y mantenerme ocupado, mi mirada se fijaba en un libro o en otra cosa; en cuanto yo apartaba la mirada de ese objeto y ya no fijaba mi atención en nada en especial, por momentos reaparecía la imagen del etíope (Æthiopis)[24], con igual intensidad anterior, hasta que de a poco se iba desvaneciendo hasta desaparecer. Esto mismo que acaeció en mis sentidos internos os debió de ocurrir con vuestro oído.”
En
pocos lugares pierde Spinoza la compostura y el férreo control de la
argumentación como en esta carta.[25]
Es además la única referencia explícita en toda la obra de Spinoza a la
generalizada institución de la Esclavitud y a la esclavitud de los negros en
particular. La figura de un amenazante brasileño era para un patricio medio e
informado de Amsterdam, más para comerciante transatlántico como Balling, algo
que no necesitaba de ninguna explicación suplementaria. Recordemos que Spinoza
llega a la conclusión de que su amigo Balling de alucinación auditiva de los
gemidos de su hijo era de hecho un presagio de la enfermedad inminente, porque
se basa en un conocimiento íntimo del niño, mientras que su sueño del negro
sarnoso brasileño no podía ser, en cambio, el producto de una enfermedad física
o el delirio. Spinoza explica el significado del delirio auditivo de Balling,
mientras no puede ser plenamente consciente de su sueño. Es claro que además
Spinoza le agrega el adjetivo negro, nigri. Para los lectores posmodernos de
Spinoza parece no representar ningún problema: por ejemplo Hardt & Negri
señalan, para justificarlo, que nada menos que Kant y Hegel también hablaban de
“negros” en en sus textos. [26]
Analizar una forma de comunicación invariablemente distorsionada, en este caso
un sueño delirante, es por tanto revelar de qué manera sus lagunas, imagos,
repeticiones, omisiones y equívocos son por sí mismos significativos, y,
apuntan a lo reprimido, a lo innombrable, a lo excluído. Si podemos revelar las
condiciones que compelen a un discurso particular (narración de la intensa
aparición de un negro esclavo enfermo) a incurrir en ciertos engaños y
disfraces, igualmente podemos examinar los restos diurnos generados por las
condiciones materiales de una época y lugar, que introducen información
(“contenido manifiesto” según Freud) en el texto de un sueño. Como señala
Eagleton, lo que se produce (sea un sueño diurno o una compleja producción
ideológica) debe entenderse en términos de sus condiciones de producción.
Permítanme sugerirles que Spinoza llegó a la conclusión equivocada acerca de su
propio sueño: él poseía íntimamente los pertrechos ideológicos necesarios para
engendrar la alucinación, el fantasma del esclavo rabioso, la imago nigri. La
causa inmediata del sueño puede haber sido alguna forma de delirio, pero el
contenido del sueño -es decir, la imagen aterradora de una colonia nativa de
esclavos y braceros en rebelión contra sus amos europeos- no podía ser
explicado por causas puramente físicas, sino más bien por la confusa conciencia
mental de Spinoza del capitalismo holandés, de la empresa colonial en sí misma,
del sueño imperial de una Nederlands-Brazilië, de una gran Nieuw-Holland y las
representaciones de esa empresa en su cultura, la calvinista y liberal, en el
núcleo más duro pero más reprimido de la Ideología holandesa. El Esclavismo
como realidad material atravesaba transversalmente la vida de los Spinoza, era
el Business as normal, en una ciudad como Amsterdam, donde los mercaderes
judíos controlaban alrededor del 20% del comercio hacia el año 1630.[27]
Incluso un hermano de Spinoza, Gabriel, había emigrado a la colonia de
Barbados, donde tenía inversiones en plantaciones de azúcar y era propietario
de esclavos; otra media hermana, Rebecca, emigró con dos hijos a Curaçao, una
isla que no tenía economía de plantación importante en sí, pero que se
utilizaba como un depósito central, un enorme slave Entrepôt, y parada de
clasificación de los esclavos africanos con destino a la comercialización en
las colonias inglesas y españolas.[28] El sistema
esclavista era un presencia natural y cotidiana entre la comunidad de ricos
comerciantes de la potente provincia de Holanda. El llamado plan geopolítico
Groot Desseyn (Gran Diseño), en el que colaboraba codo a codo la WIC con el
Estado General de las Provincias Unidas, pretendía establecer una gran colonia
holandesa ex novo, a costa de territorios de Portugal en Angola y Brasil,
explotar el adictivo azúcar a través del tráfico de esclavos africanos en una
única zona económica, plan que comenzó a materializarse con la primera
expedición militar en 1624 para conquistar Bahía.[29] ¿Spinoza delira
con el fracaso del Groot Desseyn? Lo reprimido en la alta Teoría no puede
borrarse sin más, re-aparece como resto diurno claro y simple en un delirio
persecutorio. Su narración de este sueño obsesivo y a ojos abiertos ha sido
debatido por algunos especialistas. En diciembre de 1640 Portugal se separa de
España y la comunidad portuguesa de Amsterdam vuelve a re-establecer vínculos
comerciales con la nueva nación y sus colonias en todo el Mundo, en especial
con la extensa Brasil, y los Spinoza comienzan a importar frutas y nueces del
Algarves portugués. Las nuevas relaciones permiten hacer lobby a favor de los
mercaderes judíos holandeses que se han establecido en el norte de Brasil, en
especial en Recife. Holanda habían invadido los territorios del norte de Brasil
en varias etapas desde 1624, apoyados financieramente por la WIC, la
Geoctroyeerde West-Indische Compagnie, la famosa y primera multinacional de la
historia del Capitalismo: la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales con
sede en Amsterdam. Precisamente el órgano político de Holanda, el Estado
general, donde había muchos amigos y admiradores de Spinoza, le otorgó una
concesión monopólica sobre el tráfico comercial y comercio de esclavos sobre
América y África durante veinticuatro años. Incluso Holanda designó a un virrey
para gobernar sus nuevas conquistas: Johan Maurits van Nassau-Siegen, un administrador
moderno, liberal y que colaboró con la instalación de la comunidad judía en
Recife y Pernambuco. Es sintomático que el templo judío de Recife, ciudad que
se la rebautizará como Mauritsstad, la Kahal Zur Israel, será la primera
sinagoga construida en todas las Américas. Con el Tratado de Münster, en la
primavera de 1648, llega la paz entre el reino de España y las Provincias
Unidas, que le permitirá reanudar relaciones comerciales tanto con el reino
como con sus colonias, abriéndose a Holanda todos los puertos bajo dominio
español, período que se conoce como la “Edad de Oro” de los judíos portugueses
en Amsterdam, aunque un decreto de Felipe IV obligaba a todo judío confeso a
tener como agente intermediario a un agente católico o protestante, que se
quedaba con un 20%. La práctica económica capitalista de la Esclavitud
(sistemática, altamente sofisticada, extensiva e intensiva, con un Profit que
podía llegar al 300%) de los pueblos no-europeos como fuerza de trabajo en las
colonias, era de tal magnitud que a mediados del siglo XVII todo el sistema
económico de Occidente, y su correspondiente acumulación primitiva, estaba
basada en ella.[30]
Inmediatamente Holanda debe enfrentarse a otro imperialismo competitivo:
Inglaterra, quién, a través de una Navigation Act de 1651, impedía que buques
holandeses que partieran de Europa, anclaran en sus aguas y prohibía el
comercio con sus colonias, la primera guerra anglo-holandesa se desatará
finalmente en 1652. No es causalidad que más tarde Kant en su escrito de 1795
Zum ewigen Frieden. Ein philosophischer Entwurf criticará esta geopolítica
esclavista, explotadora, violenta y racista del nuevo capitalismo europeo
acusando a “la conducta hostil de los Estados civilizados de nuestro
continente, en especial de los estados comerciales” y remarcando “la injusticia
que exhiben al visitar a pueblos y países extranjeros (que en su caso es lo
mismo que conquistarlos)”, para finalizar diciendo que “América, los países
negros, las islas de las especies, el Cabo, etc., eran para ellos, al
descubrirlos, países que no pertenecían a nadie, pues a sus habitantes no los
tenían en cuenta para nada. En las Indias orientales (Indostán) introdujeron
tropas extranjeras, bajo el pretexto de establecimientos comerciales, y con las
tropas introdujeron la opresión de los nativos, la incitación de sus distintos
Estados a grandes guerras, hambres, rebelión, perfidia y la letanía de todos
los males que afligen al género humano.” [31]
En
el siglo XV y XVI la Esclavitud como topoi retórico (aunque su origen es
también histórico) se había convertido en la metáfora principal de la Filosofía
política occidental, para connotar todo lo nefasto, perverso y negativo de las
relaciones de poder absolutistas (europeas, no europeas y clásicas). Sin
embargo, la metáfora política se condensó en ideología oficial del naciente
Iluminismo cuando la práctica económica de la Esclavitud se incrementaba
cualitativa y cuantitativamente. La tópica en al ideología funciona con un
depósito de provisiones, de manera sistemática y normativa, en ella se pueden
encontrar las ideas más generales, ad usum delphini, listas para citarse en
todos los escritos y discursos, que fungen como un tipo especial de discurso
demostrativo. Los topoi que se usan en el Iluminismo, la metáfora esclavista es
uno de ellos, son testimonio de una nueva “actitud espiritual” relacionada con
el ascenso de la burguesía comercial y propietaria. La discrepancia escandalosa
entre Theoria y Praxis, entre Ser y Mundo, entre pensamiento y práctica, la
escansión sin resolver, puede adoptar muchas veces la forma del silencio cuando
no se la perciba o cuando se bloquea el aparato conceptual. O bien silenciarla
y fundamentarla al mismo tiempo, como es el caso de Spinoza y de sus
contemporáneos. Esta doble visión, este mirar bizco hacia dos direcciones, era
bastante común en los filósofos del 1500 y 1600. ¿Qué pasaba en la Ideología
holandesa? ¿Era una auténtica anomalía salvaje? ¿O en realidad una simbiosis
paralizante del conflicto burgués? Los pensadores del Iluminismo continental,
incluso los más radicales, utilizaban con generosidad la figura retórica de la
Esclavitud como argumento para enfrentar al Absolutismo, en espacial el
católico y el español, se indignaban contra la Esclavitud qua teoría, mientras
que ignoraban&reprimían soberanamente la práctica concreta, el oficio
terrestre y los frutos crematísticos de la Esclavitud. La cuna del Racismo
moderno (y sus variantes) se cristalizó en Occidente durante el período que va
de 1500 al 1700,[32]
pero la mayoría de los filósofos de la Enlightement (incluso del ala más
radical) aceptaban como “natural” la explotación forzada de millones de
trabajadores esclavos, los Untermenschen de la Modernidad, en las colonias, los
mismos que proclamaban que la Libertad era el estado natural del Hombre y un
Derecho inalienable e intransferible. Untermenschen, o sea: “Sub-hombres”, es
un término generalmente útil, pero tiene que ser subdividido so pena de
comprenderse mal la complejidad ideológica o reducir el Racismo a una
caricatura, un perro de paja. Tradicionalmente se han producido jerarquías
raciales dentro de los grupos subordinados al Capital, por ejemplo, con los
“Bárbaros” que se distinguen de los simples “Salvajes”, los “Orientales” o
“Asiáticos” (eslavos, indios, chinos), por ejemplo, de forma standard, se
sitúan siempre por encima de la mayoría de los nativos americanos, africanos y
aborígenes australianos. Por otra parte, debido a la variedad de los marcos
teóricos racistas que se utilizan para justificarla Esclavitud y el trabajo
forzado, habrá una amplia gama de concepciones que a veces se oponen y entran
en pugna: “Racismo teológico”[33]
versus “Racismo científico”; “Poligénesis” versus “Monogénesis”;
“Ambientalistas” versus “Biologicistas”, etc.; por no hablar de las variedades
internas dentro de cada una de ellas. Uno podría ser inferior a causa de ser un
animal no-humano, por ser una entidad intermedia entre los animales no humanos
y los seres humanos (“Eslabón perdido”), por ser seres humanos de una génesis
diferente inferior evolutivamente, por ser seres humanos de la misma génesis
pero marcado por un retraso evolutivo irreversible, y así sucesivamente. El
concepto de Untermenschen era un concepto dirigido a “simplificar” el
seguimiento de esta situación de inferioridad moral, dar legalidad a la “muerte
social” de poblaciones completas, haciendo una suspensión del juicio en
relación a otras diferenciaciones. Pero una vez que se dictamina, habrá un
enorme número de formas en las que uno puede ser un Untermenschen, una Sub-persona
desde la perspectiva de Occidente y la naciente ideología burguesa: el
Liberalismo. [Continuará]
Notas
[1] Para las noticias sobre la vida
de Spinoza es insustituible el libro todavía vigente de Carl Gebhardt, autor de
la editio definitiva en los 1920’s de
su obra completa: Spinoza, Losada,
Buenos Aires, 1940; también los soberbios trabajos de Steven Nadler: Spinoza. A Life, Cambridge University Press, Cambridge, 1999; Spinoza’s Heresy. Immortality and the Jewish
Mind, Oxford University Press, New York, 2001, y A Book Forged in Hell. Spinoza’s Scandalous Treatise and the Birth of
the Secular Age, Princeton University Press, Princenton, 2011.
[2] Un temprano estudioso de Spinoza
como Feuer, describe a la comunidad judía de Amsterdam como “a virtually
autonomous socio-economic Entity.”; véase: Feuer, Lewis, Spinoza and the Rise of Liberalism, Beacon Press, Boston, 1958, p.
5.
[3] Y en 1678 se prohibió hasta
realizar traducciones en otros idiomas o publicar extractos del libro. Israel,
Jonhattan: “The Banning of Spinoza’s Works in the Dutch Republic (1670-1678)”;
en: Van Bunge, W./ Klever, W. (eds.); Disguised
and Overt Spinozism around 1700, Brill, Leiden, 1996, pp. 3-14. Lo mismo puede decirse de la situación
de emigrado de Descartes, siempre bajo acecho de expulsión y censura, y otros
intelectuales destacados holandeses como Ericus Walten o artistas como De
Hooghe.
[4] La anécdota del llamado padre de
la Medicina moderna en Holanda en: Lindeboom, Gerrit Arie; Herman Boerhaave: the man and his work, Methuen, London, 1968, p.
46 y ss.
[5] Véase: Vaz Dias, A.M. / Van Der
Tak, W.G.; Spinoza, Mercator et
Autodidactas, Nijhoff, La Haya, 1932; se trata de una importante colección
de documentos privados y comerciales de la familia Spinoza.
[6]
Schmitt, Carl; Der Leviathan in der Staatslehre
des Thomas Hobbes: Sinn und
Fehlschlag eines politischen Symbols, Hohenheim Verlag, Colonia/Lövenich,
1938.
[7] Williams, Eric; Capitalismo y Esclavitud, Traficantes de Sueños, Madrid, 2011.
[8] Las cifras
en: Eltis, David; The Rise of African
Slavery in the Americas, Cambridge University Press, Cambridge, 2000, p. 9,
Table I-I.
[9] Los daneses fueron los primeros
en poner fin a la trata de esclavos en 1804; Gran Bretaña aboliría la
Esclavitud en 1831; Francia en 1848; Rusia y los Estados Unidos recién en 1861,
pero la tolerante Holanda aboliría el comercio de esclavos recién en 1863,
siendo una de las últimas naciones europeas en hacerlo.
[10] Zacarías, Moutoukias; Contrabando y control colonial en el siglo
XVII: Buenos Aires, el Atlántico y el espacio Peruano, Centro Editor de
America Latina, Buenos Aires, 1988, pp. 143-47.
[11] Blakely, Allison:
Blacks in the Dutch World: The Evolution
of Racial Imagery in a Modern Society, Indiana University Press,
Bloomington, 2001, p. 8. Véase
la completa base de datos del comercio esclavista, ahora on-line: “Trans-Atlantic Slave Trade Database” (TSTD2),www.slavevoyages.org
[12] Spinoza tenía al morir una biblioteca de
alrededor de 160 volúmenes: Van Rooijen, A. J. Servaas, Inventaire des livres formant la bibliothèque de Bénédict Spinoza, The
Hague: W. C. Tengeler, 1888; Vulliaud, Paul; Spinoza d'après les livres de sa bibliothèque, Chacornac, Paris,
1934; Pannier, J.; Les Livres protestants
chez Spinoza, Etudes religieuses et théologiques, Montpellier, 1935;
AA.VV.; Catalogus van de Bibliotheek der
Vereeniging Het Spinozahuis te Rijnsburg, E. J. Brill, Leyden, 1965.
[13] España fue siempre, hasta el siglo XIX,
dependiente de extranjeros en lo que concernía a sus esclavos, ya fuese porque
se adhería al arbitraje papal que la excluía de África (se le había otorgado a
Portugal), o porque carecía del capital y de las técnicas necesarias para el
tráfico de esclavos. El suculento negocio de proporcionar esclavosal imperio
español, denominado eufemísticamente Asiento
de negros, se convirtió en uno de los trofeos más codiciados y amargamente
disputados de la diplomacia y el comercio internacional.
[14] Alrededor del 7% de las acciones de la
WIC pertenecían a judíos holandeses.
[15] Sobre el tema, véase el trabajo de
Emmer, Pieter, C.; The Dutch Slave Trade
1500-1850, Berghahn Books, Oxford, 2005.
[16] Hacia 1644 los comerciantes
judío-holandeses adquirían el 63% de las compras on-shore de esclavos del tráfico de la WIC hacia Brasil. Véase:
“Jews and New Christians in the Atlantic Slave Trade”, en: The Jews and the Expansion of Europe to the West, 1400-1800, Paolo
Bernardini (Ed.), Berghahn Books, 2004, p. 450. El rol de los judíos en el tráfico de
esclavos del Atlántico, a pesar de la leyenda antisemita propagada por el
historiador Werner Sombart, fue en general muy localizado y de corta duración,
y acotado al nuevo colonialismo holandés.
[17] Ibidem, Drescher, Seymour, p. 475 y ss.
[18] Spinoza, Benedictus; Opera, ii, Winter, Heildelberg, 1925, p.
5 y 6; en español: Spinoza, Baruch; Tratado
de la reforma del Entendimiento. Principios de Filosofía de Descartes.
Pensamientos metafísicos; Alianza, Madrid, 1988, p. 75 y ss.
[19] Demócrito, en: D i e l s/ K r a n z , Die Fragmente der Vorsokratiker, II, p.
12, frag. 3. Esta sentencia había sido apropiada por los epicúreos.
[20] Carta XLIV, 17 de febrero, 1671; en:
Spinoza, Baruch de; Correspondencia
Completa; Hiperión, Madrid, 1988, p. 133-134.
[21] Remitimos al lector a la primera edición
en español del trabajo del joven Marx sobre Spinoza, con estudio preliminar y traducción de
nuestra autoría: Marx, Karl Heinrich; Cuaderno
Spinoza, Montesinos, Mataró, 2012.
[22] ¿Visitó Spinoza a los colegiantes
rebeldes de Rijnsburg en el invierno 1663-1664 para enseñar sus ideas?
Recordemos que Spinoza se mudó a Voorburg en abril de 1663.
[23] Textualmente: “…et praesertim cujusdam nigri et scabiosi Brasiliani quem nunquam
antea videram…” Algunos textos en
español lo traducen como “sarnoso”; otros como “hirsuto” (¡!), en la época se
confundían los síntomas del parásito de la Sarna con las úlceras leprosas, por
otra parte, algunos tipos de infecciones por Sarna, se encuentran con frecuencia
en pacientes que sufren Lepra.
[24] La mayoría de las ediciones al español
(e incluso en inglés) traducen la palabra como “negro”.
[25] El extraño sueño de Spinoza ha sido tema
de debate por especialistas e intérpretes, desde el pionero trabajo de enfoque
psicoanalítico de Feuer: Feuer; Lewis, S.; “The Dream of Benedict Spinoza”, en:
American Imago, XIV, 1967, pp.
225-242: Bertrand, M.; Spinoza et
l’immaginaire, Presse Universitaire de France, Paris, 1983; Rosenthal,
Michael A.; “The Black, scabby Brazilian. Some Thoughts on
Race en Early Modern Philosophy”, en: Philosophy&Social
Criticism, 31, 2005, pp. 211-221; Montag, Warren; Bodies, Masses, Power. Spinoza and his Contemporaries; Verso. London-New York, 1999, p.
84 y ss., en español: Cuerpos, masas,
poder: Spinoza y sus contemporáneos, Tierra de Nadie ediciones, Madrid,
2005; “Chi ha paura della moltitudine?”, en: Quaderni Materialisti, 2003, pp. 63-79. En el influyente libro de
Toni Negri, el sueño de Spinoza es diluído, sin analizar en sus contenidos y su
connexio con la Ideología holandesa,
como mera introducción formal e ilustración filosófica al poder constitutivo de
la imaginación en lo Real: véase: Negri, Antonio; La anomalía salvaje. Ensayo sobre Poder y Potencia en Spinoza;
Anthropos, Madrid, 1993, pp. 157-159.
[26] Lo que es exacto pero no en un contexto
clasista-racista como el de Spinoza. Una pésima comparación, mutatio controversiae, en especial en el
caso de Hegel, del cual no pueden citar ni un ejemplo. La fantasmagórica imagen
del esclavo negro es subsumida en el símbolo creativo de Calibán, el poder
creativo ¡de la imaginación!; véase: Hardt, Michael/ Negri, Antonio; Commonwealth, Belknap Press, Harvard,
2009, p. 99 y ss.; en español: Commonwealth:
El proyecto de una revolución del común, Akal, Madrid, 2011, p. 112; yun
tema que ya había desarrollado, a la sombra del negros sarnoso brasileño, en su
obra clásica: La anomalía salvaje. Ensayo
sobre Poder y Potencia en Spinoza; Anthropos, Madrid, 1993.
[27] El dato en: Steven Nadler: Spinoza. A Life, Cambridge University Press, Cambridge, 1999, p. 22.
[28] Por la época se estimaban que llegaban
cada semana a Curaçao entre 1000 y 2000 esclavos.
[29] Israel,
Jonathan I.; The Dutch Republic: Its
Rise, Greatness and Fall, 1477-1806, Oxford University Press, Oxford-New
York, 1995.
[30] Véase: Emmer, Pieter,
C.: “The Dutch and the Making of the Second Atlantic System”; en: Solow, Barbara
L. (ed.), Slavery and the Rise of the
Atlantic System, Cambridge University Press, Cambridge, 1991), pp. 75–96.
[31] En español: Kant, Immanuel; Sobre la paz perpetua; Tecnos; Madrid, 1998.
Algunos investigadores han sostenido que Kant es el creador del concepto
moderno de Raza, no del Racismo per se,
como Emmanuel Eze, “The Color of Reason: The Idea of 'Race' in Kant's
Anthropology”; en Eze, E. (ed.), Postcolonial
African Philosophy: A Critical Reader, Blackwell, Cambridge, 1997, pp.
103-40; debate la tesis de Eze, Charles W. Mills: “Kant's Untermenschen”: en:
Valls, Andrew (ed.); Race and Racism in
Modern Philosophy, Cornell University Press, Ithaca, 2005, pp. 169-93.
[32] Véase la
historia general de Georg L. Mosse: Toward
the Final Solution: A History of European Racism, University of Wisconsin
Press, Madison, 1985.
[33] Los tres principales grupos raciales
reconocidos en la Modernidad, blancos, amarillos y negros, en tanto descendientes
de los tres hijos de Noé: Jafet, Sem y Cam, tal como lo creía, por ejemplo, el
almirante Cristóbal Colón cuando encontró los primeros indígenas en el Caribe.