
José A. Gómez Di
Vincenzo
Especial para Gramscimanía |
Según Gramsci, el concepto de ortodoxia debe renovarse y
volverse a referir a sus fuentes originales. En vez de buscarse la ortodoxia en
tal o cual marxista o en tal o cual tendencia ligadas a corrientes extrañas al
materialismo histórico , ésta debe sondearse “en el concepto fundamental de que
la filosofía de la praxis se basta a sí misma, contiene en sí misma todos los
elementos fundamentales para construir no sólo una concepción del mundo total e
integral, una filosofía y una teoría totales de las ciencias naturales, sino
también para vivificar una organización práctica integral de la sociedad”. (p.
51)
Así, “ortodoxia” se asocia mejor al concepto de
“revolucionario” que al de “conservadurismo dogmático”. Para Gramsci, una
teoría es revolucionaria si permite una separación y distinción consciente de
dos campos, siendo inaccesible para un adversario. Si se considera que la
filosofía de la praxis (recordemos que con estas palabras Gramsci designaba al
materialismo histórico) no es autónoma de otras filosofías o religiones
tradicionales no se ha roto entonces los lazos con el viejo mundo o se ha capitulado.
La filosofía de la praxis no necesita apoyos externos.
Gramsci sostiene que en el manual de Bujarin, la filosofía
de la praxis queda subordinada al materialismo vulgar del mismo modo que otros
intelectuales la subordinan al idealismo clásico. Para el marxista italiano el
error se da porque se confunde la cultura filosófica personal de Marx con los
orígenes y las partes constitutivas de la filosofía de la praxis. Si bien el
estudio de la cultura filosófica de Marx es interesante no debe olvidarse que
dicho estudio forma parte de la reconstrucción de su biografía intelectual en
los que elementos del spinozismo,
feuerbachismo, hegelianismo y demás no son esenciales de su propia posición
filosófica ni el materialismo histórico puede reducirse a aquellas influencias.
En palabras de Gramsci:
“La filosofía de la praxis no se confunde con, ni se reduce a ninguna otra filosofía: no sólo es original, por cuanto supera las filosofías precedentes, sino especialmente por cuanto abre una vía completamente nueva, es decir, renueva totalmente el modo de concebir la filosofía misma”. (p. 53)
Según el marxista italiano, a la hora de evaluar la
filosofía de la praxis, debe cargarse las tintas en el término histórico más
que en materialismo. “La filosofía de la
praxis es el historicismo absoluto, la mundanización y la terrenalidad absoluta
del pensamiento, un humanismo absoluto de la historia.” Es por este camino
que debe profundizarse en el materialismo histórico. (p. 54)
A continuación, Gramsci trata de entender cómo se utiliza el
término “materia” en el Ensayo Popular. Se preocupa por la falta de
rigurosidad a la hora de precisar el término. Resulta claro que en el
materialismo histórico, materia no debe entenderse como se entiende en las
ciencias naturales ni en el sentido que utiliza el término la metafísica
materialista clásica. Desde la mirada tradicional las propiedades de la materia
son consideradas sólo en la medida en que se convierten en un producto
económico. Por el contrario, la materia debe considerarse como un producto
social e histórico. La ciencia natural es un producto histórico también, una
relación humana. En efecto, las propiedades que la ciencia ve en la materia van
apareciendo y cambiando según los requerimientos del proceso de producción y
del tipo de relaciones sociales históricamente dadas. En este sentido, es más
preciso hablar de creaciones humanas que de descubrimientos de propiedades
preexistentes en la materia. Las propiedades mecánicas del vapor no
preexistieron a la máquina de vapor. A partir de la praxis históricamente
determinada fue que por ejemplo, la electricidad pasó de ser una fuerza natural
abstracta a convertirse en una fuerza productiva y a operar en la
historia.
“En realidad, la filosofía de la praxis no estudia una máquina para conocer y establecer la estructura atómica de su material, las propiedades físico-químico-mecánicas de sus componentes naturales (objeto de estudio de las ciencias exactas y de la tecnología) sino que loa estudia como momento de las fuerzas materiales de producción, como objeto de propiedad de determinadas fuerzas sociales, como expresión de una relación social que corresponde a un determinado período histórico.” (p. 55)
Gramsci utiliza para la crítica el ejemplo de cómo se da
tratamiento a la física atómica en el Ensayo Popular. Allí, Bujarin
sostiene que la nueva teoría atómica destruye el individualismo. Según el
marxista italiano proceder argumentalmente de ese modo lleva a un “idealismo
abstracto”. Gramsci se pregunta cómo es que la realidad atómica no ha operado
siempre aún durante el auge del individualismo y en cambio tuvo que esperar a
que los hombres descubran las leyes y teorías del átomo para ejercer su
influencia destructora. Cabría sostener que los hombres se dejan influenciar u
obedecen las leyes naturales que conocen como se muestran sumisos frente
a las sancionadas por el parlamento y publicadas en el boletín oficial.
Cualquier ignorante de las leyes de gravitación estaría a salvo si tomara la
decisión de tirarse de un décimo piso.
En rigor, según Gramsci:
“… este no es más que uno de tantos elementos del Ensayo popular que demuestran la superficialidad del planteamiento del problema de la filosofía de la praxis y que demuestran también que no se ha sabido dar a esta concepción del mundo su autonomía científica y la posición que le corresponde frente a las ciencias naturales o, peor aún, ante el vago concepto de ciencia en general propio de la concepción vulgar del pueblo”. (p. 57)
Ahora bien, hay algo más aun. ¿Cómo es posible que una ley
natural que por su propio carácter es inmutable como reflejo de una realidad
natural de cuenta de aquello que sucede en la sociedad humana históricamente
cambiante? Parece que lo que Bujarin pretende es que o bien las revoluciones
sociales tales como el paso del corporativismo medieval al individualismo
capitalista son anticientíficas o abortos de la naturaleza. En la historia
natural opera una lógica diferente que en la historia de las sociedades
humanas. La historia de las sociedades deber abordarse dialécticamente. No es
la teoría atómica, ni ninguna teoría científica, la que explica la historia
humana sino precisamente al revés, es la historia la que condiciona las teorías
científicas.