
Una comisión investigará la presunta “desaparición” de un hipotético
Cuaderno de Gramsci
El misterio continúa. Resumen de los antecedentes: En
verdad, ¿falta uno de los Cuadernos de la Cárcel? Teóricamente ¿eran 30
cuadernos y no 29? Esta es la tesis de Franco Lo Piparo, estudioso de Gramsci y
de lingüística, sostenida en su libro “Las
dos cárceles de Gramsci. La prisión fascista y el laberinto comunista”.
Hoy, Lo Piparo que había debatido en el periódico L’Unità con Gianni Francioni,
replica y plantea de nuevo sus argumentos. Con nuevos “indicios” sobre el
Cuaderno “robado” o desaparecido, los expone en el Corriere della Sera. ¿De qué se trata? ¿De una discrasia
caligráfica entre la mano de Tatiana Schucht y de otra mano misteriosa? Es
decir: la escritura en números romanos, con una etiqueta pegada a los Cuadernos
XXII-XXIII por Tania, no concuerda grafológicamente con la redacción de otras
etiquetas colocadas por ella misma, quien, entre muchas confusiones y errores,
se había encargado de la clasificación de cada uno de los Cuadernos. Hay un
experto que lo confirmaría: el profesor Pietro Pastena, consultor en varias
instituciones judiciales. Entonces, esta caligrafía diferente como indicio,
precisamente sobre una de las etiquetas octogonales en números romanos que la
cuñada de Gramsci colocó a los fascículos, después de su muerte, a mediados de
junio de 1937, y antes de enviarlos a Moscú.
Y es en la escritura diferente, precisamente de un presunto
Cuaderno XXXII (faltante), que en la hipótesis de Lo Piparo podría contener la
prueba de una renuncia de Gramsci al comunismo y su paso [*] al liberalismo (¿o
a la socialdemocracia?). Está demás decir que, dicho sea de paso, que habría
sido Palmiro Togliatti a esconder el Cuaderno “herético”, en vista de que fue
Ercoli el primero en querer estudiar el legado gramsciano. Como es sabido,
Gramsci quiso confiar esta tarea a Piero Sraffa, no a Ercoli.
Para dilucidar lo planteado en su libro, Lo Piparo ha
solicitado formalmente a Giuseppe Vacca, presidente de la Fundación Gramsci, y
quien se cuenta entre los máximos estudiosos gramscianos, la constitución de un
grupo de trabajo. Esta Comisión sería presidida por el “antagonista” Gianni
Falcione, historiador de la filosofía y máximo artífice del la nueva edición
nacional crítica de los Cuadernos, no la “cronológica”, sino la basada en
criterios lógicos y neo-filológicos. Giuseppe Vacca, en nombre de la Fundación
Gramsci, responde positivamente a la solicitud de Lo Piparo. Agradece y acepta complacido
el desafío de Lo Piparo: la comisión se nombrará. Sería autorizada para
examinar de visu y materialmente
–sobre los manuscritos originales– la congruencia filológica de la hipótesis de
Lo Piparo, eventuales faltas, anomalías grafológicas, etc., con el fin de
determinar de una vez por todas la existencia o no del Cuaderno fantasma.
[…] Ahora no queda más que esperar el debate, el cual, antes
de producir algún resultado deberá pasar a través de una fuerte confrontación. Mientras
tanto y para seguir la confrontación, aquí están un par de detalles: Los
Cuadernos están custodiados y resguardados en un banco, pero con la posibilidad
de ser consultados físicamente, no con otros medios, como lo sugiere Lo Piparo.
Los cuadernos son 36: Los teóricos son 29; 4 son de traducciones, 2 que no han
sido clasificados (el 17 bis y el 17 ter.). A estos hay que sumarle el índice
realizado por Tatiana Schucht. Más de una vez se han dicho que son treinta, excluyendo
el índice, más dos que están sin uso y los cuatro de traducciones. En fin, para
Lo Piparo, en diciembre de 1932, a través de un “mensaje” a la esposa Julia,
que había portado Tatiana, Gramsci habría pretendido solicitar a Stalin que
tramitara su excarcelación. La razón: ya no era más militante comunista sino un
liberal. Esto es francamente poco creíble, más allá de cualquier especulación
filológica
[*] En Venezuela esta acción se denomina “salto de talanquera”.