
Al plantear la cuestión del sujeto de la historia, es
necesario intentar una mayor precisión acerca de lo interrogado, pues la
significación del término “sujeto” es cualquier cosa menos comprensible de
suyo. Aun sin considerar los diversos significados de esta noción cuando se
trata del sujeto lógico o epistemológico, sigue siendo ambiguo y confuso lo que
pueda entenderse por “sujeto”. Etimológicamente significa “lo puesto debajo” o
“lo que se encuentra en la base”: de ahí un sentido semejante al del término
“sustancia”. A este sentido etimológico responde las más de las veces el
significado ontológico del vocablo “sujeto”, conforme con el; cual el sujeto es
el ente que está en la base sosteniendo o sustentando una determinada realidad.
De acuerdo con el sentido mencionado, pues, el término “sujeto” indica la
relación de un ente con una realidad sostenida por él o, lo que es igual, con
una realidad en alguna manera dependiente del sujeto sustentante.
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El término adquiere un sentido derivado del anterior cuando
se define al sujeto por oposición al objeto: significa entonces una entidad
autónoma cuya actividad permite el establecimiento de relaciones, a diferencia
del simple “objejto” o entidad pasiva de tales relaciones. Se puede extremar
esta significación haciendo del sujeto el polo activo y constituyente
enfrentado al objeto concebido como polo pasivo y constituido. Al plantear,
pues, la cuestión del sujeto de la historia se estaría interrogando bien por el
ente que está en la base sustentando el proceso histórico o bien por el ente
constituyente de tal proceso. La primera pregunta remite a una problemática
metafísica ya que exige como respuesta el señalamiento de un ente que, estando
“más allá” o “debajo” pero, en definitiva, fuera de la historia, sea, sin
embargo, la base sustentante de la misma. La segunda pregunta, en cambio, tiene
una apariencia de mayor legitimidad, por cuanto interroga por una subjetividad
libre, un centro de iniciativas, autor responsable de sus actos, es decir,
interroga por el ente de cuya actividad el proceso histórico sería el
resultado. Entendida así, la pregunta por el sujeto de la historia sería
equivalente a la pregunta acerca de quién hace la historia.
Pereyra,
Carlos. “El sujeto de la historia” en Dialéctica, año 1, no. 1, Universidad
Autónoma de Puebla, 1976, pp. 71-91.