“El pasadismo que
tanto ha oprimido y deprimido el corazón de los peruanos es, por otra parte, un
pasadismo de mala ley. El periodo de nuestra historia que más nos ha atraído no
ha sido nunca el periodo incásico. Esa edad es demasiado autóctona, demasiado
nacional, demasiado indígena para emocionar a los lánguidos criollos de la
República. Estos criollos no se sienten, no se han podido sentir, herederos y
descendientes de lo incásico. El respeto a lo incásico no es aquí espontáneo
sino en algunos artistas y arqueólogos. En los demás es, más bien, un reflejo
del interés y de la curiosidad que lo incásico despierta en la cultura europea.
El amor al virreinato le parece a nuestra gente un
sentimiento distinguido, aristocrático, elegante. Los balcones moriscos, las
escalas de sedas, las ‘tapadas’, y otras tonterías, adquieren ante sus ojos un
encanto, un prestigio, una seducción exquisitas. Una literatura decadente,
artificiosa, se ha complacido de añorar, con inefable y huachafa ternura, ese
pasado postizo y mediocre.
(…) la colonia no nos ha legado sino una calesa, un caserón,
unas cuantas celosías y varias supersticiones. Sus vestigios son
insignificantes. Y no se diga que la historia del virreinato fue demasiado
fugaz ni Lima demasiado chica. Pequeñas ciudades italianas guardan, como
vestigio de trescientos o doscientos años de historia medieval, un conjunto
maravilloso de monumentos y de recuerdos. Y es natural. Cada una de esas
ciudades era un gran foco de arte y cultura.
Adorar, divinizar, cantar el virreinato es, pues, una
actitud de mal gusto. (…) La época ‘rococó’ fue de una aristocracia auténtica.
Francia, sin embargo, no siente ninguna necesidad espiritual de restaurarla (…)
La ‘Lima que se va’ no tiene ningún valor serio, ningún perfume poético, aunque
Gálvez se esfuerce por demostrarnos, elocuentemente, lo contrario. Lo
lamentable no es que esa Lima se vaya, sino que no se haya ido más de prisa”
Pasadismo y futurismo, revista
Mundial, 28 noviembre de 1924
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“Mientras el Virreinato era un régimen medieval y
extranjero, la República es formalmente un régimen peruano y liberal. Tiene,
por consiguiente, la República deberes que no tenía el Virreinato. A la
República le tocaba elevar la condición del indio. Y contrariando este deber,
la República ha pauperizado al indio, ha agravado su depresión y ha exasperado
su miseria. La República ha significado para los indios la ascensión de una
nueva clase dominante que se ha apropiado sistemáticamente de sus tierras.”
“Una política realmente nacional no puede prescindir del
indio, no puede ignorar al indio. El indio es el cimiento de nuestra
nacionalidad en formación (…) Cuando se habla de la peruanidad, habría que
empezar a investigar si esta peruanidad comprende al indio. Sin el indio no hay
peruanidad posible”
“El problema del indio, que es el problema del Perú, no
puede encontrar su solución en una fórmula abstractamente humanitaria (…) La
solución del problema del indio tiene que ser una solución social. Sus
realizadores deben ser los propios indios”
El problema del Indio, revista
Mundial, diciembre de 1924
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“Recuerdo nuestro encuentro en el Tercer Congreso Indígena,
hace un año. El estrado y las primeras bancas de la sala de la Federación de
Estudiantes estaban ocupadas por una polícroma multitud indígena. En las bancas
de atrás, nos sentábamos los dos únicos espectadores de la Asamblea. Estos dos
únicos espctadores éramos Zulen y yo. A nadie más había atraído este debate.
Nuestro diálogo de esa noche aproximó definitivamente nuestros espíritus”
Vidas paralelas E.D. Morel – Pedro S.
Zulen, revista Mundial, 1925
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“Lo que afirmo, por mi cuenta, es que de la confluencia o
aleación de ‘indigenismo’ y socialismo, nadie que mire al contenido y a la
esencia de las cosas puede sorprenderse. El socialismo ordena y define las
reivindicaciones de las masas, de la clase trabajadora. Y en el Perú las masas
-la clase trabajadora- son en sus cuatro quintas partes indígenas. Nuestro
socialismo no sería, pues, peruano -no sería siquiera socialismo- si no se
solidarizase, primeramente, con las reivindicaciones indígenas”
“Confieso haber llegado a la comprensión, al entendimiento
del valor y el sentido de lo indígena, en nuestro tiempo, no por el camino de
la erudición libresca, ni de la intuición estética, ni siquiera de la
especulación teórica, sino por el camino -a la vez intelectual, sentimental y
práctico-, del socialismo”
Indigenismo y Socialismo. Intermezzo
polémico. Revista Mundial, 25 febrero 1927
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“En contraste con la política formalmente liberal y prácticamente
gamonalista de nuestra primera centuria, una nueva política agraria tiene que
tender, ante todo, al fomento y protección de la ‘comunidad’ indígena. El
ayllu, célula del Estado incaico, sobreviviente hasta ahora, a pesar de los
ataques de la feudalidad y el gamonalismo, acusa aún vitalidad bastante para
convertirse, gradualmente, en la célula de un Estado socialista moderno”
Principios de Política Agraria
Nacional, Revista Mundial, 1 de julio de 1927
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“Porque la tradición es, contra lo que desean los
tradicionalistas, viva y móvil. La crean los que la niegan para renovarla y
enriquecerla. La matan los que la quieren muerta y fija, prolongación de un
pasado en un presente sin fuerza, para incorporar en ella su espíritu y para
meter en ella su sangre.
No hay que identificar la tradición con los
tradicionalistas. El tradicionismo (…) es en verdad, el mayor enemigo de la
tradición. Porque se obstina interesadamente en definirla como un conjunto de
reliquias inertes y símbolos extintos”
Heterodoxia de la tradición, revista
Mundial, 25 de noviembre de 1927
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“Para nuestros tradicionalistas, la tradición en el Perú es,
fundamentalmente, colonial y limeña. Su conservatismo, pretende imponernos,
así, una tradición más bien española que nacional (…)
“Mientras ha dominado en el país la mentalidad colonialista,
hemos sido un pueblo que se reconocía surgido de la conquista. la conciencia
nacional criolla obedecía indolentemente al prejuicio de la filiación española.
La historia del Perú empezaba con la empresa de Pizarro, fundador de Lima. El
Imperio Incaico no era sentido sino como prehistoria. Lo autóctono estaba fuera
de nuestra historia y, por ende, fuera de nuestra tradición. Este
tradicionalismo empequeñecía a la nación, reduciéndola a la población criolla o
mestiza”
“(…) el pasado incaico ha entrado a juestra historia,
reivindicado no por los tradicionalistas sino por los revolucionarios (…) La
revolución ha reivindicado nuestra más antigua tradición”.
La Tradición Nacional, revista
Mundial, 2 de diciembre de 1927
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“Recuerdo el imprevisto e impresionante tipo de agitador que
encontré hace cuatro años en el indio puneño Ezequiel Urviola. Este encuentro
fue la más fuerte sorpresa que me reservó el Perú a mi regreso de Europa.
Urviola representaba la primera chispa de un incendio por venir. Era el indio
revolucionario, el indio socialista. Tuberculoso, jorobado, sucumbió al cabo de
dos años de trabajo infatigable. Hoy no importa ya que Urviola no exista. Basta
que haya existido. Como dice Valcárcel, hoy la sierra está preñada de
Espartacos”.
“La reivindicación indígena carece de concreción histórica
mientras se mantiene en un plano filosófico o cultural. Para adquirirla -esto
es, para adquirir realidad, corporeidad-, necesita convertirse en
reivindicación económica y política. El socialismo nos ha enseñado a plantear
el problema indígena en nuevos términos. Hemos dejado de considerarlo
abstractamente como problema étnico o moral para reconocerlo concretamente como
problema social, económico y político. Y entonces lo hemos sentido, por primera
vez, esclarecido y demarcado.”
Prologo de Tempestad en los Andes,
Editorial Minerva, Lima, 1927
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“Todas las tesis sobre el problema indígena, que ignoran o
eluden a éste como problema económico social, son otros tantos estériles
ejercicios teoréticos -y a veces sólo verbales- condenados a un absoluto
descrédito. No las salva a algunas su buena fe. Prácticamente, todas no han
servido sino para ocultar o desfigurar la realidad del problema. La crítica
socialista lo descubre y esclarece, porque busca sus causas en la economía del
país y no en su mecanismo administrativo, jurídico o eclesiástico, ni en su
dualidad o pluralidad de razas, ni en sus condiciones culturales y morales. La
cuestión indígena arranca de nuestra economía. Tiene sus raíces en el régimen
de propiedad de la tierra”
“El nuevo examen del problema indígena, por esto, se
preocupa mucho menos de los lineamientos de una legislación tutelar que de las
consecuencias del régimen de propiedad agraria. (…) Esta crítica repudia y
descalifica las diversas tesis que consideran la cuestión como uno u otro de
los siguientes criterios unilaterales y exclusivos: administrativo, jurídico,
étnico, moral, educacional, eclesiástico”.
“La suposición de que el problema indígena es un problema
étnico, se nutre del más envejecido repertorio de ideas imperialistas. El
concepto de las razas inferiores sirvió al Occidente blanco para su obra de
expansión y conquista. Esperar la emancipación indígena de un activo
cruzamiento de la raza aborigen con inmigrantes blancos, es una ingenuidad
antisociológica, concebible sólo en la mente rudimentaria de un importador de
carneros merinos”.
El problema del Indio, en Siete
Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, Editorial Minerva, 1928
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“No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América
calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra
propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indoamericano.”
Aniversario y balance, revista Amauta,
N° 17, septiembre de 1928
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“El socialismo encuentra, lo mismo en la subsistencia de las
comunidades que en las grandes empresas agrícolas, los elementos de una
solución socialista de la cuestión agraria, solución que tolerará en parte la
explotación de la tierra por los pequeños agricultores, ahí donde el
yanaconazgo o la pequeña propiedad recomienden dejar a la gestión individual,
en tanto que se avanza en la gestión colectiva de la agricultura, las zonas
donde ese género de explotación prevalece. Pero esto, lo mismo que el estímulo
que se presta al libre resurgimiento del pueblo indígena, a la manifestación
creadora de sus fuerzas y espíritu nativo, no significa en lo absoluto una
romántica y antihistórica tendencia de construcción o resurrección del
socialismo incaico, que correspondió a condiciones históricas completamente
superadas y del cual sólo quedan como factor aprovechable dentro de una técnica
de producción perfectamente científica, los hábitos de cooperación y socialismo
de los campesinos indígenas. El socialismo presupone la técnica, la ciencia, la
etapa capitalista, y no puede importar el menor retroceso en la adquisición de
las conquistas de la civilización moderna, sino, por el contrario, la máxima y
metódica aceleración de la incorporación de estas conquistas en la vida
nacional”.
Principios Programáticos del Partido
Socialista, pto. 6, octubre de 1928
El presente
trabajo es una breve selección de textos en torno al tema indígena formulados
con notable perspicacia y profundidad allá en la década del 20. De esta manera
rendimos homenaje a José Carlos Mariátegui la Chira, por su digno aporte a la
formación de una conciencia social en Nuestramérica.